Nos despertamos virtualmente congelados. La noche había sido muy fría y los termómetros de las chatas descendieron hasta -5°C a las 8:00 am.
Por suerte, mi espalda acusó poco recibo del porrazo de ayer y no sentí nada que un Actrón no pudiera solucionar. El día de manejo estaba asegurado.
El amanecer nos regaló imágenes indescriptibles, de colores cambiantes a medida que febo se iba asomando entre los cerros.
La bruma sobre las aguas insólitamente quietas debido a la falta de viento, creaba una atmósfera mágica que luego se fue diluyendo hasta convertirse en un día luminoso de sol mientras desayunábamos algo caliente para sacarnos el frío.
Amanecer en laguna HuaracoNo se puede creer tanta belleza y serenidadNo queríamos que terminase nunca el amanecer
Todos estábamos ansiosos por transitar la parte final y desconocida de la travesía, que podía resultar en un gigantesco fracaso por la cantidad de kilómetros que tendríamos que desandar si algún obstáculo nos impedía completar el recorrido.
La gran duda era un zigzag muy vertical hacia el final, donde un pequeño derrumbe nos podía dejar «fuori».
La caravana arrancó rodeando Huaraco por el este, ya que por el oeste el pedrero era virtualmente impasable. Pablo, que había hecho el relevamiento satelital, tomó el comando y nos lideró por la huella, en muchos tramos bastante borrosa.
Huella muy entretenida, que primero trepa hasta casi hasta los 2600 msnm y después, por los filos desciende acompañando el profundo cañón del arroyo Huaraco; alterna tramos de estepa con afloramientos de lava volcánica, con impactantes visuales de la cordillera del Viento. Cada tanto se descuelgan otras huellas que conducen vaya a saber dónde y que serán objeto de algún futuro viaje.
La huella, apenas visible, se volvió a marcar fugazmente con nuestro pasoLa huella es apenas un pedrero que alguien pisa de vez en cuandoPero vale la pena, los paisajes son deslumbrantesLa huella, por los filos, acompaña el profundo cañadón del arroyo HuaracoMas paisajes deslumbrantesVeníamos de atravesar esas primeras montañas sin nieve
El tramo final, donde el temido zigzag nos tenía preocupados, estaba en buenas condiciones pero las curvas son tan cerradas que requieren negociar varias maniobras para sortearlas.
Inicio de los cerradísimos zigzags en bajadaTodos próximos a la RP53
Con gran alegría divisamos la RP53 con la satisfacción de haber logrado cerrar un nuevo circuito cordillerano alrededor del volcán Domuyo, que por la situación climática, apenas vimos fugazmente.
Recorrido nuevo HUARACO-BARRANCASEl circuito que hicimos alrededor del DomuyoLa llegada de la huella a la RP53RP53 rumbo a BarrancasMas paisajes de la RP53 sentido a Barrancas
Un rápido tránsito hasta Barrancas donde reaprovisionamos combustible (hay que tomarse un tiempo porque el que atiende la estación tiene múltiples actividades y hay que esperarlo) y desde allí subimos por la RN40 hasta «La Pasarela», donde obligatoriamente tomamos unas fotos.
Parada obligada:La pasarela del río GrandeEl río Grande y el profundo tajo que supo tallar en la roca volcánica
Luego nos metimos en la Payunia por la RP183, atravesando el yacimiento petrolero «El Fortunoso».
Caños en el yacimientoLa famosa Omega para las dilatacionesOtra disposición de caños para prever las dilataciones
Luego tomamos las RP186 y RP180 bordeando la reserva natural de la Payunia y previa escala fugaz en Mina Ethel, seguimos hacia Agua Escondida y La Humada con destino final Santa Isabel, donde pasamos la noche y compartimos la última cena del viaje con el grupo.
PayuniaUno de los tantos volcanes de la PayuniaMás Payunia, esa deliciosa e inmensa soledadEdificios de la abandonada Mina EthelRumbo a Agua EscondidaEntrando a Agua EscondidaAgua Escondida
Al día siguiente, salimos muy temprano hacia Buenos Aires y antes de caer la tarde, ya estábamos en casa.
Un finde XXL muy bien disfrutando con los amigos de siempre, a los que les agradezco la excelente compañía.
El domingo de Pascuas nos encontró en las estribaciones de la cordillera del Viento, con el objetivo de llegar a nuestra esquiva laguna Huaraco, un vieja aspiración no cumplida.
Desayunamos con una Rosca de Pascuas que habíamos traído para la ocasión y después empezamos el día haciendo un breve desvío yendo a visitar Las Olletas, donde un enorme piquete de chivos casi no nos deja pasar.
Las Olletas son unos pequeños geiseres en el cauce del arroyo Covunco , el cual corre en una profunda garganta tallada en la roca.
Desde donde se dejan los vehículos hay que caminar unos dos kilómetros por una angostita huella de herradura que te lleva hasta el lugar donde se encuentran estos continuos afloramientos de agua hirviente.
Huella de herradura a Las OlletasHuella de herradura a Las OlletasAlla abajo el arroyo CovuncoLlegando a las Olletas
Un geiser con bastante presión y temperatura
Lindo para hervir el puchero….
Mientras disfrutábamos de estos fantásticos fenómenos naturales, nos alcanzó el rebaño de chivos y la caballada que habíamos sorteado más atrás.
El arreo cruzando el Covunco
Acá el espectáculo era más llamativo porque casi todos tenían que pasar por un angostito puente sobre el arroyo y el amontonamiento era monumental. Los increíbles perros que las guiaban trabajaban a destajo para que no se desordenaran.
La multitud se detuvo a esperar su turnoEl angosto puentecito peatonal regula el paso de los chivosAlgunos pierden la paciencia y saltanCruzado el arroyo siguen su marcha a la invernadaArrieros y perros mantienen el rebaño en ordenCaballos vadeando el CovuncoLas patas en el agua tibia del CovuncoCasi todos nosotros en las Olletas (menos yo…)
Volvimos a las chatas para emprender la aventura de la RP68, que todos teníamos muchas ganar de conocer.
El día estaba gris y con pinta de empezar a lloviznar pero esto no iba impedir encararla. La RP68 fue abierta recientemente y conecta el norte neuquino en forma directa con Chos Malal sin pasar por Andacollo, cruzando el corazón de la Cordillera del Viento, muy cerca del Domuyo.
>Últimos kilómetros sobre la RP39Todos los paisajes son genialesEl inicio de la RP68 en un denso pinarLa RP68 comienza a deslumbrarnosAhí adentro correo el arroyo AtreucoPampa FerrainaPampa FerrainaPaisajes inolvidables se sucedenY se largó a llover suavemente
Su trazado es impresionante, ya que todo el tiempo, excepto cuando se transita la Pampa Ferraina, parece que vas volando en un avión sobrevolando los profundos cañadones por prolijos caminos de cornisa, que por ahora, por cuestiones de seguridad, sólo es recomendado para vehículos 4×4. Cuando la llovizna creció en intensidad, entendimos el porqué de la recomendación, ya que el piso es básicamente de tierra y se vuelve resbaladizo.
La llovizna engalana las…… montañas con una nueva coloraciónSorpresas después de cada curva. Y hay muchas curvas…Curiosas formacionesLargas cuestas y caminos de cornisaHermoso trazado faldeando los cerrosTrazado enmarcado en un anfiteatro natural continuoAllá abajo el río Curi Leuvú en sus nacientesLa llovizna le dio un toque especial a la huella
No llegamos hasta el final de la RP68 en Tricao Malal, porque nuestro objetivo era otro y después de vadear el río Curi Leuvú, tomamos un desvío a la izquierda que nos hizo pasar por la sorprendente laguna Palao, a los pies del cerro homónimo.
