Hombre multifunción, si los hay. Capaz de ir manejando, te va diciendo cuanto falta para el destino fijado, cómo se llama el accidente geográfico que estamos transitando según IGM, te cuenta la historia del puestero que se ve allá lejos, al que lo llamó por teléfono para pedirle permiso, mientras va buscando la llave de 10 mm para ajustar el soporte del chirimbolo que guardó adentro del farol que se saca abriendo la guantera, corriendo el pitutito que hace que no se caiga el soporte del gps. Todo eso mientras te ceba un terrible mate helado con su típico gorrito Adidas color violeta.
Y si necesitas una clampetita para el transbalador delantero, pedísela en medio de alguna desolada meseta, que él tiene una.
Asi es Pampa.
Y así lo queremos.
Después de la grata sorpresa de ISLAS, un breve trayecto de asfalto nos deposita en VALDÉS, un poblado de cierta importancia y muy pintoresco con grandes palmeras que adornan su principal avenida con boulevard, de tierra, que costea el ferrocarril.
Sábado al mediodía era un desierto total, sólo estábamos nosotros…
Hasta acá llega el asfaltoSimpático Boulevard de ValdésRecorriendo ValdésLlegando a la estación de VALDÉSUn desierto total un sábado a mediodíaPor el andén…Nomenclador de VALDESEstación VALDESFrente de estación VALDESLas vías están pero no se venUna artística del alambrado del andénPampa 03 en VALDES
AGUSTIN MOSCONI (280 habitantes) es el próximo eslabón de la cadena, al cual accedemos por un camino vecinal que costea las vías enhebrándola varias veces.
Otro pueblo desierto en la siesta del sábado, en el medio de los arenales del oeste.
Llegada a MOSCONIEstación MOSCONIEstación MOSCONIAndén de MOSCONINomenclador MOSCONIUna vieja estación de servicio del siglo pasado
Luego de un infructuoso intento de costear las vías para llegar a HUETEL, debimos recular y hacer un largo rodeo para acceder a esta estación sin pueblo, aunque con una interesante historia de una estancia homónima que aloja un palacio de los más suntuosos del país, cuyo resumen lo pueden leer AQUÍ. No intentamos siquiera visitarlo a sabiendas que es difícil, sólo pasamos por la estación.
Llegando a HUETEL desde MOSCONIAlguna dependencia de estancia HUETELEnorme galpón en la estancia HUETELLlegando a estación HUETELNomenclador de HUETELLo que queda del andén de HUETELLa estación HUETELGalpón de la estación HUETELEscuela de HUETEL
A DEL VALLE (889 habitantes) llegamos volviendo a costear a las vías por muy arenosos caminos donde nos encontramos con una población importante con instalaciones impecables. Tiene su nombre en memoria del coronel Narciso Del Valle, participó en las operaciones militares contra los aborígenes en el siglo XIX.
Arenoso camino costeando las víasAsí nos recibe DEL VALLEProlija estación de DEL VALLENomenclador de DEL VALLEPampa en la estación fotografiando a Pampa 03Otro tanque de agua de madera en DEL VALLEDEL VALLEBalanza en el andénLas vías están pero no se ven, como en todo el ramal
Por último, también costeando las vías, llegamos a final de nuestro recorrido por el ramal, al prolijo pueblo de HALE (210 habitantes)
Prolija estación HALEProlija estación HALEProlija estación HALEEl parque que rodea la estación HALE
Y así completamos lo que nos faltaba de este ramal que a partir de allí hacia el sur, desde SANTOS UNZUÉ hasta RIVERA ya lo habíamos recorrido con mi entrañable amigo Coco, hace unos años, cuando visitamos 33 estaciones de un saque.
Volvimos a la RN205 cerca de Bolívar sin planes especiales, los que inventamos mientras nos tomábamos unos mates y nos llevaron a un extraño desvío por los pagos del ferrocarril provincial.
El título engaña. No fueron varios pueblitos ni muchas islas con la que empezamos esta «breve» recorrida ferroviaria de 850 km, donde estrenamos a Pampa 03 por el centro bonaerense en algunos caminitos de tierra.
Después de llegar a Saladillo por la RN205, hicimos unos kilómetros por la RP51 hacia el norte y a poco de andar nos bajamos del asfalto y nos internamos por los arenales con la idea de recorrer el ramal ferroviario 25 de Mayo – Bolívar en el tramo que aún no conocíamos, entre ISLAS y DEL VALLE.
Pampa 03 fuera del asfalto
Deambulamos por caminos vecinales intrincados y antes de arrimarnos a ese ramal pasamos por el costado de una vieja conocida, la estación PUEBLITOS, visitada allá lejos y hace tiempo en el 2010, justo en el preciso momento que España se consagraba Campeón de Mundo de fútbol venciendo a Francia y justo también cuando se producía un eclipse solar. Momento inolvidable con los viejos amigos del Suzuki Club, que nos obligó a volver a pasar para recordarlo. AQUÍ la vieja crónica de esa visita.
El nomenclador fue reparado desde aquella vezEstá habitada y con el predio bastante bien cuidadoEstancia EL PUEBLITOLa única calle de PUEBLITOSEl viejo almacén de ramos generales que hace 13 años tenía aún carteles de antiguas propagandas. Ya no.Llegando al downtown de PUEBLITOSViejas construcciones aún quedan en pie
La estación está habitada y bastante cuidada y el lugar sigue tan despoblado y solitario como siempre. Paramos a comer unos sándwiches frente a la escuela del lugar y disfrutar del tranquilo entorno.
Bucólico lugarA comer algo..
Ya descubrieron la primer parte del título de la entrada. Mas luego continuamos contorneando campos y bañados por huellas apenas marcadas, hasta que logramos salir en las cercanías de la primera estación del ramal que pensábamos visitar: ISLAS. Acá el otro motivo del título.
ISLAS nos recibe así…
ISLAS nos sorprendió: está a la vera de la ruta asfaltada, semi oculta dentro de un monte cerrado, pero para nuestra sorpresa, llena de vida y casi con esplendor pese a que hace mucho que no circulan trenes.
Andenes de ISLAS, impecablesAndén de pasajeros, impecableNomenclador, impecableLa estación, impecableTanque de maderaTanque de maderaGruesas columnas de madera del tanque
Ocurre que un curioso y muy amable personaje, que se afincó allí después de pelear por mucho tiempo su posesión con la gente de ferrocarriles, se la puso al hombro y la transformó en un centro cultural donde se realizan eventos con regularidad. Por supuesto, vive feliz allí, desarrollando además actividades rurales en este bucólico ambiente.
