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Categoría: Vacaciones al sur febrero 2023

Un viaje al norte de Santa Cruz con interesantes escala intermedias

MINA GONZALITO

13 de enero de 2024

Terminada la primera tanda de estaciones faltantes sobre la RN23 del tren Patagónico donde ahora sólo me faltan visitar dos estaciones y dos apeaderos entre Bariloche y San Antonio Oeste, era demasiado temprano para no hacer algo más antes de alojarnos en el puerto donde preveíamos una cena con mariscos en el reconocido restaurante Olaf.

No hay mucho entre Valcheta y San Antonio Oeste pero si uno busca, siempre algo hay.

Ese algo terminó siendo el recuerdo de un cartel sobre la RN3 que siempre me había llamado la atención y que por su posición geográfica siempre me había quedado pendiente por quedar a contramano de mis destinos: MINA GONZALITO.

Esta vez, con un «pequeño» desvío en Aguada Cecilio y Sierra Pailemán, pasar a asomarnos a la mina, quedaba más o menos en la ruta. Y allá fuimos.

La RP58 hasta Sierra Pailemán está muy buena, con mucho tránsito de camiones que traen piedra caliza para la planta de ALPAT que produce carbonato de sodio, desde una cantera que está reemplazando a la antigua cercana a Aguada Cecilio, todavía en operación.

El carbonato de sodio además de utilizarse para las industrias del vidrio, cerámica y jabón es el compuesto más demandado durante el proceso de producción del carbonato de litio a partir de salmueras, ya que es el insumo necesario para precipitar el litio. Esto tiene relación directa con la reciente rehabilitación del tramo ferroviario entre Carmen de Patagones y Bahía Blanca, ya que Tren Patagónico, está llevando este insumo hasta el norte argentino a través de la red, según se puede leer en el siguiente vínculo: https://www.bariloche2000.com/noticias/leer/litio-el-carbonato-es-una-gran-unidad-de-negocio-para-el-tren-patagonico/151523

Continuamos luego por un atajo desde Sierra Pailemán hacia Gonzalito, también utilizado para acceder al PCCA (Proyecto Conservación del Cóndor Andino, donde regularmente se hacen sueltas de cóndores, el cual ya no está tan transitado y hay que andarse con cuidado porque tiene muchas zanjas por cortadas de agua de lluvias.

Cuando este atajo se acerca a la RP61, que une la RN3 y Arroyo Los Berros, aparece lo inesperado, el abandonado y gigantesco proyecto minero Mina Gonzalito..

A diferencia de la mina La Angela que habíamos conocido el día anterior, esta quedó como lo dejaron al abandonarla, es decir que no se hizo remediación alguna, solo vandalismo artificial y erosión natural.

A simple vista, el área afectada era y es muy grande, apreciándose diques de cola secos, acopios de materiales, estructuras metálicas y tanques oxidados que el viento sacude y hace gemir lastimosamente.

Como me viene ocurriendo en todo este viaje, al estar improvisando destinos, no estaba al tanto al detalle de lo que se podía encontrar y termino haciéndolo en casa a medida que voy mirando las fotos. Al momento de la visita, no sabía ni siquiera qué minerales se explotaban aquí.

Les cuento que se trató de una mina que comenzó a operar en la década de 1950 extrayendo Plomo y Zinc, operada por una empresa denominada Geotécnica S.A., que obviamente desapareció cuando el negocio dejó de ser rentable, allá por 1982.

El yacimiento fue descubierto por un tal Gonzalo Corchado, luego Comisionado de Fomento de Arroyo Ventana, de donde supongo derivó el nombre del emprendimiento.

Al principio, durante los primeros años, solamente se extraía mineral a cielo abierto mediante tajos y socavones de hasta 9 metros de profundidad y a medida que se fueron agotando este tipo de reservas, se transformó en una explotación subterránea con chimeneas y piques de casi 200 metros de profundidad, con galerías horizontales de hasta 300 metros de desarrollo.

La cuestión es que en la década de 1960 la actividad subterránea se consolidó y entonces la necesidad de mano de mano de obra también, llegando a establecerse aquí, en este desierto infernal, más de 300 familias, conformándose de la nada en una población estable.

Se radicaron obreros bolivianos, chilenos, peruanos y del norte argentino, para llevar adelante la sacrificada labor. Expertos en minas llegaron desde distintos puntos del país, para sumarse a los extranjeros, conformando así un extraño y pintoresco pueblo multicultural.

Aquí en la mina, además de la extracción de los minerales, se hacía un primer procesamiento de concentrados de plomo y zinc, que explica las ruinas de instalaciones industriales dispersas por todo el predio, para luego ser trasladados a una planta de fundición en San Antonio Oeste.

El día que estuvimos allí hacía 37°C y pese a que por suerte no había viento, era difícil pensar establecerse para vivir aquí. Imaginen esto unos 70 años atrás, sin pavimentos cercanos (el asfalto de la RN3 llegaba lastimosamente a Bahía Blanca), sin comunicaciones, sin servicios de salud, sin agua potable y seguramente en condiciones durísimas de trabajo, no solamente por el esfuerzo y la paga, sino por las medidas de seguridad en el trabajo.