Esta laguna se mostró con un inesperado e intenso color verde esmeralda que se llevó las mejores fotos del viaje. El cerro Palao, parcialmente cubierto por la nubosidad mostraba que había recibido alguna suave nevada durante el día y nos presagiaba una noche bastante extrema.
El color esmeralda de Palao no puede ser cierto…Pero lo es. Esta laguna de altura a 2174 msnm es sublimeBien podría haberse llamado…«Mate cocido con leche»El cerro Palao, de 3582 msnm no se dejó ver pero mostró que arriba estaba nevando
Seguimos hacia adelante, torciendo hacia el norte con rumbo a la laguna Huaraco, ahora por una huella cada vez menos transitada y despareja, atravesando un terreno decididamente de origen volcánico.
Después de vadear el arroyo Poñihue, la última trepada nos depositó en la remota y desolada laguna Huaraco, donde teníamos previsto acampar.
El frío, la llovizna y el viento reinante no la hacían el mejor lugar pero a esta altura del día no teníamos opción. Encontrar un lugar con algo de reparo y despejado de piedras dio bastante trabajo pero al final nos conseguimos apiñar cerca de una pared rocosa donde pese al frío conseguimos calentar un explosivo guiso de lentejas que había traído Pablo que degustamos con voracidad.
Dificil encontrar lugar plano y al reparo
Mientras tanto, la anécdota fue que mientras yo bajaba cosas de la caja de la chata, le erré a un escalón de piedra que había acomodado para subir y caí de espaldas al piso. Muy milagrosamente no me hice nada: podría haberme lastimado seriamente si alguna piedrita se interponía entre mi espalda y el suelo pero por suerte no pasó de un gran susto.
Un atardecer increíble despidió un intenso día mientras la bajada de temperatura se hacía sentir.
Mañana intentaríamos salir por una huella desconocida hacia Barrancas, cerrando el circuito.
Atardecer en HuaracoAnochecer en HuaracoRecorrido del día
La noche de campamento no fue tan brava como los guardafaunas nos habían anunciado o nosotros estamos bastante curtidos con el clima cordillerano.
Comentábamos durante el desayuno que sería bueno que también hubieran subestimado el estado del camino del Cajón de los Nevados, ya que nuestro destino previsto implicaba no demorarnos mucho para poder acampar en la recóndita laguna Navarrete, más allá de Manzano Amargo.
Antes que nosotros había salido hacia allá una camper 4×4 que había acampado cerca nuestro y la vimos pasar de regreso. Mala señal, aunque era un vehículo no muy aguerrido para un camino que tuviera medianas complicaciones.
En mi caso es la cuarta vez que lo recorro y la verdad que siempre fue un paseo de baja dificultad así que lo encaramos con optimismo.
No duró mucho. Un extenso mallín sobre el que cruza la ruta, normalmente seco, era un barrial infernal y había sido el culpable el regreso del camper que cité.
El primer obstáculo de importancia
Lo estudiamos un poco y decidimos encararlo dejando las chatas con malacate (Pablo y Hugo) para el final por si Matías y yo nos quedábamos en el lodazal. También había chances de sortearlo por arriba, pero había algunas inclinaciones laterales que de momento intentaríamos evitar.
La verdad que era la primera vez que iba a meter a Ranger en un lindo despelote pero tenía ganas de probarla en serio. Ayer había respondido muy bien a las trepadas, ahora le tocaba el barro.
Medí bien por donde y le metí «a lo Pampa» como si estuviera a bordo de la Vitara. Y se la bancó sin problemas. Los 210 HP para algo sirven…
A Matías no le fue tan bien puesto que yo ya había estropeado bastante el terreno y hubo que sacarlo para atrás con el malacate de Pablo. En el segundo intento, con pie más pesado, pasó también.
Matías encarando prolijamente el lodazalMatías pensando porqué se encajó…
Les tocó el turno a Pablo y Hugo y para mi sorpresa también se encajaron. Al final la Ranger estándar les pintó la cara a todos jajaja.
No era un buen comienzo y era un indicio que no iba a ser un paseo rápido como otras veces. Y así fue: multitud de obstáculos, ninguno extremo pero los suficiente para imponer un ritmo mucho más lento de lo deseado.
Infinidad de vadeos muy desparejos dañados por las lluvias recientes, muchas piedras para esquivar o correr, muchas grietas y cortadas, algún que otro sector con barro convirtieron nuestra duración prevista de tres horas en más de seis hasta llegar la laguna Varvarco Tapia. Apenas habíamos hecho escasos 40 km donde muy rara vez anduvimos a más 20 km/h
Nada de que quejarse, este camino se puede recorrer mil veces y a cualquier ritmo siempre será una delicia para un aventurero.
En el fondo de ese cañadón, corre el arroyo Los nevadosEl mismo cañadón anteriorPaisajes del Cajón de los NevadosMas del Cajón de los Nevados
Se rozan los 3000 metros de altura hasta una divisoria de aguas, se disfruta de hermosas montañas como el cerro Crestón y de ignotas lagunas de altura sin nombre y se recorren dos arroyos de punta a punta: Los Nevados hasta su nacimiento y el Crianza desde su nacimiento hasta su desagüe en la Varvarco Tapia.
Asoma el cerro CrestónNos acercamos y su belleza nos subyugaImponente el Crestón con sus 3260 msnmUna sorprendente laguna de altura a los pies del CrestónEsta es LA foto del cajón del CrianzaBajando hacia Varvarco TapiaAlgunas piedritas sobre el camino tuvimos que esquivarLlegando a la laguna Varvarco Tapia
Al llegar a Los Cerrillos, concluimos que el propósito de la laguna Navarrete era inviable al fin del día. El tiempo, siempre tirano en las travesías, nos obligaba a cambiar de planes ya que si no llegábamos hasta allí hoy, se comprometía el resto de la expedición, cuyo objetivo primario era entrar por el sur a la laguna Huaraco y luego salir por el norte a la RP53.
El Domuyo desde Los Cerrillos
Decidimos cambiar Navarrete por baños termales y entonces continuamos por la RP39 hacia el sur, bordeando el río Varvarco por donde antiguamente estaba el temible Vado de Las Arvejas, hoy reemplazado por un seguro puente tipo Bayley.
Este camino, que antes era un insufrible pedrero, ahora es una huella decente que se puede recorrer con cualquier auto.
RP39 rumbo a Varvarco por el ex-vado de las ArvejasRP39 bordeando el cañadón donde corre el río Varvarco
Atardeciendo era hora de buscar un lugar de acampe, lo cual no fue muy sencillo.
Primero probamos con Rincón de las Papas pero si bien es un lugar interesante por su pequeña pileta termal, no ofrecía ningún reparo para el viento, que estaba bastante fuerte.
Ahora que lo pienso esto es una Ensalada Rusa: el Rincón de las Papas y el Vado de las Arvejas, faltan las zanahorias y la mayonesa…
Parking en Rincón de las PapasBuscando las piletas termalesLas lujosos piletones de Rincón de las PapasNadie se animó a meterse
Una curiosidad al medir la profundidad
Seguimos hacia Aguas Calientes pero allí no permiten acampar y tampoco había disponibilidad en las cabañas, todas ocupadas.
Nos sugirieron ir a un puesto arbolado que habíamos visto por la ruta donde su morador consiente acampar pero no había nadie y si bien el lugar estaba bueno no nos pareció respetuoso acampar sin permiso.
Finalmente, al costado del arroyo Manchana Covunco encontramos un espacio, donde algo apiñados, podíamos acampar todos y ahí terminamos el día.
La buena noticia fue que el arroyo era de agua tibia y pese al frío reinante, casi todos (siempre hay algún mugriento, jajaja) nos dimos un hermoso baño de inmersión a oscuras, bajo las estrellas. Un lujazo.