Se trata de Gustavo, quien inmediatamente se acercó a nosotros al vernos estacionar y nos mostró con orgullo todas las instalaciones recuperadas restauradas con sus propias manos y nos contó interesantes historias del lugar y de las actividades que allí desarrollan, desde talleres de tejeduría hasta recitales folclóricos, pasando por peñas y otros eventos.
Con el amigo GustavoBarra del salón de eventosEscenario en el galpón de cargasHermoso cuadro realizado con lana por tejedorasInvernáculo para cultivo de verduras
Sin planearlo estuvimos allí casi una hora disfrutando de Gustavo y sus historias del lugar, el cual recomiendo visitar especialmente.
Retomamos la recorrida ya que el objetivo era rodar a Pampa 03 y los próximos pasos serían enhebrar los pueblos y estaciones que siguen hacia el oeste, empezando por VALDES hasta llegar a DEL VALLE.
Primera actividad de la mañana fue ir a visitar la casa del Chacho Peñaloza, donde fue asesinado brutalmente, después de rendirse frente al enemigo.
Fue el 12 de noviembre del año 1863 durante la presidencia de Bartolomé Mitre y luego de matarlo, exhibieron su cabeza en una pica en la plaza de Olta.
La muerte del Chacho inundó de tristeza a La Rioja, debido a que el caudillo era una figura muy popular. Cosas oscuras de la historia, que según quien la cuenta y en que contexto se la encaja, se pasa de héroe a villano y viceversa.
Homenaje al Chacho Peñaloza
La Discovery se venía quejando al pasar los cambios y finalmente se plantó. Y no hubo más caso. Mientras el resto del grupo se fue a pasear por los alrededores, de Olta, con Claudio nos abocamos a tratar de analizar el problema en la YPF de la RP76, el cual se reveló como una rotura de una selectora de plástico en la base la palanca de cambios.
La piecita de la caja que nos hizo transpirar
Una ingeniosa reparación con «Perbond» y unos rezos esotéricos a San Land Rover nos pusieron en camino nuevamente y nos encontramos con el grupo en el dique de Anzulón para iniciar la recorrida de las sierras del sur de La Rioja.
Dique de Anzulón
Primero nos dirigimos a Desiderio Tello, donde pasamos a visitar la estación ferroviaria en desuso y abandonada a su suerte, como verán en el carrusel siguiente:
Luego ya nos adentramos por las huellas y caminos de tierra por el corazón del sur de las sierras riojanas.
Era un enigma lo que había allí adentro y la intención era conocerlas en profundidad por lo que le dedicaríamos un par días para meternos en todas las sendas que aparecieran.
Subimos hacia el norte pasando por ignotos caseríos como Chelcos, Árbol Barrido, El Cerco, El Quemado, Mollaco y Nacate, disfrutando de solitarios y novedosos paisajes y angostas huellas enroscadas, sin mucha dificultad.
Huella que se interna en las sierrasTrepadas interesantes hacia El Quemado
Más fotos de este tramo en el visor:
Plaza de Chelcos
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Después de mucho deambular llegamos a la ruta que une Olta con Malanzán a la altura de Solca, habiendo completado el primer cruce sur-norte del viaje por esta zona desconocida de La Rioja.
Sobre esta ruta provincial hay formaciones rocosas muy curiosas, una suerte de Talampaya en miniatura, donde también se pueden encontrar petroglifos al costado mismo de la ruta. A la zona se la denomina Reserva Provincial Guasamayo y realmente es muy poco conocida pese a que es de muy fácil acceso.
Rio GuasamayoParada a fotearGeoformasMas geoformasParedones Geoformas perdidasLa cabeza de un puma?Otra geoformaUn marciano?Mas formaciones talampayescasNo se puede creer la falta de respeto de mucha gentePetroglifos originalesPetroglifos originales, un sol?Muchos petroglifosOtro solPetroglifos modernos…Los idiotas de siempre…
Se destaca una formación icónica, una geoforma llamada El Loro, cuyo nombre al tallado ejecutado por erosión fue muy bien elegido.
El LoroEl LoroAcá está posado el Loro
A la tardecita llegamos a Malanzan, donde nos acomodamos como pudimos y disfrutamos de una cena grupal en el único boliche tipo pizzería donde cabíamos todos.
A la mañana siguiente seguimos hasta El Portezuelo , para visitar el dique homónimo, con bajo nivel de agua.
Dique El Portezuelo
Desde allí volvimos a internarnos en el corazón de la sierra con el objetivo de llegar hasta Tuani, un caserío perdido en su interior, que era el ícono desconocido de esta parte del viaje. Pocos kilómetros después de dejar El Portezuelo atravesamos el pequeño poblado de Puluchan.
PuluchanDowntown PuluchanCapilla PuluchanFormidable casa de piedraEscuela 274 – Marcos Sastre
Seguimos recorriendo algunas huellas y cauces secos de ríos, con paisajes cada vez más agrestes e interesantes. Igualmente hay mucha población dispersa en estas sierras, corroborado por el populoso y respetable cementerio que encontramos en los alrededores de Puesto Salana, en el cual observamos muchos detalles llamativos, como por ejemplo una placa que recordaba, además de lo habitual, la hora del fallecimiento.
Huellitas perdidas entre los cerrosLa senda serpentea entre los pocos pobladoresTaperasTaperasTaperasCuriosa placa con fecha y HORA del fallecimiento
La huella a Tuani se desdibujaba y cuando conseguimos preguntarle a alguien, nos dijo que desde allí en adelante estaba abandonada porque había ocurrido un derrumbe y no se podía pasar. Nada mejor para intentar ir.
Efectivamente la huella no estaba pisada y después de unos kilómetros encontramos los restos del derrumbe. No era muy grave, corriendo una cuantas piedras con los malacates seguramente podríamos pasar. Y lo hicimos: el camino a Tuani estaba expedito, aunque aclaramos que desde el norte hay otra opción transitable.
Por un pequeño cauceSeguimos por el cauceFaldeando un cerritoPiedras pasablesHermosa huellaHermosa huellaEl derrumbePiedritas en el caminoCuadrilla de remociónCamino expeditoPasando el primeroSeguimos camino
Tuani es un caserío embutido en un angosto y bonito valle de un río seco muy pedregoso. El atractivo era investigar por qué habiendo poblaciones muy cercanas al sur, como Villa Casana, no había camino que las vinculara. Tal vez podríamos intentar algo.