Sin embargo, en un grupo de Facebook «Mina Gonzalito somos todos», creado en 2022, el cual volvió a reunir a viejos pobladores y sus descendientes, pude leer muy interesantes testimonios donde todos recuerdan con cariño y nostalgia los buenos momentos que pasaron allí. Que diferentes son las perspectivas de las personas, según la vida que nos tocó llevar!

La gran cantidad de edificios, destechados y vandalizados, confirma la importancia de la población en su apogeo.

Todo lo anterior podría ser lo bueno de este emprendimiento, pero después de su cierre en la década de 1980, sobrevivieron los desastres ambientales, que aún permanecen como cicatrices abiertas, cuya arista visible inmediata es la cerrada oposición de las cercanas poblaciones de las provincias de Rio Negro y Chubut a los proyectos mineros. Mina Gonzalito es uno de los argumentos mas sólidos que esgrimen.

¡ Cuanto vale una explotación minera cuidadosa, controlada y sustentable y cuanto daño hace algo mal hecho!

Geotécnica creó ese pueblo y su partida lo hizo desaparecer, dejando el yacimiento con todos sus contaminantes al libre albedrío, con pozos abiertos que son un peligro, con estructuras a punto de caerse y cosas por el estilo. Remediación ambiental cero.

Transcribo parte de un artículo publicado en el diario Rio Negro hace un tiempo, que resume la situación

Pero Mina Gonzalito encierra muchos peligros reales hoy mismo: el pique, los químicos, los pozos. Hasta la inmensa cantidad de hierros y chapas herrumbradas son un riesgo concreto. Para el Derecho Civil, quien genera el daño debe prevenir sus efectos. O repararlos. Podrá decirse, como descargo, que cuando Geotécnica se retiró los usos y costumbres no incluían las normas actuales de seguridad y medio ambiente. O, tal vez, que está en una de las zonas de más baja densidad de la provincia. Hasta llama la atención que el camino que pasa por el medio de lo que fueron mina y aldea –y que vincula Sierra Pailemán con la Ruta 3– ni siquiera esté señalado en el mapa que el Estado de Río Negro entrega en las oficinas de Turismo. Aunque lo recorran cientos de personas cada año para asistir en setiembre a la suelta de cóndores, esa ceremonia ecologista por naturaleza. No está señalado ni con línea de puntos. Como si Mina Gonzalito no existiera. Como si, al obviarla, no correspondiera preguntar qué hicieron en los últimos 30 años los responsables del área de Medio Ambiente para exigir que se remedie el área, para prevenir que personas o animales sufran perjuicios. En otro país, Mina Gonzalito sería evidencia de un pasado del cual es posible aprender. Hasta podría ser un atractivo turístico, debidamente acondicionada con rejas que eviten caer en el pique o alambrados que demarquen las áreas peligrosas. Con cartelería que contara su historia, fechas, nombres, datos técnicos, que explicara de dónde vinieron y a dónde fueron las personas que habitaron en esas casas y se ganaron la vida trabajando en ese lugar. Aquí no. Está así, abierta, expuesta y a la vista. Con su soledad y su presencia humana. Como delatando las acciones. Y las omisiones

Diario rio negro

Lamentablemente el daño no fue sólo en el yacimiento, incluso el más grave fue en la misma ciudad de San Antonio Oeste, al depositar millones de kilos de material cargado de plomo y otros metales pesados cerca de la zona urbanizada y la ría.

Estudios realizados en 1995 revelaron niveles elevados de plomo, cinc y cadmio en la Bahía San Antonio. Diez años después, se descubrió que los mejillones de la ría contenían plomo, lo que llevó a la sospecha de contaminación en la población.

Se formó un equipo multisectorial para analizar la situación, y las pruebas realizadas en 200 niños en 2005 mostraron que casi el 20% tenía niveles de plomo en sangre superiores a lo aceptado por la OMS. A pesar de las promesas de remediación, en 2012 se encontró que más del 40% de los niños aún tenían niveles elevados de plomo. La promesa de remediación nunca se cumplió, dejando a la población afectada y las consecuencias de la minería irresponsable persisten.

Nos fuimos de este impensado destino, con la satisfacción de haberlo conocido y con el sabor amargo de su historia.

Ahora, a cenar y descansar en San Antonio Oeste. Pedí mariscos pero de haber sabido todo esto no hubiera elegido mejillones…

Nos vemos en la próxima, otra vez montados a los rieles del Tren Patagónico entre San Antonio y Viedma

MINA GONZALITO

13 de enero de 2024

Terminada la primera tanda de estaciones faltantes sobre la RN23 del tren Patagónico donde ahora sólo me faltan visitar dos estaciones y dos apeaderos entre Bariloche y San Antonio Oeste, era demasiado temprano para no hacer algo más antes de alojarnos en el puerto donde preveíamos una cena con mariscos en el reconocido restaurante Olaf.

No hay mucho entre Valcheta y San Antonio Oeste pero si uno busca, siempre algo hay.

Ese algo terminó siendo el recuerdo de un cartel sobre la RN3 que siempre me había llamado la atención y que por su posición geográfica siempre me había quedado pendiente por quedar a contramano de mis destinos: MINA GONZALITO.

Esta vez, con un «pequeño» desvío en Aguada Cecilio y Sierra Pailemán, pasar a asomarnos a la mina, quedaba más o menos en la ruta. Y allá fuimos.