La cena fue excelente pero un poco accidentada porque se nos volcó dos veces el agua de la olla donde hervíamos los fideos y una manguera de gas empezó a perder y tuvimos principio de incendio. No obstante nos chupamos los dedos con unos fideos con pesto casero exquisitos.
Arroyo Manchana Covunco y su agua tibiaArroyo Manchana Covuncocon sus tibias aguasCampamento en un atardecer inolvidableOtra del campamento y el atardecer cordillerano
Les dejo el mapita con el recorrido del día, donde apenas hicimos unos 100 km y tardamos alrededor de 9 horas (incluyendo paradas gastronómicas y fotográficas)
Florencio Varela – Mirador de las Cuatro Provincias -Octavio Pico – Cuatrifinio – Rincón de los Sauces – Barrancas – Portal del Barrancas – Pampa del Rayo – Laguna Fea
Como mencioné en la introducción, esta vez no solamente me acompañó mi inseparable esposa Adriana, sino que después de mucho tiempo también se sumó mi hija Daniela, ahora devenida en una fanática del trekking y de las montañas. Imaginen mi satisfacción al ver que mi legado aventurero continua, ya que mi hijo Pablo, también ya me acompañó varias veces.
Salimos temprano el Jueves Santo desde Florencio Varela con destino inicial Colonia Catriel, pensando que el tráfico del finde XXL no nos iba a dejar ir más allá; sin embargo, las rutas estaban despejadas y finalmente seteamos como destino del día Rincón de los Sauces, lo que nos abría la posibilidad de adentrarnos bien en la cordillera el día siguiente.
Tan bien nos fue con el tiempo, que pese a los pesados desvíos por reparaciones en la Ruta del Desierto y al pésimo estado del tramo entre Colonia 25 de Mayo y Rincón de los Sauces, tuvimos espacio para visitar el Mirador de las Cuatro Provincias (Mendoza, Neuquén, La Pampa y Rio Negro) e intentar llegar al Cuatrifinio limítrofe, cerca de la localidad de Octavio Pico. Le arrimamos a unos 700 metros y no lo conseguimos exactamente porque al andar solos temimos que una encajada en la arenosas riberas del Rio Colorado nos dejase varados sin solución inmediata.
Mirador del río ColoradoEl río Colorado y el cuatrifinio en algún lugar 30 km hacia el horizonteAcceso a Octavio PicoCuatrifinio sobre el río ColoradoLas chicas a unos 700 m del cuatrifinio en medio del río
Dormimos en el Hotel Las Moras de Rincón de los Sauces, donde nos encontramos con Hugo y Laura, que nos venían pisando los talones.
Al día siguiente, Viernes Santo partimos rumbo a Barrancas donde nos iban a estar esperando los Anastasio que por salir desde Bahía Blanca, se habían podido arrimar un poco más a la cordillera.
El tramo Rincón – El Portón -Buta Ranquil, si bien es de ripio estaba infinitamente mejor que el tramo anterior y en unas tres horas nos encontramos con Pablo y Matías, que estaban acompañados de Ricardo y Facundo.
Llenamos los tanques en Barrancas y nos largamos por la exquisita RP53, la que pese a haberla recorrido muchas veces, nunca deja de sorprenderte con su acojonante belleza.
Valle del arroyo Huaraco a la altura de RP53Bajando al HuaracoPaisajes de la RP53Laguna Cari Lauquen, ensanche del BarrancasDesagote de la lagunaZona de inundación de Cari LauquenValle de algún afluente de Cari Lauquen
Nos pusimos como objetivo llegar a las nacientes del rio Barrancas, a la remota laguna Fea, la cual siempre tuve en mente porque hace muchos años, allá por 2004, un grupo de locos lograron llegar con vehículos a motor (motos y chatas) por primera vez en una épica travesía, cuyo relato pueden leer AQUÍ . Va mi homenaje a todos ellos y en particular a algunos queridos amigos como el viejo motoquero Néstor Queralt, el Mug (Eduardo Bollini) y Javier Plá, los que con valentía y coraje nos abrieron una huella al paraíso que aún hoy es difícil de transitar pese a que miles de émulos la han recorrido después aprovechando el logro inicial. Hoy me toca a mi sortear esa materia pendiente de cualquier aventurero que se precie.
Llegados al Portal del Barrancas, dejamos la RP53 y vadeamos en dos oportunidades el río Barrancas. Intentamos evitarlos pero la antigua huella que obviaba estos obstáculos fue clausurada por los puesteros porque se estropeaban unos mallines próximos. Por suerte el caudal era accesible y lo cruzamos sin problemas.
Ranger vadeando el BarrancasApuntando al vadeo del BarrancasPablo vadeando el BarrancasPablo culminando de vadear el Barrancas
Luego de los vadeos, subimos una empinada cuesta que en su origen se denominó «Zogaca Drive» porque cuando no había huella, Mug casi deja su Isuzu Trooper en el fondo del barranco. Sigue siendo difícil pero se puede pasar con cuidado. Esa subida te deposita en la Pampa del Rayo, una impensada planicie cordillerana con un enorme y profundo tajo central por cuyo fondo nace y corre un arroyo que seguramente desagota en forma subterránea la laguna Fea.
El tajo de la Pampa del rayoEn su fondo, un incipiente arroyo que tal vez drena la laguna FeaImpresionante su profundidadPampa en Pampa del Rayo
Bien al oeste asoma otra subida imponente que encaramos con optimismo (es bastante complicada porque es empinada pero muy despareja, con lo cual ninguna las cuatro ruedas apoyan en el suelo) y el premio por vencerla es tener la primera postal de la laguna Fea, que indudablemente no le hace honor al nombre.
La cuesta de subida o bajada de La FeaLlegamos a la Fea!
El esfuerzo de la subida es premiado por la aparición de la muy mal llamada laguna Fea. No se puede explicar a quién se le ocurrió algo tan fuera de la realidad, excepto que lo haya hecho irónicamente. Una verdadera injusticia.
Ya decididamente rumbo a la Fea
Esta vez la antesala de la primera pequeña laguna está casi seca y permite dejarnos pasar hasta el cuerpo principal y llegar muy cerca de su orilla y disfrutar de su indescriptible belleza. Primera misión cumplida!
Y llegamos hasta sus orillas!Y con Pablo, otra vez cumplimos juntos otra meta!Mojarse los pies en la Fea fue un deberLas dos lagunas contiguas se comunican por infiltración. El talud que las separa es muy altoAguas con sinfonía de colores turquesaEl viento nos recordaba que estábamos en plena cordilleraMi hija en la Fea
Una extraña cruz con un Cristo construida con cadenas de tracción de una moto o de un cuatriciclo. No hay referencias de porqué está allí, al costado de la laguna.
Después de cansarnos de extasiarnos con las montañas que la circundan y el cambiante color turquesa de sus aguas, llegó el momento de volver para hacer nuestro primer campamento, ya que aquí arriba había mucho viento y no era buena idea hacerlo aquí.
Finalmente el mejor lugar que encontramos fue a orillas del Barrancas, después de los vadeos, donde quedábamos en buena posición para el día siguiente.
Lugar de campamento junto al Barrancas
Mientras armábamos las carpas se acercaron los guardaparques del Portal de Barrancas y nos alertaron que iba a hacer mucho frío allí y que el Cajón de los Nevados que encararíamos mañana estaba complicado por las intensas lluvias de semanas atrás. Nada de eso nos iba a amilanar.
Hugo nos regaló una de sus clásicas comidas gourmet: salchichas alemanas con puré. Una delicia antes de acostarnos bien abrigados.
Les dejo un mapita con el recorrido del viernes para que se ubiquen.
Había que poner a prueba en serio a Pampa 03 y el finde XXL de la Semana Santa de 2024 nos hizo el espacio para armar una interesante travesía por el Norte Neuquino, que es una fuente inagotable de nuevos destinos. Ya perdí la cuenta de las veces que fui y si bien repito algunos lugares, siempre hay alguno que no visité. Y los sigue habiendo.