Los pobladores nos explicaron que es una vieja aspiración porque los acercaría rápidamente a Chepes pero que solamente había una senda para caballos y caminantes por un vallecito paralelo al río.
TuaniTuaniTuaniPobladores de TuaniTuani
Primero lo intentamos por el río pero era muy angosto y plagado de grandes piedras, imposible para chatas. La huella peatonal, si bien al principio era accesible para vehículos, al poco de andar también se hacía imposible. Abortamos, aunque creemos que debería ser la traza a abrir en el futuro. Posiblemente motos puedan pasar.
Nos volvimos por la misma huella que habíamos recuperado del derrumbe y nos encontramos con una tumba aislada construida de material casi sobre la huella que prácticamente había que esquivar y que no habíamos visto a la ida, algo muy extraño lo pienses como lo pienses: ¿La huella estaba antes o después de la tumba? ¿ Por qué la senda le pasó tan cerca o por qué la erigieron sobre el camino? Nada pudimos averiguar, la tumba no tenía identificación alguna.
Tumba por el caminoTumba por el caminoOtra tumba por el camino
Se nos hizo de noche cerca del cementerio de Puesto Salana, donde había un excelente lugar para acampar en el cauce de un rio seco cercano.
Medio lúgubre, pero nos alejamos lo suficiente para respetar la paz de los difuntos. Armamos un flor de campamento de varias carpas y compartimos en el medio de la nada, una cena y un fogón increíble con amigos.
También compartimos una pila de botellas…
Populoso campamentoMás del campamentoDisco a fullAlgo nos tomamos…Postre de ananá al discoHacía bastante frio (Pablo no cuenta)Amigos al calor del fogón
Desandamos la RP38 hacia el sur hasta Tuclame, desde donde nos internaríamos hacia las sierras de Serrezuela y Guasapampa, las que recostadas sobre el noroeste cordobés, marcan claramente un límite físico con los llanos riojanos.
Es una zona poco conocida que siempre nos llamaba la atención por su relieve montañoso toda vez que pasábamos raudos hacia el norte por la RP38.
Revisando los viejos mapas del IGM, las curvas de nivel nos resultaron llamativas por el paralelismo de las dos sierras y por el valle intermedio por donde desciende el río Guasapampa hacia el norte. No sabíamos que podíamos encontrar pero lo íbamos a averiguar.
El camino ripiado sale de Tuclame y se arrima a la sierra de Serrezuela y la bordea por el este pasando por Puesto Las Chacras y la cruza por un abra en Aguas de Ramón: la sierra de Serrezuela parece continuar hacia el sur hasta perderse a unas decenas de kilómetros.
La ruta violeta de la izquierda es la que seguimosHacia las sierras de Serrezuela por Tuclame
Aguas de Ramon es un pequeño caserío a 400 msnm donde se destaca una humilde iglesia de la Virgen del Valle.
Es un viejo asentamiento que data de principios de siglo XX y cuya suerte estuvo ligada a los conflictos bélicos mundiales, debido a que en la zona existieron minas donde se extraía wolframio, material indispensable para la fabricación de armamento. Tuvo su inicio con la Primera Guerra Mundial y la extracción de mineral se extendió con marcadas irregularidades, hasta mediados del siglo XX con el final de la guerra de Corea. Algo parecido al famoso proyecto de Pueblo Escondido, en el Cerro Áspero, cerca de Merlo, aunque con menos desarrollo fabril.
Para quien le interese la minería del lugar, un antiguo informe geológico del año 1959 detalla lo que acabo de describir con mucho más detalle:
Ahora el camino, no muy transitado por cierto, continua hacia el sur por un valle que discurre entre las sierras de Guasapampa y Serrezuela por donde desciende el intermitente río Guasapampa.
La zona tiene abundante vegetación y es muy pintoresca, atravesando diversos parajes y caseríos como Guasapampa y Totora Huasi. No es tan verde por la época del año, pero debe serlo en primavera y verano.
El camino comienza a ascender lentamente hacia el surTotora HusaiA medida que subimos aparecen las primeras palmeras Caranday
El primer poblado de cierta relevancia que asoma más al sur es LA PLAYA, una pequeña localidad de unos 200 habitantes. Desde allí habíamos detectado que se descolgaban unas huellas hacia el oeste que tal vez nos permitirían una vista aérea de los llanos riojanos o hasta bajar tal vez…
Cuando paramos a preguntar por la factibilidad de esas huellas, también nos enteramos que estábamos en tierras de canteras de granito y pinturas rupestres, una gratísima sorpresa que no esperábamos recibir.
Aprovechamos que era cerca de mediodía para hacer una picada en una especie de modesta plaza en el pueblo. Justo enfrente había una semiderruida construcción fabril que parecía ser un horno construido con bloques de granito y que por supuesto fuimos a curiosear.
Un horno construido con bloques de granito?
Las huellas por las que consultamos existían pero posiblemente tendrían candados ya que se internaban en propiedades privadas; nos dirigimos a comprobarlo observando que el recorrido estaba plagado de bloques y piezas de granito por doquier; hasta los esquineros de los alambrados, las barandas de los puentes y los puntales de las tranqueras eran de piedra.
Pilares de granitoPuntal de granitoPaisajes de La Playa
Cuando estábamos cerca del «balcón» a los llanos riojanos, una tranquera con candado nos cerró el paso y no había nadie para interceder. Restaba ver si podíamos acceder a las canteras y al arte rupestre, para lo cual al regreso comenzamos a preguntar a cada alma que encontramos.
Y en uno de los intentos, un gentil poblador, del cual lamentablemente no recuerdo su nombre, nos ofreció mostrarnos su cantera de granito y unas pinturas rupestres que se encontraban en su propiedad. Bingo!
No sólo nos permitió el acceso sino que nos explicó la metodología de extracción del granito, un trabajo muy duro, peligroso y artesanal, donde cualquier error te cuesta un accidente. Taladros, explosivos, maniobras con grandes bloques, todas acciones riesgosas.
El escondite de las pinturasBloques gigantes de granitoBuscando las pinturas rupestres
Pinturas Rupestres en los bloques de granito
Lástima que siempre hay algún idiotaRecorriendo la canteraRecorriendo la canteraBloques gigantes por todos ladosBloques «rebanados»Bloques de donde se cortan las placas de granitoLas marcas de los barrenos y explosivosMarcas para su corte con cuñas y martillos
La trama que subyace a la explotación minera del granito en la pequeña localidad de La Playa parece ser compleja, de acuerdo a las fuentes que consulté.