La RP58 hasta Sierra Pailemán está muy buena, con mucho tránsito de camiones que traen piedra caliza para la planta de ALPAT que produce carbonato de sodio, desde una cantera que está reemplazando a la antigua cercana a Aguada Cecilio, todavía en operación.

El carbonato de sodio además de utilizarse para las industrias del vidrio, cerámica y jabón es el compuesto más demandado durante el proceso de producción del carbonato de litio a partir de salmueras, ya que es el insumo necesario para precipitar el litio. Esto tiene relación directa con la reciente rehabilitación del tramo ferroviario entre Carmen de Patagones y Bahía Blanca, ya que Tren Patagónico, está llevando este insumo hasta el norte argentino a través de la red, según se puede leer en el siguiente vínculo: https://www.bariloche2000.com/noticias/leer/litio-el-carbonato-es-una-gran-unidad-de-negocio-para-el-tren-patagonico/151523

Continuamos luego por un atajo desde Sierra Pailemán hacia Gonzalito, también utilizado para acceder al PCCA (Proyecto Conservación del Cóndor Andino, donde regularmente se hacen sueltas de cóndores, el cual ya no está tan transitado y hay que andarse con cuidado porque tiene muchas zanjas por cortadas de agua de lluvias.

Cuando este atajo se acerca a la RP61, que une la RN3 y Arroyo Los Berros, aparece lo inesperado, el abandonado y gigantesco proyecto minero Mina Gonzalito..

A diferencia de la mina La Angela que habíamos conocido el día anterior, esta quedó como lo dejaron al abandonarla, es decir que no se hizo remediación alguna, solo vandalismo artificial y erosión natural.

A simple vista, el área afectada era y es muy grande, apreciándose diques de cola secos, acopios de materiales, estructuras metálicas y tanques oxidados que el viento sacude y hace gemir lastimosamente.

Como me viene ocurriendo en todo este viaje, al estar improvisando destinos, no estaba al tanto al detalle de lo que se podía encontrar y termino haciéndolo en casa a medida que voy mirando las fotos. Al momento de la visita, no sabía ni siquiera qué minerales se explotaban aquí.

Les cuento que se trató de una mina que comenzó a operar en la década de 1950 extrayendo Plomo y Zinc, operada por una empresa denominada Geotécnica S.A., que obviamente desapareció cuando el negocio dejó de ser rentable, allá por 1982.

El yacimiento fue descubierto por un tal Gonzalo Corchado, luego Comisionado de Fomento de Arroyo Ventana, de donde supongo derivó el nombre del emprendimiento.

Al principio, durante los primeros años, solamente se extraía mineral a cielo abierto mediante tajos y socavones de hasta 9 metros de profundidad y a medida que se fueron agotando este tipo de reservas, se transformó en una explotación subterránea con chimeneas y piques de casi 200 metros de profundidad, con galerías horizontales de hasta 300 metros de desarrollo.

La cuestión es que en la década de 1960 la actividad subterránea se consolidó y entonces la necesidad de mano de mano de obra también, llegando a establecerse aquí, en este desierto infernal, más de 300 familias, conformándose de la nada en una población estable.

Se radicaron obreros bolivianos, chilenos, peruanos y del norte argentino, para llevar adelante la sacrificada labor. Expertos en minas llegaron desde distintos puntos del país, para sumarse a los extranjeros, conformando así un extraño y pintoresco pueblo multicultural.

Aquí en la mina, además de la extracción de los minerales, se hacía un primer procesamiento de concentrados de plomo y zinc, que explica las ruinas de instalaciones industriales dispersas por todo el predio, para luego ser trasladados a una planta de fundición en San Antonio Oeste.

El día que estuvimos allí hacía 37°C y pese a que por suerte no había viento, era difícil pensar establecerse para vivir aquí. Imaginen esto unos 70 años atrás, sin pavimentos cercanos (el asfalto de la RN3 llegaba lastimosamente a Bahía Blanca), sin comunicaciones, sin servicios de salud, sin agua potable y seguramente en condiciones durísimas de trabajo, no solamente por el esfuerzo y la paga, sino por las medidas de seguridad en el trabajo.

Sin embargo, en un grupo de Facebook «Mina Gonzalito somos todos», creado en 2022, el cual volvió a reunir a viejos pobladores y sus descendientes, pude leer muy interesantes testimonios donde todos recuerdan con cariño y nostalgia los buenos momentos que pasaron allí. Que diferentes son las perspectivas de las personas, según la vida que nos tocó llevar!

La gran cantidad de edificios, destechados y vandalizados, confirma la importancia de la población en su apogeo.

Todo lo anterior podría ser lo bueno de este emprendimiento, pero después de su cierre en la década de 1980, sobrevivieron los desastres ambientales, que aún permanecen como cicatrices abiertas, cuya arista visible inmediata es la cerrada oposición de las cercanas poblaciones de las provincias de Rio Negro y Chubut a los proyectos mineros. Mina Gonzalito es uno de los argumentos mas sólidos que esgrimen.

¡ Cuanto vale una explotación minera cuidadosa, controlada y sustentable y cuanto daño hace algo mal hecho!