Cuatro chatas y nueve amigos fue el cóctel para pasar unos días inolvidables de campamento en la montaña con el agregado que después de muchos años volvió a acompañarnos mi hija Daniela, convertida últimamente en una adoradora del trekking y de las montañas. Por fin afloraron los genes del Pampa!
En resumen, un día de enlace para arrimarnos a la zona visitando el verdadero cuatrifinio de Rio Negro, Neuquén Mendoza y La Pampa (no el mirador que está como a 30 kilómetros en Colonia 25 de Mayo)
Otro para recorrer la RP53 hasta el Portal del Barrancas donde la dejamos para llegarnos offroad a la laguna Fea (¿?) y después acampar a orillas del río Barrancas, otro día más para cruzar la Cordillera del Viento por el Cajón de los Nevados (en muy mal estado) y bajar costeando el río Varvarco por donde antes estaba el famoso Vado de las Arvejas (ahora un puente) y volver a acampar a las orillas del calentito arroyo Manchana Covunco.
El día que sigue estuvimos en los geiseres de El Tacho, nos regocijamos con la espectacular RP68, accedimos a la increíble laguna Palao y su intenso color verde, para finalmente acampar, otra vez, ahora en la remota laguna Huaraco.
Desde aquí al otro día por una difícil huella apenas marcada logramos salir nuevamente a la RP53 a la altura del arroyo Huaraco con rumbo a Barrancas, cerrando el círculo, desde donde atravesando La Payunia, terminamos alojándonos en Santa Isabel (La Pampa). Sólo nos quedaba el trámite de los 900 km para completar el regreso a casa.
Seis días, con 3096 km muy bien disfrutados, que les voy a contar en las próximas entregas. Por ahora va un breve álbum con las fotos más representativas.
Después de la aventura de conocer Mina Gonzalito y de haber cenado algún mejillón con plomo, seguimos nuestro derrotero de regreso a casa, el cual de aquí en más sería estrictamente ferroviario.
En una primera tanda, intentaríamos visitar las intermedias entre San Antonio Oeste y Viedma. es decir las cuatro estaciones «militares» y la de nombre extraño : General Lorenzo Vintter, Nueva León, Vicealmirante Eduardo O’Connor, General Liborio Bernal y General Nicolas Palacios.
En rigor, la primera de todas, GENERAL LORENZO VINTTER, no la visité en este viaje sino que lo hice unos años atrás, en un viaje en solitario con Pampa 01 viniendo de Puerto Madryn, pero como no la publiqué, me pareció oportuno integrarla aquí.
Abriendo una tranquera desde la RN03 me arrimé las vías y después las seguí por una huella inexistente entre el alambrado y el terraplén para encontrar la abandonada estación.
Pampa 01 luchando con la vegetación
VINTTER tiene la particularidad que fue una estación de transferencia con el ramal de las remolachas, que en formato trocha angosta, se había construido para sacar la producción de azúcar del ingenio San Lorenzo, del cual me ocupé en una entrada anterior.
Por este motivo era una estación importante con una gran playa de maniobras bitrocha y donde vivía mucha gente que trabajaba en las tareas de mantenimiento y descarga. Mientras el ingenio estuvo vivo debió haber muchísima actividad, ya que en uno de sus edificios hasta había una importante Usina.
La estaciónEl cartel, que con cariño se puede leerUsina y gran tanque de aguaLo quedó de un galponVagones abandonadosMas vagones abandonadosUsinaInterior de la Usina
Saque muchas fotos de detalle que las pueden ver en el carrusel que sigue:
Usina
Un asomo tras los vidrios rotos
Interior de la usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
La estación y un edificio auxiliar
Edificio auxiliar con pararrayos
Gigantesco tanque de agua
La estación
Interior de la estación
Vagones abandonados
Solitarios vagones
Bienvenidos al tren
Vagones abandonados
Así me despidió Lorenzo Vintter
Hecho el paréntesis del pasado, en este viaje primero intentamos entrar desde la RN03 por una tranquera a Nueva León, pero un candado nos lo impidió. Una pena porque estábamos a sólo cuatro kilómetros.
Unos quince kilómetros más adelante por la RN03 tomamos por la ruta ripiada que lleva a Caleta de los Loros y Bahía Creek y de ese modo nos arrimamos a las vías, desde donde había dos tranqueras de alambre que al menos en principio, permitían apuntarle a Nueva León o a Vicealmirante O’Connor, a 16 y 24 kilómetros respectivamente.
Pese a que por lo curioso del nombre teníamos ganas de ir a ver Nueva León, la resignamos porque nos iba a introducir mucha demora. Ya habrá otra oportunidad…
Por ahora les adelanto que el curioso nombre de esta localidad remite a la fracasada Gobernación de Nuevo León, que fuera el nombre que, en recuerdo del reino de León, se le dio a la Patagonia en el año 1536 por parte del conquistador Simón de Alcazaba y Sotomayor. No tengo idea porque quedó mezclada con las estaciones «militares» del ramal.
Tampoco sabíamos si llegaríamos a Eduardo O’Connor pero decidimos ir en la dirección de regreso a casa. Dio bastante trabajo porque abrimos varias precarias tranqueras sobre una nueva claramente en desuso que además tenía muchos lugares con barro de alguna reciente lluvia y en varios puntos la vegetación se cerraba acariciando agresivamente a Pampa 03.
Los caminos de la vía…
Pero le pusimos garra y VICEALMIRANTE O’CONNOR apareció sorprendiéndonos por la magnitud de las edificaciones, la mayoría de ellas, construidas con durmientes como si fueran gigantescos ladrillos.
Indudablemente fue un gran centro de alojamiento de las cuadrillas de obras y vías, ya que la mayoría parecen ser viviendas. Además tiene varías vías de desvío como para estacionar varios trenes a la vez.
El barrio de viviendas de O’ConnorUn gran edificio apartado de la estación
También había construcciones de mampostería y muy curiosamente, la más modesta era la estación propiamente tal, que es de madera y conserva su cartel identificatorio.
Única construcción de mampostería, muy bonitaLa casa de mampostería y el enorme tanque de aguaLa humilde estación O’CONNOREstación O’CONNORLa precaria estación y su cartelEdificios de durmientes y una gran cisternaDetalles de las paredes de durmientesOtra de las casas construidas con durmientesOtra de las casas de durmientesUna zorra de vía que ahí quedóAljibe
Alguien vive aquí pero cuando pasamos no había nadie, así que no pudimos consultar sobre como salir de allí sin desandar camino, por lo que nos arriesgamos a seguir hacia la próxima, LIBORIO BERNAL.
La huella fue tan mala como la que habíamos hecho pero seguíamos abriendo precarias tranqueras con muy poco uso con la esperanza de no encontrar candados.
Y así logramos llegar a esta estación, mejor dicho, a lo poco que queda de ella.
Tiene una rara disposición ya que hay un pequeño edificio en ruinas muy alejado de las vías, que posiblemente haya sido vivienda, mientras que la estación, como ocurre en otras de este ramal, podría ser un vagón de madera, al que le quitaron los trenes rodantes para dejarlo fijo al suelo. El vagón está literalmente destruido; lo único en pie es un canjeador de fundición, que está casi inalterado.
Ruinas de un pequeño edificio, tal vez una viviendaLas mismas ruinas más un aljibePosiblemente este vagón reformado, ahora destruido haya sido la estaciónEl tiempo y el clima lo vencieronDifícil resistir en estas difíciles condicionesPalancas de señales y allá lejos el canjeadorLo único que se mantiene gallardamente en pieCon un poquito de mantenimiento, creo que funcionaría
A este punto no íbamos a recular y correríamos el riesgo de desandar muchos kilómetros más siguiendo hacia NICOLAS PALACIOS; la misma tónica, es decir huella sin pisar y apertura de tranqueras de alambre. La particularidad de esta estación es que queda muy cerca de una ruta por lo que la chance de una tranquera con candado nos tenía bastante preocupados, más que nada por la eventual demora.