Hace más de ocho décadas, en la sierra de Guasapampa y en la zona denominada La Charquina (justo en la tranquera que encontramos cerrada), se produjeron hallazgos arqueológicos que datan de miles de años, representados en pictografías, morteros y elementos que la transformaron en un tesoro histórico, cultural y antropológico.
Pero la actividad minera encontró otra riqueza: el granito. Y desde hace más de 20 años, la extracción de este material valioso que se comercializa a gran escala desde la región hacia todo el país es la principal actividad económica de La Playa y de la zona. El problema es que la explotación minera no cuenta con ningún tipo de autorización de la Dirección de Minería de la Provincia ni con un estudio de impacto ambiental que la avale. Ni hablar del proceso de degradación que sufrió en todos estos años el verdadero tesoro arqueológico de la región.
A su vez, la propiedad de las tierras donde se emplaza el pueblo, las minas y los campos cercanos están en un proceso judicial lento y arduo. Los descendientes de Domingo Díaz, quien aparece como propietario de estas tierras desde 1916, reclaman desde hace más de una década la propiedad de más de 10 mil hectáreas, en las que se ubican el pueblo y las canteras. Un verdadero intríngulis que no tengo idea que rumbo ha seguido en estos años.
Seguimos hacia el sur ya medio apurados para llegar a algún sitio donde alojarnos al atardecer que sea cercano a las sierras del sur riojano. Seguimos hacia el sur por el mismo camino, cada vez más poblado de palmeras Caranday hasta encontrarnos en Las Palmas, una localidad sobre el conocido Camino de los Túneles, que por supuesto toma su nombre de las numerosas palmeras de la zona.
Palmeras CarandayPalmeras CarandayUno de los túneles del Camino de los Túneles
Desde allí descendimos por los túneles (en esos años todavía el camino era de ripio) hacia los llanos riojanos, donde tomamos la ruta 20 hacia Chepes hasta cruzarnos con la traza abandonada del ferrocarril Belgrano entre Milagro y Quines, donde el camino que la costea podría permitirnos conocer alguna estación si la luz diurna lo permitía, mientras acortábamos camino.
LA ISLA
Con menos de la luz justa, alcanzamos a visitar LA ISLA, una estación habitada por algún poblador en el medio de la nada, por supuesto sin rieles ni durmientes aunque bastante entera dentro de todo.
Imágenes de Estación La Isla
El final del día nos encontraría en OLTA, donde nos acomodamos para compartir una cena y alojarnos para seguir al día siguiente por las sierras del sur riojano, los pagos del Chacho Peñaloza.
Desayuno bien casero en la Hostería Recreo de la mano de su dueña, que nos atendió como si fuéramos sus hijos. Lugar modesto pero muy recomendable para un alto en el camino en esta zona no del todo turística.
Llenamos los tanques y salimos rumbo a Esquiú, donde empezaríamos a bajar hacia el sur para intentar el cruce de las Salinas Grandes; Pablo y Julio nos estarían esperando donde nuestra huella cortaba la RN60.
En este enlace, que desafortunadamente hicimos muy rápido, pasamos por el Paraje El Suncho, que fue el lugar donde falleció el venerable Fray Mamerto Esquiú, pero no lo visitamos como debíamos. Otra vez será.
El SunchoSalida de El Suncho hacia la RN60
Esta huella/ruta provincial nos comienza el mostrar el paisaje que rodea a las Salinas Grandes antes de dejar paso al omnipresente reino de la sal. Llaman la atención los enormes cactus cuyos brazos secos generan una leña difícil de imaginar para estas plantas; el paisaje es bastante más verde de lo que uno puede imaginar en las puertas de un desierto.
Efectivamente en la RN60 conformamos el multitudinario grupo de siete chatas sólo posible porque todos somos viejos amigos travesistas que nos entendemos de memoria y la coordinación sale sola.
Recorrido en Salinas Grandes
Desde la RN60 hasta Palo Santo el recorrido se desarrolla sobre una huella visible que contornea las salinas propiamente dichas, alternando lugares “altos” con profusa vegetación incluso arbórea y lugares bajos con sufridas plantas «salineras». Enormes cactus nos continúan acompañando aunque su tamaño va decreciendo a medida que nos acercamos a las salinas.
Enormes cactus nos marcan el caminoPrecarias tranqueritas de alambreLa vegetación tiende a tragarse la huellaLa huella se desdibuja…Al arrimar a la salina, los cactus se raleanPalo SantoUn remoto poblador de Palo Santo
En Palo Santo dejamos la huella visible y nos adentramos en la salina misma; seguimos una tenue huella que se borra a la vista cada año pero de algún modo conserva su compactación por el repetido uso algunos meses al año: es la conocida como la “Huella de los Cabritos”, que la cruza en sentido Norte-Sur.
Rumbo a la salina, la vegetación se achata
Esta «ruta» es (o era) usada por los crianceros del sur catamarqueño cuando arriaban sus animales para venderlos en el norte cordobés.
Realmente si uno no se aparta mucho de ella el piso es firme pero hay que estar atento a no perderla porque enseguida es fácil enterrarse.
A punto de pisar la salinaAsí es la «ruta»Ruta de los Cabritos a fullPor momentos levantamos polvo
Uno de los objetivos del viaje era reconocer puntos geográficos como algún inexplicable quiebre en la línea que divide a Córdoba de Catamarca (Mojón del Monte Negro) y también el Trifinio, lugar donde confluyen Córdoba, Catamarca y La Rioja.
Ubicar el Mojón del Monte Negro fue sencillo porque estaba no muy lejos de la huella consolidada. Fue sólo un hallazgo de geoposicionamiento ya que no encontramos absolutamente nada que lo materialice. Ni siquiera el supuesto monte.
Buscando el Mojón del Monte Negro
Este punto es un vértice que se fijó como parte la división política entre las provincias de Córdoba y Catamarca por un decreto de Onganía de 1968.
El otro objetivo era el trifinio Córdoba – Catamarca – La Rioja, que está en algún lugar de la salina, pero sin indicios de huellas consolidadas desde este lado. Se trataba de un desafío complejo ya que podíamos terminar encajados hasta los zócalos si no andábamos con cuidado. Había que recorrer unos 26 km en línea recta por el medio de la salina sin saber que consistencia podía tener el piso.