Geotécnica creó ese pueblo y su partida lo hizo desaparecer, dejando el yacimiento con todos sus contaminantes al libre albedrío, con pozos abiertos que son un peligro, con estructuras a punto de caerse y cosas por el estilo. Remediación ambiental cero.

Transcribo parte de un artículo publicado en el diario Rio Negro hace un tiempo, que resume la situación

Pero Mina Gonzalito encierra muchos peligros reales hoy mismo: el pique, los químicos, los pozos. Hasta la inmensa cantidad de hierros y chapas herrumbradas son un riesgo concreto. Para el Derecho Civil, quien genera el daño debe prevenir sus efectos. O repararlos. Podrá decirse, como descargo, que cuando Geotécnica se retiró los usos y costumbres no incluían las normas actuales de seguridad y medio ambiente. O, tal vez, que está en una de las zonas de más baja densidad de la provincia. Hasta llama la atención que el camino que pasa por el medio de lo que fueron mina y aldea –y que vincula Sierra Pailemán con la Ruta 3– ni siquiera esté señalado en el mapa que el Estado de Río Negro entrega en las oficinas de Turismo. Aunque lo recorran cientos de personas cada año para asistir en setiembre a la suelta de cóndores, esa ceremonia ecologista por naturaleza. No está señalado ni con línea de puntos. Como si Mina Gonzalito no existiera. Como si, al obviarla, no correspondiera preguntar qué hicieron en los últimos 30 años los responsables del área de Medio Ambiente para exigir que se remedie el área, para prevenir que personas o animales sufran perjuicios. En otro país, Mina Gonzalito sería evidencia de un pasado del cual es posible aprender. Hasta podría ser un atractivo turístico, debidamente acondicionada con rejas que eviten caer en el pique o alambrados que demarquen las áreas peligrosas. Con cartelería que contara su historia, fechas, nombres, datos técnicos, que explicara de dónde vinieron y a dónde fueron las personas que habitaron en esas casas y se ganaron la vida trabajando en ese lugar. Aquí no. Está así, abierta, expuesta y a la vista. Con su soledad y su presencia humana. Como delatando las acciones. Y las omisiones

Diario rio negro

Lamentablemente el daño no fue sólo en el yacimiento, incluso el más grave fue en la misma ciudad de San Antonio Oeste, al depositar millones de kilos de material cargado de plomo y otros metales pesados cerca de la zona urbanizada y la ría.

Estudios realizados en 1995 revelaron niveles elevados de plomo, cinc y cadmio en la Bahía San Antonio. Diez años después, se descubrió que los mejillones de la ría contenían plomo, lo que llevó a la sospecha de contaminación en la población.

Se formó un equipo multisectorial para analizar la situación, y las pruebas realizadas en 200 niños en 2005 mostraron que casi el 20% tenía niveles de plomo en sangre superiores a lo aceptado por la OMS. A pesar de las promesas de remediación, en 2012 se encontró que más del 40% de los niños aún tenían niveles elevados de plomo. La promesa de remediación nunca se cumplió, dejando a la población afectada y las consecuencias de la minería irresponsable persisten.

Nos fuimos de este impensado destino, con la satisfacción de haberlo conocido y con el sabor amargo de su historia.

Ahora, a cenar y descansar en San Antonio Oeste. Pedí mariscos pero de haber sabido todo esto no hubiera elegido mejillones…

Nos vemos en la próxima, otra vez montados a los rieles del Tren Patagónico.

ESTACIONES PAMPEANAS Y BONAERENSES

HUCAL

La leyenda de HUCAL en pie

Cuando uno se asoma a esta perdida estación dentro del monte pampeano, nunca puede imaginar la importancia que tuvo en el pasado.

Solamente ver los talleres ferroviarios que albergó para atender de cuatro formaciones a la vez y dónde se reparaban las viejas calderas de vapor, le dan a uno una idea del movimiento que debió haber aquí.

Hay un barrio ferroviario con muchas casas, la mayoría destruidas y hasta todavía existe una pileta olímpica de natación, obviamente abandonada, que fue la segunda pileta publica habilitada en La Pampa construida en la década del 40.

Dentro de la cercana estancia HUCAL, origen del poblado y donadora de las tierras para el ferrocarril hay una impresionante capilla, en excelentes condiciones que no pudimos visitar por una tranquera con candado.

Y la estación está allí, con sus nomencladores y sus vías resistiendo el tiempo gracias a una asociación «Hucal Despierta» que se ha propuesta preservarla para promover actividades turísticas y culturales.

Una visita que vale la pena hacer para viajar en el tiempo…

COTITA

Mil veces pasé por RN35 y nunca me había dado cuenta que ahí nomás estaba la estación Cotita, que había visto en los mapas en alguna oportunidad. El monte de caldenes tapaba todo y la verdad creía que nada existía.

Como ahora andábamos con tiempo y curiosidad, nos internamos por una huella esperando no encontrar nada y grande fue la sorpresa de al menos encontrar el andén y los nomencladores, con el terreno limpio de de vegetación. Luego me enteré que un grupo de entusiastas ferroviarios había estado manteniendo el lugar y por eso era accesible.

El nombre “Cotita” surgió del apodo con el que fuera conocida Mariana Juana Cambaceres, hija del primer dueño de la estancia Hucal, en La Pampa.