Llegamos a la estación, donde además de un edificio que debió ser una importante escuela, encontramos solo ruinas, un vagón abandonado y repitiendo el esquema de la anterior, el edificio de la estación de nuevo es un vagón de madera acondicionado sin ruedas. En este caso está bastante entero disputando la sobrevivencia con el canjedor de fundición, similar al de Liborio Bernal.
Aquí no vive absolutamente nadie y es uno de esos lugares donde se disfruta intensamente de la profunda soledad patagónica que venía acompañándonos en estos páramos tan remotos.
Lo primero que se ve es el edificio de la escuelaLa platea debió ser vivienda y depósitos, muy alejada de las víasDesolaciónOtro edificio en ruinas alejado de las víasUn vagón que quedó como mudo testigo de otras épocasAljibeRumbo al infinitoLa modesta estaciónEstación Nicolás PalaciosUn pasajero en PalaciosUna pasajera en PalaciosUn mástil y otra construcción demolidaPosiblemente hayan sido los postes del nomencladorIncreíble poste de fundición inglésOtro canjeador «casi» operable
Ahora venía la hora de la verdad, que era salir al la ruta provincial. Y la suerte estuvo de nuestro lado ya que la tranquera estaba abierta!
Habíamos logrado costear las vías por más de 60 kilómetros sin quedar atrapados y casi logramos todos los objetivos sin contratiempos.
Salimos a la RN03 para retomar el regreso, siendo nuestro próximo y último desvío algunas estaciones más al norte de Carmen de Patagones, previo paso a comer unos sándwiches a la vera del río Negro.
Costanera de Carmen de PatagonesCostanera de Carmen de Patagones
Terminada la primera tanda de estaciones faltantes sobre la RN23 del tren Patagónico donde ahora sólo me faltan visitar dos estaciones y dos apeaderos entre Bariloche y San Antonio Oeste, era demasiado temprano para no hacer algo más antes de alojarnos en el puerto donde preveíamos una cena con mariscos en el reconocido restaurante Olaf.
No hay mucho entre Valcheta y San Antonio Oeste pero si uno busca, siempre algo hay.
Ese algo terminó siendo el recuerdo de un cartel sobre la RN3 que siempre me había llamado la atención y que por su posición geográfica siempre me había quedado pendiente por quedar a contramano de mis destinos: MINA GONZALITO.
El cartel de la Mina Gonzalito que recordaba
Esta vez, con un «pequeño» desvío en Aguada Cecilio y Sierra Pailemán, pasar a asomarnos a la mina, quedaba más o menos en la ruta. Y allá fuimos.
La RP58 hasta Sierra Pailemán está muy buena, con mucho tránsito de camiones que traen piedra caliza para la planta de ALPATque produce carbonato de sodio, desde una cantera que está reemplazando a la antigua cercana a Aguada Cecilio, todavía en operación.
RP58, una autopista
El carbonato de sodio además de utilizarse para las industrias del vidrio, cerámica y jabón es el compuesto más demandado durante el proceso de producción del carbonato de litio a partir de salmueras, ya que es el insumo necesario para precipitar el litio. Esto tiene relación directa con la reciente rehabilitación del tramo ferroviario entre Carmen de Patagones y Bahía Blanca, ya que Tren Patagónico, está llevando este insumo hasta el norte argentino a través de la red, según se puede leer en el siguiente vínculo: https://www.bariloche2000.com/noticias/leer/litio-el-carbonato-es-una-gran-unidad-de-negocio-para-el-tren-patagonico/151523
Continuamos luego por un atajo desde Sierra Pailemán hacia Gonzalito, también utilizado para acceder al PCCA (Proyecto Conservación del Cóndor Andino, donde regularmente se hacen sueltas de cóndores, el cual ya no está tan transitado y hay que andarse con cuidado porque tiene muchas zanjas por cortadas de agua de lluvias.
Sierra Pailemán desde Mina Gonzalito
Cuando este atajo se acerca a la RP61, que une la RN3 y Arroyo Los Berros, aparece lo inesperado, el abandonado y gigantesco proyecto minero Mina Gonzalito..
Foto satelital
A diferencia de la mina La Angela que habíamos conocido el día anterior, esta quedó como lo dejaron al abandonarla, es decir que no se hizo remediación alguna, solo vandalismo artificial y erosión natural.
Lo ´primero que se vencuentra, al lado del caminoPodrían haber sido ser unos acopios de materia prima?Una pileta de decantación de algo?Un tanque de algo contaminante seguroLa entrada a la bocamina?Cartel de peligro…
A simple vista, el área afectada era y es muy grande, apreciándose diques de cola secos, acopios de materiales, estructuras metálicas y tanques oxidados que el viento sacude y hace gemir lastimosamente.
Tanques , piletas y acopios de escombros por todos ladosImpresionantes construcciones y maquinariasRestos de tanques oxidados que gimen con el viento
Como me viene ocurriendo en todo este viaje, al estar improvisando destinos, no estaba al tanto al detalle de lo que se podía encontrar y termino haciéndolo en casa a medida que voy mirando las fotos. Al momento de la visita, no sabía ni siquiera qué minerales se explotaban aquí.
Les cuento que se trató de una mina que comenzó a operar en la década de 1950 extrayendo Plomo y Zinc, operada por una empresa denominada Geotécnica S.A., que obviamente desapareció cuando el negocio dejó de ser rentable, allá por 1982.
El yacimiento fue descubierto por un tal Gonzalo Corchado, luego Comisionado de Fomento de Arroyo Ventana, de donde supongo derivó el nombre del emprendimiento.
Al principio, durante los primeros años, solamente se extraía mineral a cielo abierto mediante tajos y socavones de hasta 9 metros de profundidad y a medida que se fueron agotando este tipo de reservas, se transformó en una explotación subterránea con chimeneas y piques de casi 200 metros de profundidad, con galerías horizontales de hasta 300 metros de desarrollo.
Desolación y desastre ambiental seguroEntrada a bocamina planta de proceso?Lo poco que hay en piePileta de vaya a saber que cosa
La cuestión es que en la década de 1960 la actividad subterránea se consolidó y entonces la necesidad de mano de mano de obra también, llegando a establecerse aquí, en este desierto infernal, más de 300 familias, conformándose de la nada en una población estable.
Se radicaron obreros bolivianos, chilenos, peruanos y del norte argentino, para llevar adelante la sacrificada labor. Expertos en minas llegaron desde distintos puntos del país, para sumarse a los extranjeros, conformando así un extraño y pintoresco pueblo multicultural.
Aquí en la mina, además de la extracción de los minerales, se hacía un primer procesamiento de concentrados de plomo y zinc, que explica las ruinas de instalaciones industriales dispersas por todo el predio, para luego ser trasladados a una planta de fundición en San Antonio Oeste.
Chatarra de los procesos de separación y concentración por todos lados
El día que estuvimos allí hacía 37°C y pese a que por suerte no había viento, era difícil pensar establecerse para vivir aquí. Imaginen esto unos 70 años atrás, sin pavimentos cercanos (el asfalto de la RN3 llegaba lastimosamente a Bahía Blanca), sin comunicaciones, sin servicios de salud, sin agua potable y seguramente en condiciones durísimas de trabajo, no solamente por el esfuerzo y la paga, sino por las medidas de seguridad en el trabajo.
Sin embargo, en un grupo de Facebook «Mina Gonzalito somos todos», creado en 2022, el cual volvió a reunir a viejos pobladores y sus descendientes, pude leer muy interesantes testimonios donde todos recuerdan con cariño y nostalgia los buenos momentos que pasaron allí. Que diferentes son las perspectivas de las personas, según la vida que nos tocó llevar!