El intento sólo duró unos pocos kilómetros porque los que veníamos liderando a la caravana nos empezamos a enterrar irremediablemente y debimos avisar a los que nos precedían para que se detuvieran y nos ayudaran a salir del problema.
¿Y ahora qué hacemos?A trabajar para sacarlaLa Discovery no avanzaba másSe movía y se enterraba más y másLas huellas del rescate
Nos llevó un par de horas recuperar la Discovery después de traerla a malacate por más de 100 metros, ya que no se subía nunca a la capa de sal dejando unos profundos surcos como recuerdo que la próxima inundación borraría para volver a atrapar incautos.
Obviamente abortamos el intento y volvimos a la Ruta de los Cabritos, a disfrutar de la soledad infinita de las Salinas Grandes de casi 6000 km2 de extensión.
Soledad salineraSoledad salineraSoledad salinera
Sin problemas seguimos hacia el sur hasta que alcanzamos los bordes de la salina, un desierto de guadales y cactus más achaparrada vegetación espinosa donde aparecieron algunos humildes puestos que asombran porque es difícil imaginar vivir allí. Tener en cuanta que estábamos en invierno y hacía bastante calor…
Comenzaron a aparecer la huellas y antes de volver a la civilización decidimos conocer las ignotas Termas del Quicho, donde cuenta la historia que allá por 1987 en una perforación con la que se estaba buscando agua potable para la escuelita del lugar, de repente, desde más de 220 metros de profundidad, comenzó a brotar agua caliente a 39°C y nunca más se cortó, formando una laguna de aguas tibias que se popularizó como humildes y modestos baños termales naturales.
Una vieja bañadera, que todos se disputan, concentra el chorro cual brutal hidromasaje. Por supuesto aprovechamos para un relajante baño termal y sacarnos el polvo acumulado durante el día.
Desvío a las termasLa codiciada bañadera para hidromasajeTermas del Quicho a full
NOTA: esto fue hace seis años, actualmente en 2023 las han puesto en valor construyendo una pileta y algunas instalaciones para camping, ya que durante la pandemia se popularizó bastante como un lugar de escape para las poblaciones cercanas.
Estado actual (2023), ya no existe la laguna natural
Repuestos del esfuerzo del cruce las salinas sólo quedaban buscar un lugar donde alojarnos y entonces recalamos en Serrezuela, donde el nutrido grupo se acomodó como pudo en la poca oferta disponible. Mañana el noroeste cordobés desconocido.
Desde distintos puntos del país cada uno se las ingenió para arrimar a Recreo; en nuestro caso Claudio me pasó a buscar a las seis de la mañana por mi casa y arrancamos sin problemas por la AU9 haciendo una parada intermedia en ONCATIVO, primero para degustar los famosos y riquísimos sándwiches de salame y queso y después reponer combustible entrando a la ciudad. No pudimos cargar en la YPF que está sobre la AU9 porque la cola era infernal.
Sin parar cruzamos Córdoba, Jesús María y Deán Funes y mientras transitábamos al costado de la Salinas Grandes, siendo bastante temprano propuse desviarnos a curiosear una vieja estación abandonada, situación que no iba a ser novedosa para Claudio sabiendo que viajaba conmigo.
La estación en cuestión es TOTORALEJOS, un páramo en el medio de la nada al borde las Salinas Grandes, que a priori sólo podía tener razón de ser para reponer agua a las vaporeras.
A lo lejos, Totoralejos
Al acercarnos la sorpresa fue mayúscula: además de la estación en ruinas observamos cuatro enormes construcciones abandonadas y al acercarnos notamos que se trataban de viviendas colectivas. No había indicios de actividad alguna que pudiera requerir tanta gente viviendo allí y nos quedó la intriga.
Estación TotoralejosTotoralejos por la ventanaTotoralejos por la ventana
Recorrimos todas la zona prolijamente y no arribamos a ninguna conclusión que justifique el porqué de ese pequeño pueblo: no hay vestigios de galpones ferroviarios (¿talleres?), ni de instalaciones salineras y como lugar para vivir ni siquiera se lo puede pensar por lo que se capta a simple vista.
Barrio de viviendasViviendasViviendas Otro edificio vandalizadoMas construcciones abandonadas
Al regreso en casa, navegando por Internet, nos enteramos que efectivamente además de usarse como parada para recargar agua a las vaporeras (que se almacenaba en vagones tanque que se traían de otro lado ya que no hay agua en el paraje), existían talleres ferroviarios y se usaba como campamento de vía y obras, donde vivían unas 20 personas.
Un aljibeSemblanzas de la soledadDesolaciónAbandono
Les dejo un artículo muy interesante de la Voz del Interior con el testimonio del último habitante, Miguel Palacios, que desafortunadamente no tuvimos oportunidad de conocer personalmente:
La traza de la antigua RN60 antes pasaba al oeste de las vías y decidimos seguirla para ver si llegábamos hasta Recreo.
Ancha y consolidada se desarrolla en el medio dela salina pero a medida que nos alejábamos del caserío su estado empeoraba, como si la salina se la estuviese tragando.
Una alcantarilla destruida por un cruce de agua nos frenó en seco al comprobar la poca consistencia del piso. Estando solos y sin nada de donde agarrarnos con el malacate, decidimos desandar el camino y volver al asfalto por donde habíamos entrado.
Un zanja enel camino con piso muy flojoAtardecer sobre las salinas
Al cruzar el límite con Catamarca, consultamos al policía que nos detuvo a pedir documentación por las posibilidades de cruzar las Salinas Grandes por el medio y muy seguro nos dijo:
– Ni se les ocurra. Los últimos días varios incautos quisieron hacerlos y los tractores los están esperando para cobrarles tres o cuatro lucas por sacarlos (1 USD=17 pesos en ese momento)
Lo que no sabía el buen hombre es que con ese discurso nos había terminado de clavar la espina para intentar cruzarla como sea.
Llegamos a Recreo antes que el resto y nos ocupamos de alojarnos en el único lugar decente que encontramos, la hostería Recreo frente a la ruta, donde nos pudimos acomodar casi todos. Pablo y Julio, que venían algo demorados, al final se quedaron en Chamical para encontrarnos el domingo a la mañana en la entrada a la salina, sobre la RN60.