Al organizarse dicho predio rural hacia fines del siglo XIX, a uno de sus campos se le asignó el nombre de “La Cotita”. Culminando la segunda década del siglo XX, sobre esas tierras había avanzado el cultivo de trigo y un ferrocarril pionero en la región las transitaba desde hacía más de veinte años, aportando la logística de transporte para llevar el cereal cosechado hacia el puerto de Bahía Blanca. Con esa función, se había conformado un desvío ferroviario hacia el límite noreste del campo La Cotita.

Por la magnitud que habían alcanzado sus instalaciones, se le otorgó la categoría de estación con el nombre de “Cotita” en 1919, obteniendo su habilitación pública oficial en 1920 para prestar servicio de cargas, pasajeros y telégrafo en el ramal ferroviario Bahía Blanca al Noroeste. El edificio de la estación fue construido con chapas de zinc y madera, teniendo como unidades anexas una pequeña casa con paredes de ladrillo, para el jefe de la misma, y dos galpones para el almacenamiento de granos. Nade de eso existe ahora.

Su población apenas llegó a superar los 40 habitantes, hacia mediados del siglo pasado. Los servicios de Cotita incluían, además de la estación ferroviaria, una escuela de nivel inicial, un destacamento policial, una herrería, dos silos para acopio de cereales y un comercio de ramos generales, propiedad de la familia Mondelo, que incluía venta de pan, carne y leña, expendio de combustibles líquidos y servicio de estafeta postal.

La información que resumí más arriba fue extraída de aquí

Nomenclador de La Cotita
El solitario andén
Al fondo, ahora que está despejado se puede ver la RN35, ahí nomás

AVESTRUZ

Saliendo de Guatraché hacia el este, al ingresar a la provincia de Buenos Aires por la RP76, a mano derecha un solitario y enorme tanque de agua de ladrillos, revela que hubo una estación ferroviaria.

Mirando el GPS descubrimos que se trataba de la estación AVESTRUZ, perteneciente al famoso ramal de «los bichos» (Tres Cuervos, Víboras, Avestruz).

Por supuesto desviamos por una huella precaria y nos acercamos, comprobando que además del tanque de agua, también existían todavía el andén y la plataforma de un galpón, seguramente desmantelado. No pasan más trenes por aquí hace rato.

La plataforma del galpón desaparecido

BORDENAVE

Siguiendo la RP76, nos salteamos Darragueira porque nos habíamos consumido mucho tiempo y no teníamos definido donde parar a dormir o acampar.

Sin embargo antes de tomar el desvío a Puán, donde podíamos llegar a recalar, se nos puso tan cerca la estación BORDENAVE, que no quedó otro remedio que ir a verla…

Por aquí si pasan trenes y la estación está bien conservada y se trata de una vivienda particular donde además funciona un restaurante-rotisería-heladería «Lo de Patricia»

Por lo que luego pude leer en Internet, Bordenave merece dedicarle más tiempo a una visita ya que este tranquilo pueblo tien varios atractivos que dejamos pasar: El Paseo de los Caldenes, la plazoleta Bautista Bordenave, la Capilla San Antonio y entre otros, también se encuentra el Paraje El Pincén.

Será para otra vez.

Estación Bordenave desde el sur
Nomenclador de Bordenave
Estación Bordenave, con su corralito de seguridad.
Galpón de cargas
Lo de Patricia, en el frente de la estación, hacia el pueblo

PUAN

Llegamos a PUAN con la idea de acampar al costado de la laguna, ya que era loque seinfería de lo que veníamos leyendo en Internet. Sin embargo nos encontramos con un bonito lugar para pasar una tarde y hacer un picnic, pero no para pasar la noche, ya que el parque municipal no está cercado y rodeado por el poblado, sin instalaciones para campamento.

Así que seguimos pensando ahora en Guaminí y Cochicó pero a la pasada se nos cruzó la estación, así no quedó otra que asomarnos a verla. Actualmente funciona como estación de cargas y comparte su funcionalidad como terminal de ómnibus.

Estación Puán, a través de las patas el tanque de agua
Estación con andén anulado por instalaciones de la terminal de ómnibus
Playon de estacionamiento en el frente de la estación
La locomotora 6612 «Gloria» haciendo maniobras

ESTACIONES FERROVIARIAS ENTRE MÉDANOS Y LA ADELA

En el derrotero hasta LA ADELA, nos encontramos con la grata sorpresa del excelente estado de conservación de NICOLÁS LEVALLE, la cual indudablemente está preservada por alguna organización pese a que no presta servicio alguno, salvo ver pasar trenes cargueros.

Desde la estación, salían desvíos salineros que llegaban al cargadero de vagones al cual arribaban por la vía de trocha angosta trenes con cargamentos de sal desde las salinas La Aurora y Las Barrancas.

Entre la década de los años 80 y 90 ambos cargaderos fueron sacados de servicio y se reemplazaron por camiones que cargan la sal en las respectivas salinas y la llevan a los distintos puntos de consumo.