La gran cantidad de edificios, destechados y vandalizados, confirma la importancia de la población en su apogeo.
Ruinas de comedores, escuelas y viviendas de Mina Gonzalito
Todo lo anterior podría ser lo bueno de este emprendimiento, pero después de su cierre en la década de 1980, sobrevivieron los desastres ambientales, que aún permanecen como cicatrices abiertas, cuya arista visible inmediata es la cerrada oposición de las cercanas poblaciones de las provincias de Rio Negro y Chubut a los proyectos mineros. Mina Gonzalito es uno de los argumentos mas sólidos que esgrimen.
¡ Cuanto vale una explotación minera cuidadosa, controlada y sustentable y cuanto daño hace algo mal hecho!
Geotécnica creó ese pueblo y su partida lo hizo desaparecer, dejando el yacimiento con todos sus contaminantes al libre albedrío, con pozos abiertos que son un peligro, con estructuras a punto de caerse y cosas por el estilo. Remediación ambiental cero.
Transcribo parte de un artículo publicado en el diario Rio Negro hace un tiempo, que resume la situación
Pero Mina Gonzalito encierra muchos peligros reales hoy mismo: el pique, los químicos, los pozos. Hasta la inmensa cantidad de hierros y chapas herrumbradas son un riesgo concreto. Para el Derecho Civil, quien genera el daño debe prevenir sus efectos. O repararlos. Podrá decirse, como descargo, que cuando Geotécnica se retiró los usos y costumbres no incluían las normas actuales de seguridad y medio ambiente. O, tal vez, que está en una de las zonas de más baja densidad de la provincia. Hasta llama la atención que el camino que pasa por el medio de lo que fueron mina y aldea –y que vincula Sierra Pailemán con la Ruta 3– ni siquiera esté señalado en el mapa que el Estado de Río Negro entrega en las oficinas de Turismo. Aunque lo recorran cientos de personas cada año para asistir en setiembre a la suelta de cóndores, esa ceremonia ecologista por naturaleza. No está señalado ni con línea de puntos. Como si Mina Gonzalito no existiera. Como si, al obviarla, no correspondiera preguntar qué hicieron en los últimos 30 años los responsables del área de Medio Ambiente para exigir que se remedie el área, para prevenir que personas o animales sufran perjuicios. En otro país, Mina Gonzalito sería evidencia de un pasado del cual es posible aprender. Hasta podría ser un atractivo turístico, debidamente acondicionada con rejas que eviten caer en el pique o alambrados que demarquen las áreas peligrosas. Con cartelería que contara su historia, fechas, nombres, datos técnicos, que explicara de dónde vinieron y a dónde fueron las personas que habitaron en esas casas y se ganaron la vida trabajando en ese lugar. Aquí no. Está así, abierta, expuesta y a la vista. Con su soledad y su presencia humana. Como delatando las acciones. Y las omisiones
Diario rio negro
Posiblemente uno de los piques profundosEstructura vencida por el vientoVista general de parte de las instalacionesUna vista que muestra seguros derrames de vaya a saber que cosaMas aspectos de los derrames dejados a la buena de Dios
Lamentablemente el daño no fue sólo en el yacimiento, incluso el más grave fue en la misma ciudad de San Antonio Oeste, al depositar millones de kilos de material cargado de plomo y otros metales pesados cerca de la zona urbanizada y la ría.
Estudios realizados en 1995 revelaron niveles elevados de plomo, cinc y cadmio en la Bahía San Antonio. Diez años después, se descubrió que los mejillones de la ría contenían plomo, lo que llevó a la sospecha de contaminación en la población.
Se formó un equipo multisectorial para analizar la situación, y las pruebas realizadas en 200 niños en 2005 mostraron que casi el 20% tenía niveles de plomo en sangre superiores a lo aceptado por la OMS. A pesar de las promesas de remediación, en 2012 se encontró que más del 40% de los niños aún tenían niveles elevados de plomo. La promesa de remediación nunca se cumplió, dejando a la población afectada y las consecuencias de la minería irresponsable persisten.
Nos fuimos de este impensado destino, con la satisfacción de haberlo conocido y con el sabor amargo de su historia.
Ahora, a cenar y descansar en San Antonio Oeste. Pedí mariscos pero de haber sabido todo esto no hubiera elegido mejillones…
Apenas dejamos Carmen de Patagones entramos por caminos de tierra a seguir las vías con rumbo a Bahía Blanca.
Lo primero que encontramos fue el poblado de CARDENAL CAGLIERO, un damero de diecisiete manzanas a la vera del ferrocarril, con poco menos de 100 habitantes. A este lugar llegó el ferrocarril el 11 de noviembre de 1913.
Sin embargo, la fecha emblemática de la localidad es el 16 de diciembre.
Ese día de 1949, el entonces gobernador bonaerense Domingo Mercante decidió profundizar la política de desarrollo agropecuario resolviendo un problema de tierras fiscales en todo el distrito con un proyecto de colonización en esa zona en la perspectiva de contar con regadío y bajo el apotegma del general Perón de “dar la tierra a quien la trabaja”.
Llevó el nombre del expedicionario salesiano Juan Cagliero, quien tuvo que lidiar con el general Roca para convencerlo de su misión evangelizadora.
La estación Cagliero, con piscinaCurioso cerco de hormigónMolino, andén y nomenclador mirando al norteTodavía se lee «PLAN QUINQUENAL» después de más de 75 años..El andén mirando hacia el surEl andén mirando hacia el norte
El pueblo fue testigo de un gran actividad económica como producto de grandes cosechas de trigo, explotación ganadera y de una salina que cuya concesión se mantiene en la actualidad.
Alrededor de 2010, las sequías generaron voladuras terribles de arena de los campos deforestados para cultivar en toda la zona de Patagones y con ello se perdieron enormes cosechas de trigo en los campos en actividad por la acumulación de arena sobre los mismos cultivos y sobre las instalaciones agrícola-ganaderas.
Las vías también se cubrieron de arena y obligaron a Ferrobaires a cortar totalmente los servicios el 3 de abril de 2011; el tren de los sábados que era utilizado por los pueblerinos para llegar a Patagones durante el fin de semana se perdió y así se ganó el aislamiento de este apartado poblado.
Continuamos siguiendo las vías, que hacen un gran curva para esquivar la salina. Un viejo mapa del IGM marcaba un DESVIO SALINERO que debía cruzar el camino pero no lo vimos.
Testarudos, nos detuvimos en las cercanías y al buscar sobre las vías entre los altos pastizales lo encontramos: había una modesta cabina de chapa de un metro cuadrado que en su interior albergaba las palancas de cambios y también una curiosa señalización de chapa y las piezas especiales de vías para el desvío. Es lo único que quedó para la historia.
El desvío estaba !!!Los fierros de los cambios de vía Mas fierrosY esto? Un colador de tiros de carabinaAbrimos la puerta y…Los cambios y los agujeros de los tirosBruta pieza de fundición. No se como no se la robaron…La estrella del desvío, una señan de chapa que nuestra hacia donde llevan las vías
Aprovechamos para sacar fotos de la salina de Piedra, ya que estábamos elevados sobre el terraplén.
Salina de PiedraSalina de Piedra
Seguimos, ahora con rumbo a JOSE BENITO CASAS, un pueblo todavía más pequeño que el anterior pero con la particularidad que está de paso hacia Bahía San Blas y entonces recoge algo de su movimiento turístico. Tiene apenas unos cuarenta habitantes aunque supo tener muchos más cuando la explotación agrícola no estaba tecnificada y los granos se embolsaban en lugar de acopiarse en silos. La estación es calcada a la de Cagliero.
Estación José Benito CasasTanque de aguaSilosMismo cerco que en CaglieroNomenclador y tanque de aguaAndén y galpones, vías apenas pisadas
Nos quedaba una visita más dentro de nuestro plan, la localidad de STROEDER.