Hostería Recreo
La cena en un boliche frente a la plaza de Recreo estuvo espectacular con el agregado que el divertido dueño del boliche nos toreó toda la noche con que nos pagaba un chivo la noche siguiente si lográbamos cruzar la salina por donde le dijimos.
No es que no nos tenía fe, sino que calculó que no íbamos a desandar 200 kilómetros para cobrarle la apuesta. Pícaro el hombre…
Un viaje a una zona muy poco conocida del norte cordobés y del sur riojano realizado hace seis años, cuya narración quedó postergada hasta hoy. Veremos que me acuerdo todavía…
Siendo pleno invierno, medios viejos que ya estamos, esta vez no le apuntamos ni a la cordillera ni a la Patagonia. No es que el frío haga mella en nuestro ánimo pero…
Eduardo Cinícola, que fue el promotor de este viaje, nos había propuesto un “cálido y placentero” paseo por los Médanos de ENCÓN, un cruce oeste- este de la zona de Guayaguas, para adentrarnos en las Salinas de Mascasín y en los Médanos Negros que la circundan, un enlace de trifinios (límites provinciales de a tres en Pampa de las Salinas, El Cadillo y Salinas Grandes) y un cruce de sur-norte de estas últimas buscando un perdido Mojón del Monte Negro para terminar con un paseo por los pueblos de El Alto de Catamarca.
La cuestión que Eduardo se bajó de la expedición y nos pasó el mando a los sureños Claudio Guanciarossa, Pablo Anastasio y yo, con lo cual sólo para contradecirlo, le cambiamos casi todo el recorrido, quitando algunas partes y agregando otras nuevas.
Así que decidimos entrarle primero a cruzar las Salinas Grandes con su trifinio y su Mojón del Monte Negro, recorrer las ignotas Sierra de Serrezuela y Guasapampa en Córdoba, para luego dirigirnos a Olta y de allí incursionar por las Sierras de Tuani con rumbo sur a Chepes. Posteriormente nos meteríamos en Médanos Negros y Mascasín para finalizar en Guayaguas a la búsqueda de una “famosa” Roca Parada que habíamos visualizado muy de lejos en otra expedición y que el inefable y querido motoquero Néstor Queralt nos refriega frente a las narices cada vez que puede…
Tan buena resultó la propuesta que Eduardo al final se volvió a subir a la expedición: no se podía perder tantos lugares novedosos.
La lista de participantes siempre fue larga desde el principio y después de las habituales subidas y bajadas, quedó la friolera de siete chatas, cantidad medio grande para andar por zonas que presumíamos en su mayoría llenas de tranqueras y propiedades privadas.
Pero a sabiendas que la unión hace la fuerza, sobre todo porque con más chatas hay más chances de comer y beber mejor, quedamos en encontrarnos el sábado a la noche en Recreo para dar inicio al periplo.
En realidad esta vez tenía la intención de viajar solo en la Pampa 02 para vivir de la experiencia «alone» pero sobre el final, recibí el generoso ofrecimiento de Claudio de ocupar la butaca derecha de la Babosa y no pude negarme, así que anclé a Pampa 02 en el garaje para que no se me venga sola a la travesía…
Los participantes fuimos:
Denis Garione y Eduardo Cinícola en la legendaria TLC negra
Hugo Berry Rhys y Rodolfo en la inmortal SW4 gris
Jorge García con Nacho Tirrito en la SW4 ex Nacho
Johan Arndt y Cristian en la SW4, la del freno con clavito
Pablo Anastasio y Marisa en la Costurera II
Julio Sastre y Sonia en inmaculada Sw4, lista para vegetación espinosa
Claudio Guanciarossa y el que suscribe en la Discovery Babosa
Les adelanto un puñado de fotos de lo que les voy a contar en sucesivas entregas:
Salimos temprano de Ayacucho porque hacia el fin del día todos teníamos que volver a casa y todos estábamos relativamente lejos.
El objetivo del día era acceder al nacimiento del Canal 1, donde justo confluyen los arroyos Langueyú y El Perdido y donde las fotos satelitales muestran algo curioso a descifrar; además, si lo lográbamos, era probable que pudiéramos recorrer su traza y salir «off rodad» hacia la Autovía 2, sin embargo, casi todo era incierto porque teníamos que meternos por dentro de campos privados, pero si no probábamos, nunca lo sabríamos.
Objetivo del día: el punto tripartito Langueyú-El Perdido-Canal 1
Siguiendo las vías del extinto ferrocarril Chas-Ayacucho subimos hacia el norte hasta que hicimos la primera parada en la estación SOLANET, que está habitada y donde nos tuvimos que conformar con sacarle fotos desde lejos.
Edificio de la estación SOLANETGalpón de la estación SOLANET
Un poco más al norte encontramos el arroyo El Perdido, donde unas extrañas construcciones nos llamaron la atención. Y por supuesto las investigamos.
Por lo que pudimos deducir se trata de cámaras para medir niveles y caudales, por supuesto en desuso. Como de costumbre, es llamativa la magnitud de las instalaciones en el medio de la nada, que muestra que alguna vez las cosas se pensaron en grande.
El puente del arroyo El PerdidoLa torre que nos llamó la atenciónEl puente y la torre del arroyo El PerdidoEl puente y otra torre al oeste Otra torre o cámara más baja
Seguimos adelante y ahora nos detuvimos en el arroyo Langueyú, donde una frondosa arboleda esconde no solo el puente vial, sino también el puente ferroviario en desuso. Siendo la hora del mediodía y siendo tan hermoso el lugar, fue el elegido para almorzar, donde nos deleitamos con unos bifecitos al disco, que se habían postergado por el raid de ayer.
El sitio resultó un pequeño impensado paraíso, donde la naturaleza en su máxima expresión intenta retomar el control sobre la acción humana.
El mejor ejemplo es un árbol «comiéndose» los perfiles del robusto puente ferroviario de la traza abandonada. Una postal del «mundo sin humanos».
El arroyo Langueyú y su frondoso bosquecitoEl puente vial sobre el LangueyúEl puente ferroviario sobre el LangueyúPreparando el almuerzo bajo el puente ferroviario: modernos crotos en 4×4La naturaleza, implacable, «comiéndose» el puente ferroviario
Poco más adelante llegamos a Langueyú, donde los que no conocían fueron a fotografiar el viejo almacén y su inmaculado surtidor a manija mientras que yo me ocupé de averiguar si podríamos entrar al Canal 1; las primeras tranqueras estaban abiertas pero no encontraba gente a quien preguntar qué seguía más adelante; al final apareció un puestero que me dio la buena noticia que podríamos seguir sin problemas y que también podríamos recorrer el canal de punta a punta, sin camino muy marcado, claro. Avisé por radio a los demás que se vengan.