Algunas referencias a estos ramales salineros se pueden leer cliqueando sobre el resaltado. (Al principio habla de Anzóategui, pero más abajo se refiere a las salinas cercanas a Levalle)

El desolado andén de Levalle pero en perfecto estado de conservación

Salimos satisfechos a la ruta en busca de la próxima estación y nos topamos con ALGARROBO , cuyo poblado se llama JUAN COUSTÉ. Es una tranquila localidad de unas 5000 almas con aspecto muy prolijo, con una estación bastante conservada, pero que no presta servicio alguno.

Buscando alguna referencia al motivo de la dualidad de nombre, encontré este curios artículo de un sitio uruguayo: http://viajes.elpais.com.uy/2021/04/27/habia-petroleo-pero-lo-olvidaron/

En el mismo, además de mencionar que Juan Cousté fue un importante hacendado de la zona que también fue Intendente del Partido de Villarino, lo que explica el nombre. Pero lo más curioso es que la zona estuvo envuelta en un aparente hallazgo de petróleo mientras buscaban agua para riego , que derivó en una serie de interesantes conflictos por permisos de cateo por algo que luego no tuvo entidad.

El nomenclador de ALGARROBO

Siguiendo nuestro recorrido ferroviario nos tocó la desolada MONTES DE OCA, donde salvo el nomenclador, el andén, algunos escombros y un enorme cactus, no hay nada más. Aquí nunca hubo poblado o al menos no hay vestigio alguno.

El camino de acceso a MONTES de OCA

Más adelante, «encontramos» por llamarlo de algún modo, lo que queda de GAVIOTAS, donde claramente se ha demolido casi todo, donde únicamente quedó claramente visible el enorme tanque de agua.

Los restos de GAVIOTAS

Por último, intentamos llegar a ANZOATEGUI, que si curiosearon el enlace de ramales salineros previo, notarán que también tuvo pasado ferroviario salinero.
No pudimos llegar porque una tranquera con candado, carteles disuasivos y una cámara de seguridad, sugerían no intentar entrar. No obstante logramos sacar unas fotos desde lejos que nos revelaron una arquitectura diferente al resto de las de las de este ramal, con esa sucesión de construcciones con techos a dos aguas perpendiculares a las vías. Escondido se alcanza a ver el nomenclador.

ANZOATEGUI, desde lejos

 

 

 

VACACIONES FEBRERO 2023, EL VIAJE COMPLETO

Ir al sur argentino desde Buenos Aires implica muchos kilómetros de ruta que de algún modo hay que amortizar. Por eso, además del objetivo final, es importante tratar de encontrar objetivos intermedios que hagan más entretenido y llevadero el viaje.

Eso es lo que hicimos con mi esposa este febrero 2023 cuando decidimos volver a visitar el Parque Nacional Perito Moreno en el norte de Santa Cruz, a más de 2500 km de casa.

Un asomo al viaje a través de Relive

DIA 1: Florencio VARELA – LA ADELA:

Salimos de Florencio Varela el lunes 12 de febrero por la mañana con la idea de pernoctar en La Adela, provincia de La Pampa, a 850 km de casa.

El entusiasmo de las primeras horas de vacaciones después de un largo año sin viajes extensos, nos hizo viajar raudamente hasta Bahía Blanca sin paradas, solamente las obligadas para reponer combustible y cargar los mapas en en el GPS que misteriosamente habían desaparecido, en la casa de mi amigo Pablo.

Como el tiempo nos sobraba, a partir de allí iniciamos nuestras escalas intermedias, visitando estaciones ferroviarias, un clásico de nuestros viajes. Muchísimas veces pasamos por la ruta 22 y siempre dejábamos para otra vez visitar algunas de las estaciones del ferrocarril del Sud y esta vez no íbamos a postergarlas. Desde Bahía Blanca hasta Médanos ya las conocíamos, pero de allí en adelante no, así que procedimos a hilvanarlas en serie, sin saltear ninguna.

En el siguiente enlace ESTACIONES FERROVIARIAS ENTRE MÉDANOS Y LA ADELA te muestro lo que encontramos en ese derrotero.

Cayendo la tarde nos alojamos en el complejo PAMPAS AL SUR completamente recomendable para pasar la noche después de intensos casi 1000 kilómetros del primer día de viaje.

DÍA 2: De La Adela a Los Altares (13 de febrero de 2023)

Hoy fue un día tranquilo de enlace, disfrutando de la compañía, del paisaje y del manejo, que tanto me gusta.

Le pegamos de un tirón hasta Arroyo Verde, donde paramos a comer algo en el acceso a Puerto Lobos, donde verifique que la ruta que viene de Cona Niyeu existe pero tiene una tranquera con quinientos mil candados, y después hicimos una fugaz visita a Puerto Madryn para visitar el terreno que tenemos allí.

Luego hasta Trelew por la nunca terminada Autovía 3 y de allí derecho por la RP25 hasta Los Altares, donde nos alojamos en la hermosa y remozada hostería del Automóvil Club.

Revisando cómo crecen los alpatacos en nuestro terreno en Madryn
Estación Transformadora Loma Blanca Este, cuya construcción me tocó dirigir a distancia durante la pandemia.
Solitaria RP25 antes de llegar a Las Plumas
Formación «El Barco», en el valle de Los Altares

DÍA 3: De Los Altares a Lago Pueyrredón (14 de febrero de 2023)

Con mucho entusiasmo por ser el último día de enlaces para entrar al primer «teatro de operaciones» de la cordillera santacruceña, seguimos por la RN25 un buen trecho hasta tomar el atajo por la RP 63 que te deja en San Martín, acortando muchos kilómetros. La están asfaltando y será una excelente opción una vez que la terminen, aunque falta bastante.