Los días previos había llovido y el enlace nos hizo atravesar unas cuantas lagunas; al acercarnos pudimos apreciar una construcción muy importante y llamativa.
Se trataba de unos enormes silos con elevadores que construyó la Junta Nacional de Granos (JNG). No encontré casi nada de información ni de antes ni de ahora. La JNG fue disuelta en 1993 y no pude saber que destino tienen actualmente estas enormes construcciones, si es que tienen alguno. No parecen abandonadas.
El enorme silo de hormigónElevador de granos de la JNGSilos JNGEscudo Nacional en el frontispicio del silo
STROEDER tiene unos 2000 habitantes y tiene un aspecto muy acogedor y pujante, aunque parece tener problemas de abastecimiento de agua que la complican diariamente. Contrasta notablemente con CASAS y CAGLIERO.
A diferencia de la mayoría de los pueblos, STROEDER nació antes de la llegada del ferrocarril. Se fundó en 1905 y el tren llegó recién en 1911. La estación es muy importante y tiene sectores con planta alta como otras bonaerenses como Libres del Sur, Nicolás Escribano, Arturo Vatteone, Lin Calel, El Zorro, etc.
Stroeder, un pueblo agrícolaViejos comercios del puebloViejo edificio frente a la estaciónFrente de la estación STROEDER, imponenteLado andén de la estación STROEDERImpecable andén pese a la inactividadSucesión de carteles en filaUna persiana metálica increíblemente conservadaBalanza centenaria en el andénNomencladorGalpones perfectos pero en desusoEl anden y al fondo los silos de la JNG
Dejamos nuestro periplo ferroviario por este viaje ya que no teníamos mas tiempo de vacaciones. Tomamos la RN3 y ya sin parar seguimos hasta Coronel Pringles, donde nos alojamos a última hora del día.
Al día siguiente, en unas horas llegamos a casa poniendo fin a este intenso y hermoso viaje relámpago al sur de 4549,7 km en 8 días.
Luego de las estaciones intermedias entre San Antonio Oeste y Viedma, todavía nos quedaron tiempo y ganas de visitar algunas más antes de regresar a casa.
Apenas dejamos Carmen de Patagones entramos por caminos de tierra a seguir las vías con rumbo a Bahía Blanca.
Lo primero que encontramos fue el poblado de CARDENAL CAGLIERO, un damero de diecisiete manzanas a la vera del ferrocarril, con poco menos de 100 habitantes. A este lugar llegó el ferrocarril el 11 de noviembre de 1913.
Sin embargo, la fecha emblemática de la localidad es el 16 de diciembre.
Ese día de 1949, el entonces gobernador bonaerense Domingo Mercante decidió profundizar la política de desarrollo agropecuario resolviendo un problema de tierras fiscales en todo el distrito con un proyecto de colonización en esa zona en la perspectiva de contar con regadío y bajo el apotegma del general Perón de “dar la tierra a quien la trabaja”.
Llevó el nombre del expedicionario salesiano Juan Cagliero, quien tuvo que lidiar con el general Roca para convencerlo de su misión evangelizadora.
La estación Cagliero, con piscinaCurioso cerco de hormigónMolino, andén y nomenclador mirando al norteTodavía se lee «PLAN QUINQUENAL» después de más de 75 años..El andén mirando hacia el surEl andén mirando hacia el norte
El pueblo fue testigo de un gran actividad económica como producto de grandes cosechas de trigo, explotación ganadera y de una salina que cuya concesión se mantiene en la actualidad.
Alrededor de 2010, las sequías generaron voladuras terribles de arena de los campos deforestados para cultivar en toda la zona de Patagones y con ello se perdieron enormes cosechas de trigo en los campos en actividad por la acumulación de arena sobre los mismos cultivos y sobre las instalaciones agrícola-ganaderas.
Las vías también se cubrieron de arena y obligaron a Ferrobaires a cortar totalmente los servicios el 3 de abril de 2011; el tren de los sábados que era utilizado por los pueblerinos para llegar a Patagones durante el fin de semana se perdió y así se ganó el aislamiento de este apartado poblado.
Continuamos siguiendo las vías, que hacen un gran curva para esquivar la salina. Un viejo mapa del IGM marcaba un DESVIO SALINERO que debía cruzar el camino pero no lo vimos.
Testarudos, nos detuvimos en las cercanías y al buscar sobre las vías entre los altos pastizales lo encontramos: había una modesta cabina de chapa de un metro cuadrado que en su interior albergaba las palancas de cambios y también una curiosa señalización de chapa y las piezas especiales de vías para el desvío. Es lo único que quedó para la historia.
El desvío estaba !!!Los fierros de los cambios de vía Mas fierrosY esto? Un colador de tiros de carabinaAbrimos la puerta y…Los cambios y los agujeros de los tirosBruta pieza de fundición. No se como no se la robaron…La estrella del desvío, una señan de chapa que nuestra hacia donde llevan las vías
Aprovechamos para sacar fotos de la salina de Piedra, ya que estábamos elevados sobre el terraplén.
Salina de PiedraSalina de Piedra
Seguimos, ahora con rumbo a JOSE BENITO CASAS, un pueblo todavía más pequeño que el anterior pero con la particularidad que está de paso hacia Bahía San Blas y entonces recoge algo de su movimiento turístico. Tiene apenas unos cuarenta habitantes aunque supo tener muchos más cuando la explotación agrícola no estaba tecnificada y los granos se embolsaban en lugar de acopiarse en silos. La estación es calcada a la de Cagliero.
Estación José Benito CasasTanque de aguaSilosMismo cerco que en CaglieroNomenclador y tanque de aguaAndén y galpones, vías apenas pisadas
Nos quedaba una visita más dentro de nuestro plan, la localidad de STROEDER.
Los días previos había llovido y el enlace nos hizo atravesar unas cuantas lagunas; al acercarnos pudimos apreciar una construcción muy importante y llamativa.
Se trataba de unos enormes silos con elevadores que construyó la Junta Nacional de Granos (JNG). No encontré casi nada de información ni de antes ni de ahora. La JNG fue disuelta en 1993 y no pude saber que destino tienen actualmente estas enormes construcciones, si es que tienen alguno. No parecen abandonadas.
El enorme silo de hormigónElevador de granos de la JNGSilos JNGEscudo Nacional en el frontispicio del silo
STROEDER tiene unos 2000 habitantes y tiene un aspecto muy acogedor y pujante, aunque parece tener problemas de abastecimiento de agua que la complican diariamente. Contrasta notablemente con CASAS y CAGLIERO.
A diferencia de la mayoría de los pueblos, STROEDER nació antes de la llegada del ferrocarril. Se fundó en 1905 y el tren llegó recién en 1911. La estación es muy importante y tiene sectores con planta alta como otras bonaerenses como Libres del Sur, Nicolás Escribano, Arturo Vatteone, Lin Calel, El Zorro, etc.
Stroeder, un pueblo agrícolaViejos comercios del puebloViejo edificio frente a la estaciónFrente de la estación STROEDER, imponenteLado andén de la estación STROEDERImpecable andén pese a la inactividadSucesión de carteles en filaUna persiana metálica increíblemente conservadaBalanza centenaria en el andénNomencladorGalpones perfectos pero en desusoEl anden y al fondo los silos de la JNG
Dejamos nuestro periplo ferroviario por este viaje ya que no teníamos mas tiempo de vacaciones. Tomamos la RN3 y ya sin parar seguimos hasta Coronel Pringles, donde nos alojamos a última hora del día.
Al día siguiente, en unas horas llegamos a casa poniendo fin a este intenso y hermoso viaje relámpago al sur de 4549,7 km en 8 días.