El surtidor del almacén de Langueyú
Camino a la confluencia de los arroyos, empezaron a aparecer obras hidráulicas complementarias, como canales y puentes-compuerta parecidas a los que habíamos visto en el Canal 5, evidentemente fuera de operación a juzgar por su estado.
Un canal seco que aporta al Canal 1Puente – compuertaCompuertas tipo esclusa
Bordeando este último canal secundario finalmente llegamos al objetivo que buscábamos, la confluencia de los arroyos Langueyú y El Perdido, donde nace el Canal 1, un punto verdaderamente muy singular, nada que ver con el humilde inicio del Canal 5.
Para empezar el lugar es muy bonito por culpa de una frondosa arboleda en sus alrededores y precisamente en el punto de concurrencia, hay una especie de dique que embalsa parcialmente los arroyos.
Allí se genera una pequeña cascada artificial con escalones para disipar energía y evitar la erosión, con bastante caudal en ese momento. El Canal 1 arranca con un cauce de considerable ancho y profundidad pese a que estábamos en una época de relativa sequía (tengan presente que esto fue a fines de 2022)
El Perdido, antes de la confluenciaEl inicio del canal 1El pequeño embalse generado por los arroyos concurrentesEl pequeño embalse genera una pequeña cascada al iniciar el Canal 1Inicio del Canal 1, con un puente aguas aguas abajoLa cascada del Canal 1El pequeño diqueOtra más de la cascada
A partir de aquí, no hay mas huellas transitadas. La única posibilidad es avanzar por el cauce o por los terraplenes del Canal 1 buscando el terreno más parejo posible.
Aclaro que casi todos estos canales tiene un doble cauce: uno central, de unos pocos metros de ancho y más profundo por el que siempre circula agua y dos cauces laterales, de decenas de metros de ancho, limitados por los terraplenes para poder asumir los caudales propios de las inundaciones. Por estos cauces laterales estuvimos circulando.
Sección del canal
Se nota que muy de vez en cuando alguien sale hacia el este por aquí, pero les aseguro que es bastante tortuoso, a tal punto que desinflamos bastante los neumáticos para soportar los saltos constantes.
Hay alambrados que cruzan el canal, pero en todos los casos siempre había tranqueras de alambre que se podían sortear.
A lo largo de los 25 kilómetros de recorrido, volvimos a encontrar el mismo tipo de compuertas que habíamos visto en el Canal 5. No encontramos ningún puente hasta que llegamos al primer camino vecinal, donde había uno muy importante de construcción metálica reticulada.
Abriendo tranquerasTransitando el fondo del canalUna de las tantas compuertas que encontramosMás compuertas a lo largo del canalUno de los canales secundarios que llegan a las compuertasAlambrados que cruzan el canalTranqueras de alambre que nos dejaron pasarEl cauce se vuelve barrancosoA lo lejos, el primer puenteHermoso puente metálico con viga invertida
Llegado a este punto, si bien teníamos ganas de continuar por este canal hasta la Autovía 2, no nos daban los tiempos, así que apuramos el regreso a través de caminos vecinales que nos depositaron cerca del famoso parador «Al ver verás» pero antes nos detuvimos a curiosear en la estación PARRAVICINI, donde había máquinas destinadas al cambios de vías que no podíamos dejar de ver.
Casi estacionamos arriba del andén…Vagones con balasto esperando ser descargados en las víasMáquina alineadora de rieles
La estación Parravicini
La grata sorpresa fue que lo que de casualidad se nos había negado el día anterior por unos minutos en Dolores, ahora de pura casualidad se nos brindó en Parravicini: justo venía un tren desde Mar del plata que además iba intercambiar el testigo con el jefe de estación.
Filmado por Andres Pino
Y aquí se terminó este recorrido por canales bonaerenses, que seguramente continuará apenas podamos. Hay todavía mucho por investigar.
Después de un frugal almuerzo en la cabaña que alquilamos en Ayacucho, nos fuimos a recorrer el Canal 5 desde su origen hasta donde nos alcanzase la luz diurna.
Por caminos rurales nos fuimos arrimando al punto donde según los mapas nacía el canal. lo que siempre es algo interesante, al menos para los curiosos como nosotros. Debo decir que no fue gran cosa, porque el inicio de este canal que termina en la laguna de Mar Chiquita, es una modesta zanja que deriva el cauce del serpenteante arroyo Las Chilcas cuyo cauce alivia y rectifica a lo largo de más de 100 kilómetros.
El canal 5 en toda su extensión
Origen del canal 5
A partir del puente de la foto anterior, ya se puede circular por el terraplén del borde sur del canal, el cual nos depararía varias detenciones interesantes con sus puentes y compuertas.
Los puentes son de hormigón y cruzan desde los terraplenes externos y parecen exagerados pero están previstos para los casos para cuando el canal viene lleno. Como veremos van creciendo en altura y envergadura a medida que nos desplazamos aguas abajo.
El primer puente desde el inicioEl primer puente desde el inicioEl segundo puente
El sistema de canales encierra la necesidad de evitar que cuando el mismo viene lleno no drene el agua a los campos circundantes potenciando las inundaciones pero por otro lado también tiene que tener la posibilidad de desagotarlos. Para ello se instalan compuertas automáticas y/o manuales para solucionar al menos parciamente la situación.
Las compuertas automáticas (nada de electrónica, sólo a través de contrapesos) permiten el ingreso de agua al canal si el nivel del canal es inferior al de los campos circundantes y por el contrario, si la situación es inversa impiden que el canal inunde aún más los campos. Las compuertas de accionamiento manual permiten decidir en forma arbitraria esta dualidad, lo que a veces generan conflictos entre jurisdicciones.
Lo que no resuelven estas compuertas es la posibilidad de desagotar campos circundantes si el canal viene lleno de aguas arriba, debiendo esperar a que baje el nivel para poder hacerlo. En algunos casos muy puntuales, para salvar esta situación se colocan bombas de gran caudal que trasvasan el agua del sector más bajo al canal pero naturalmente es muy costoso. Algo así se puede ver sobre la RP65 entre las lagunas de Alsina y Cochicó, donde en la época de la inundación de Epecuén, se bombeaba desde Cochicó hacia Alsina, en un intento de bajar el nivel de las aguas de las Encadenadas. Creo que también hay algo así en La Boca, para cuando el Riachuelo está muy alto y llueve mucho sobre la ciudad, llenando los reservorios que se encuentran bajo los taludes que lo bordean.