Una vez en la RN40, después del desvío a Aldea Apeleg (vieja ruta 40) el pavimento se vuelve una sinfonía insoportable de pozos y baches, una verdadera vergüenza para nuestra emblemática ruta turística. Tal es así que decidimos entrar a Facundo para ir hasta Río Mayo por el ripio de la RP43 y evitarlos. El desvío, al margen del esquive de los pozos, te permite conocer el hermoso valle de Facundo regado por el río Senguerr y por otra parte está en muy buen estado, retrotrayéndote a los viejos caminos de ripio patagónicos.

Los vergonzosos pozos de la RN40

Facundo y el valle del río Senguerr
En algún lugar de la RN40 antes de Bajo Caracoles

Dejamos la RN40 en Bajo Caracoles para romar la RP39 rumbo a Lago Posadas, donde pasamos los siguientes días.

DÍAS 4 y 5 : Descanso en Lago Pueyrredón (15 y 16 de febrero de 2023)

Los detalles de esos días y lo que hicimos lo pueden leer haciendo clic AQUÍ

DÍA 6 : La nueva RP41 (17 de febrero de 2023)

Luego de la placentera estadía en esta zona, encaramos la nueva RP41 para dirigirnos al Parque Nacional Perito Moreno, donde también nos quedaríamos unos días en la estancia La Oriental, visitando a mi querido amigo Eduardo Lada.

La nueva RP41, habilitada únicamente para vehículos 4×4, sigue siendo un atractivo muy interesante, aunque vale aclarar que también sigue siendo un trayecto muy solitario que requiere cierto espíritu de aventura y sacrificio, ya que cualquier problema que uno tenga (una lluvia inesperada, un par de pinchaduras, un desperfecto mecánico,etc.), puede implicar pasar una noche a buena altura en la cordillera con mucho frío, ya que hay muy poco tránsito diario para recibir ayuda. Aprovecho para decir que no es muy racional meterse con un vehículo 4×2, mucho meno si no es lo suficientemente alto o si se lo intenta en solitario. Conviene encararla temprano en la mañana para tener chance de cruzar algún vehículo a lo largo del día.

En mi caso, ya la hice varias veces, conozco el terreno y por otra parte tengo la experiencia para bancar alguna dificultad de este tipo. Y pese a a haberla hecho varias veces, me sigue gustando apreciar los increíbles paisajes que atraviesa.

El istmo entre los lagos Posadas y Pueyrredón
Un mirador en la parte más elevada de los caracoles
El cerro Belgrano asoma en el horizonte
La precaria huella en la parte más alta del recorrido
La bajada hacia el Parque nacional perito Moreno, con el río y el lago Belgrano a la vista
La emblemática rueda de carreta que marca el acceso a la estancia La Oriental
Estancia La Oriental

DÍAS 7 y 8 : El Parque Nacional Perito Moreno (18 y 19 de febrero de 2023)

Las dos narraciones de más abajo, resumen lo más relevante de nuestra estadía en mi lugar en el mundo:

SENDERO GRANDE DE LA PENÍNSULA BELGRANO

CIRCUITO MIRADOR DEL BELGRANO Y ASOMO AL DEL AZARA

DÍAS 8 y 9 : Enlace y estadía en El Bolsón (20 y 21 de febrero de 2023)

Ya habíamos emprendido el largo regreso pero fue tan rápida la salida del parque y la ruta hasta Rpio Mayo, que en vez de salir por Sarmiento, decidimos a pasar a ver a nuestros amigos Guillermo y Elcira en El Bolsón.

Como algo novedoso, después de compartir una cena y un almuerzo con ellos, fuimos hasta Epuyén, donde nos animamos a entrar al famoso Laberinto, emplazado en un jardín espectacular. Muy recomendable y divertida su visita.

La entrada (o la salida) del PNPM por la RP37
Entrando a la RN40 con el cerro Las Horquetas de fondo
Entrando a la RN40 con el cerro Las Horquetas de fondo
Almacén abandonado El Olnie, sobre la RN40

Álbum de El Laberinto de Epuyén:

DÍA 10 : De El Bolsón a Viedma (22 de febrero de 2023)

CUATRO ESTACIONES EN LA LINEA SUR

DÍA 11 : De Viedma a Cochicó (23 de febrero de 2023)

Fue un día intenso, visitando sin planificaciones, muchos lugares interesantes:

GUARDIA MITRE

EL INGENIO SAN LORENZO

ESTACIONES PAMPEANAS Y BONAERENSES

Al final del día, terminamos acampando en la laguna de Cochicó, que al ser un día de semana, estaba muy tranquilo.

El lugar de acampe es muy agradable y tiene sanitarios en buenas condiciones.

Campamento
Atardecer en la laguna

DÍA 12 : De Cochicó a casa (24 de febrero de 2023)

Nos levantamos temprano con la idea de llegar rápido a casa. Sin embargo se nos empacó Pampa 02 y nos hizo renegar bastante hasta que misteriosamente comenzó a funcionar normal de nuevo, como si hubiera pasado mal la noche.