Después de la aventura de conocer Mina Gonzalito y de haber cenado algún mejillón con plomo, seguimos nuestro derrotero de regreso a casa, el cual de aquí en más sería estrictamente ferroviario.
En una primera tanda, intentaríamos visitar las intermedias entre San Antonio Oeste y Viedma. es decir las cuatro estaciones «militares» y la de nombre extraño : General Lorenzo Vintter, Nueva León, Vicealmirante Eduardo O’Connor, General Liborio Bernal y General Nicolas Palacios.
En rigor, la primera de todas, GENERAL LORENZO VINTTER, no la visité en este viaje sino que lo hice unos años atrás, en un viaje en solitario con Pampa 01 viniendo de Puerto Madryn, pero como no la publiqué, me pareció oportuno integrarla aquí.
Abriendo una tranquera desde la RN03 me arrimé las vías y después las seguí por una huella inexistente entre el alambrado y el terraplén para encontrar la abandonada estación.
Pampa 01 luchando con la vegetación
VINTTER tiene la particularidad que fue una estación de transferencia con el ramal de las remolachas, que en formato trocha angosta, se había construido para sacar la producción de azúcar del ingenio San Lorenzo, del cual me ocupé en una entrada anterior.
Por este motivo era una estación importante con una gran playa de maniobras bitrocha y donde vivía mucha gente que trabajaba en las tareas de mantenimiento y descarga. Mientras el ingenio estuvo vivo debió haber muchísima actividad, ya que en uno de sus edificios hasta había una importante Usina.
La estaciónEl cartel, que con cariño se puede leerUsina y gran tanque de aguaLo quedó de un galponVagones abandonadosMas vagones abandonadosUsinaInterior de la Usina
Saque muchas fotos de detalle que las pueden ver en el carrusel que sigue:
Usina
Un asomo tras los vidrios rotos
Interior de la usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
La estación y un edificio auxiliar
Edificio auxiliar con pararrayos
Gigantesco tanque de agua
La estación
Interior de la estación
Vagones abandonados
Solitarios vagones
Bienvenidos al tren
Vagones abandonados
Así me despidió Lorenzo Vintter
Hecho el paréntesis del pasado, en este viaje primero intentamos entrar desde la RN03 por una tranquera a Nueva León, pero un candado nos lo impidió. Una pena porque estábamos a sólo cuatro kilómetros.
Unos quince kilómetros más adelante por la RN03 tomamos por la ruta ripiada que lleva a Caleta de los Loros y Bahía Creek y de ese modo nos arrimamos a las vías, desde donde había dos tranqueras de alambre que al menos en principio, permitían apuntarle a Nueva León o a Vicealmirante O’Connor, a 16 y 24 kilómetros respectivamente.
Pese a que por lo curioso del nombre teníamos ganas de ir a ver Nueva León, la resignamos porque nos iba a introducir mucha demora. Ya habrá otra oportunidad…
Por ahora les adelanto que el curioso nombre de esta localidad remite a la fracasada Gobernación de Nuevo León, que fuera el nombre que, en recuerdo del reino de León, se le dio a la Patagonia en el año 1536 por parte del conquistador Simón de Alcazaba y Sotomayor. No tengo idea porque quedó mezclada con las estaciones «militares» del ramal.
Tampoco sabíamos si llegaríamos a Eduardo O’Connor pero decidimos ir en la dirección de regreso a casa. Dio bastante trabajo porque abrimos varias precarias tranqueras sobre una nueva claramente en desuso que además tenía muchos lugares con barro de alguna reciente lluvia y en varios puntos la vegetación se cerraba acariciando agresivamente a Pampa 03.
Los caminos de la vía…
Pero le pusimos garra y VICEALMIRANTE O’CONNOR apareció sorprendiéndonos por la magnitud de las edificaciones, la mayoría de ellas, construidas con durmientes como si fueran gigantescos ladrillos.
Indudablemente fue un gran centro de alojamiento de las cuadrillas de obras y vías, ya que la mayoría parecen ser viviendas. Además tiene varías vías de desvío como para estacionar varios trenes a la vez.
El barrio de viviendas de O’ConnorUn gran edificio apartado de la estación
También había construcciones de mampostería y muy curiosamente, la más modesta era la estación propiamente tal, que es de madera y conserva su cartel identificatorio.
Única construcción de mampostería, muy bonitaLa casa de mampostería y el enorme tanque de aguaLa humilde estación O’CONNOREstación O’CONNORLa precaria estación y su cartelEdificios de durmientes y una gran cisternaDetalles de las paredes de durmientesOtra de las casas construidas con durmientesOtra de las casas de durmientesUna zorra de vía que ahí quedóAljibe
Alguien vive aquí pero cuando pasamos no había nadie, así que no pudimos consultar sobre como salir de allí sin desandar camino, por lo que nos arriesgamos a seguir hacia la próxima, LIBORIO BERNAL.
La huella fue tan mala como la que habíamos hecho pero seguíamos abriendo precarias tranqueras con muy poco uso con la esperanza de no encontrar candados.
Y así logramos llegar a esta estación, mejor dicho, a lo poco que queda de ella.
Tiene una rara disposición ya que hay un pequeño edificio en ruinas muy alejado de las vías, que posiblemente haya sido vivienda, mientras que la estación, como ocurre en otras de este ramal, podría ser un vagón de madera, al que le quitaron los trenes rodantes para dejarlo fijo al suelo. El vagón está literalmente destruido; lo único en pie es un canjeador de fundición, que está casi inalterado.
Ruinas de un pequeño edificio, tal vez una viviendaLas mismas ruinas más un aljibePosiblemente este vagón reformado, ahora destruido haya sido la estaciónEl tiempo y el clima lo vencieronDifícil resistir en estas difíciles condicionesPalancas de señales y allá lejos el canjeadorLo único que se mantiene gallardamente en pieCon un poquito de mantenimiento, creo que funcionaría
A este punto no íbamos a recular y correríamos el riesgo de desandar muchos kilómetros más siguiendo hacia NICOLAS PALACIOS; la misma tónica, es decir huella sin pisar y apertura de tranqueras de alambre. La particularidad de esta estación es que queda muy cerca de una ruta por lo que la chance de una tranquera con candado nos tenía bastante preocupados, más que nada por la eventual demora.
Llegamos a la estación, donde además de un edificio que debió ser una importante escuela, encontramos solo ruinas, un vagón abandonado y repitiendo el esquema de la anterior, el edificio de la estación de nuevo es un vagón de madera acondicionado sin ruedas. En este caso está bastante entero disputando la sobrevivencia con el canjedor de fundición, similar al de Liborio Bernal.
Aquí no vive absolutamente nadie y es uno de esos lugares donde se disfruta intensamente de la profunda soledad patagónica que venía acompañándonos en estos páramos tan remotos.
Lo primero que se ve es el edificio de la escuelaLa platea debió ser vivienda y depósitos, muy alejada de las víasDesolaciónOtro edificio en ruinas alejado de las víasUn vagón que quedó como mudo testigo de otras épocasAljibeRumbo al infinitoLa modesta estaciónEstación Nicolás PalaciosUn pasajero en PalaciosUna pasajera en PalaciosUn mástil y otra construcción demolidaPosiblemente hayan sido los postes del nomencladorIncreíble poste de fundición inglésOtro canjeador «casi» operable
Ahora venía la hora de la verdad, que era salir al la ruta provincial. Y la suerte estuvo de nuestro lado ya que la tranquera estaba abierta!
Habíamos logrado costear las vías por más de 60 kilómetros sin quedar atrapados y casi logramos todos los objetivos sin contratiempos.
Salimos a la RN03 para retomar el regreso, siendo nuestro próximo y último desvío algunas estaciones más al norte de Carmen de Patagones, previo paso a comer unos sándwiches a la vera del río Negro.
Costanera de Carmen de PatagonesCostanera de Carmen de Patagones