Compuerta de accionamiento manualCompuerta automáticaCompuertas automáticas lado exterior del canal-. Noten la atura del terraplén que bordea el canalCompuertas vistas desde adentro del canalCompuerta automática con contrapeso mirando hacia el canalImpresionantes mecanismos para el bloqueo de las compuertasIncreíble semejante mecanismo para cada compuertaVista de las compuertas que se pueden bloquear manualmente (ver la cadena de la foto anterior)
Estos pesados mecanismos de engranajes se encuentran al oeste de la Autovía 2, sobre la margen norte del canal, no muy lejos de su nacimiento. Realmente son una maravilla, una lástima que no estén operativos y abandonados a la buena de Dios.
Como todavía había luz, cruzamos la Autovía 2 con la intención de llegar al puente de hierro que se desplomó parcialmente debido a la corrosión salina por su proximidad al mar. Son casi treinta kilómetros donde se suceden puentes y compuertas como las que les mostré antes.
Recorriendo el terraplén norte del Canal 5
Desde lejos, el puente se ve algo raro pero no tan grave (salvo para mi que lo conocía de antes)
Al acercarnos, ya no se puede evitar notar el colapso: la calzada debiera haber estado casi recta…
Este puente se llama San José de Herrera y fue construido a principios del siglo XX con sus elementos fabricados en piezas desde Europa, como si fuera un mecano. Aquí se lo armó y remachó en caliente como muchos otros del mismo tipo que cruzan aún los canales.
Colapsó el 15 de abril de 2005 como resultado de la increíble corrosión que sufrió por acción del aire salino proveniente del mar, que si bien no está muy cercano (aproximadamente 35 km en línea recta), por algún motivo llega fácilmente hasta allí y se ensañó con la estructura. Cuesta creer como se han destruido los gruesos perfiles por acción del óxido, pero es real.
Al debilitarse los perfiles superiores y romperse, se quebraron los que soportaban la calzada y entonces, entre los cabezales del puente (sobre los terraplenes) y los pilares centrales a ambos lados del canal, la misma cayó en ambos lados sobre el fondo del canal, elevando la parte superior, convirtiéndolo en una llamativa montaña rusa.
Para cruzar el canal con rumbo a Vivoratá, un precario puente de madera fue erigido al costado ya que es muy peligroso intentarlo cruzarlo con vehículos en las condiciones que quedó.
No se puede creer como se ha degradado el espesor de estos gruesos perfilesColapso de tirantes superioresColapso de tirantes superioresLa nueva montaña rusa…
La estructura inferior del puente: perfiles y hormigón
Andrés Pino nos deleita con sus videos logrados por su dron suicida:
Para regresar, quisimos salir directamente a la RP74 por un atajo cercano al puente para evitar desandar el mismo camino. Abrimos y cerramos mil tranqueras pero en la última, cuando teníamos la RP74 al alcance de la mano, tenía un candado y no pudimos salir.
Quisimos encontrar algún poblador en las cercanías para conseguir la llave pero fue infructuoso, así que tuvimos que repetir el recorrido de la ida hasta la Autovía 2, alargando muchos kilómetros el regreso a Ayacucho, donde descansaríamos para el día siguiente donde iríamos a descubrir el Canal 1.
Dejamos LABARDEN por un camino vecinal que se aleja momentáneamente del ferrocarril pero siguiendo el viejo acueducto Ayacucho-Dolores, cuyos respiraderos sobre la Autovía 2 son siempre tema de conversación y que ahora aparecen bordeando este camino.
Por supuesto paramos a tratar de ver algo más de cerca pero no nos pudimos sacar ninguna duda en el terreno porque estos «totems» son inaccesibles. Generalmente estas construcciones alojan válvulas automáticas combinadas de aire que permiten la eliminación de bolsones de aire que se generan por burbujeo y se acumulan en los puntos elevados y también permiten el ingreso de aire en el caso de vaciado. Otras veces en los puntos bajos de la cañería hay válvulas manuales de drenaje para vaciado y tomas de agua para ganadería. Las que se ven aquí y en la Autovía 2 parecen ser del primer tipo.
Este acueducto tiene más de 50 años y distribuye agua desde pozos que la obtienen en Ayacucho pasando por Fair, Labardén, Maipú y General Guido y Dolores pero llama la atención que no es posible conseguir información histórica fácilmente, de una obra tan trascendente.
Respiraderos con válvulas para purga de aireParece ser una toma de agua en desuso
Al llegar a FAIR nos encontramos con la estación con mucha actividad de obra en construcción, en consonancia con lo que nos habían informado en Labardén.
Maquinaria vial, pilas de durmientes nuevos y viejos y las vías destapadas recientemente hacen renacer la esperanza que alguna vez este ramal vuelva, aunque desde esta visita al día de hoy (agosto 2023) no hay fecha cierta de reinicio.
La estaciónLa estación y maquinaria vialLas vías hacia AyacychoEl galpón con una forma de techo curiosaLa estación y maquinaria vialDurmientes nuevos y viejosLas vías hacia LabardénLas vías hacia Labardén
Pensar que este ramal se inauguró en 1885 y ahora en 2023, apenas si somos capaces de poner las vías en condiciones…
El nombre de la estación es un homenaje a Juan FAIR, vicecónsul de Inglaterra en Bs As y miembro del primer Directorio del Ferrocarril del Sud en 1861.
Con el advenimiento del ferrocarril, se generó un pequeño poblado cuyo epicentro eran la escuela y un boliche de ramos generales, que aún sobreviven.
En el almacén aún hay muchas cosas interesantes empezando por la amable atención de la dueña y por la cantidad increíble de reliquias de épocas pasadas, mezcladas con artículos actuales.
Se respira pasado…
Almacén de Ramos generales en su estado casi original pero funcionandoConviven productos actuales con el baqueteado mostrador de estañoLo que se te ocurra, acá está!Hay de todo!Papel higiénico RAMBLA???Ginebra BOLS y Hesperidina BAGLEYBalanza de cocina
Cancha de Bochas, aún en uso
Dejamos FAIR para dirigirnos a AYACUCHO a almorzar y después a ir investigar el Canal 5 para cerrar el día, que por suerte nos había perdonado climáticamente.