Pero no fue todo. en el km 114, cerca la laguna de Lobos se plantó y quiso seguir.

Terminamos llegando a casa sobre una plancha, lo que no empañó un viaje espectacular: al fin y al cabo Pampa 02 no se portó tan mal: el mismo desperfecto en cualquier otro lugar alejado hubiera sido un verdadero problema.

Hicimos 6300 km andando y 120 en una plancha. Los fierros son así…

Que se le va a hacer. Después de todo la tengo que perdonar…

Hasta la próxima

LAGOS POSADAS Y PUEYRREDÓN

Esta zona es un rincón poco conocido de la Patagonia, ya que en el pasado su acceso no era muy cómodo, por llamarlo de algún modo.
Si bien la RP 39 siempre fue una sencilla ruta de ripio típicamente patagónica, los casi 100 kilómetros que los separan de Bajo Caracoles desanimaban a los viajeros, potenciados por la falta de información reinante.

Pero hace un tiempo la cosa cambió. Una ruta recientemente abierta por Vialidad de Santa Cruz, entre el lago Posadas y el Parque Nacional Perito Moreno, de la cual me enorgullezco de haber sido uno de los precursores, al haberla recorrido en modo offroad para vehículos de cuatro ruedas en 2016, hizo que muchos aventureros se largaran a investigar. La crónica de esa aventura la pueden leer haciendo clic.

Esta ruta, por ahora recomendable solamente para vehículos 4×4, permite hacer un circuito «redondo» sin ir y volver por el mismo camino, por paisajes deslumbrantes pero muy solitarios.

Los menos osados ahora se asoman a la zona para tantear el terreno y no quiero pensar el auge que tendrá cuando finalmente la ruta sea apta para todo tipo de vehículos. Otro nuevo atractivo es un nuevo paso a Chile siguiendo el curso del río Oro, el cual se ha comenzado a construir.

En mi caso había andado por aquí varias veces, pero siempre de pasada, yendo o viniendo del Parque Nacional Perito Moreno y una vez que nos llegamos hasta las nacientes del río Oro, a los pies del cerro San Lorenzo.

Nunca me había quedado un par de días en la zona acampando a orillas de los lagos, disfrutando del hermoso microclima cordillerano que reina aquí, a solamente 250 metros sobre el nivel del mar pese a estar completamente inmerso en los Andes patagónicos.

Entramos por el norte del lago Posadas, visitando el famoso Arco de Piedra, para luego cruzar a la margen de enfrente por el istmo que lo separa del lago Pueyrredón.

Arco de Piedra
La costa norte del lago Posadas, por donde sube la nueva RP41

Nuestro objetivo era acampar un par de días en el camping de la estancia Suyai, al cual le había echado el ojo las veces pasadas. Con base allí, ademas de descansar de las largas etapas de aproximación de los días previos, haríamos algunas caminatas a la rara península que está enfrente de la estancia Suyai y algún que otro circuito que teníamos en mente. Y eso fue lo que hicimos.

CAMPAMENTO EN LA ESTANCIA SUYAI

La estancia Suyai hace muchos años que recibe al turismo. Ya en en el lejano 2006 recuerdo que bajando desde Los Antiguos por la RP 41, unos pequeños cartelitos invitaban a visitarla y te llevaban por una huella poco transitada al istmo que divide el lago Posadas del Pueyrredón. En esa oportunidad, una tranquera con candado me impidió conocerla ya que para hacer el rodeo por por el pueblo no nos daban los tiempos. Eran las épocas de vacaciones con los chicos en Pampa 01 con un tráiler lleno de chirimbolos; la crónica, aquí

El lugar es muy bonito, tiene un par de cabañas y departamentos que hay que reservar con tiempo, pero también dispone de una zona arbolada de camping con fogones y sanitarios que es un sueño. Nos establecimos allí por dos días con la ventaja de que al ser días de semana, estábamos solos con todo el lugar para nosotros.

Es de destacar la amable atención del encargado, Don Roberto Faucino, quien con su calidez, se desvivió para que la pasemos de diez, facilitando información y accesos de los distintos distintos lugares para conocer.

CAMINATA A LA PENÍNSULA

Justo enfrente de la administración de la estancia, la costa presenta una caprichosa curiosidad. Una larga y angosta península se introduce en el lago e invita a visitarla. En años anteriores accedimos en la comodidad de los vehículos pero esta vez la disfrutamos de otro modo, caminando.


Tiene unos dos kilómetros de largo y un ancho variable entre 10 y 20 metros; lentamente está siendo colonizada por vegetación cuyas semillas las lleva el viento. Al llegar a su extremo uno puede imagina que que se está en la proa de un «Titanic» en el medio del lago.

Es una geografía particular de la zona ya que no es la única; en la desembocadura del río Oro hay otra similar.

La extraña Peninsula
frente a Suyai
En el extremo de la península
La estancia Suyai desde la península
Península, al fondo la estancia Suyai
Caminantes satisfechos
Paisajes que llevan a la relajación
Vista de la península desde las alturas del Santuario de la Virgen
Santuario de la Virgen, en un bosque de pinos de las alturas
La estábamos pasando realmente bien
Paisajes que enamoran

Vegetación de la zona

CUATRO ESTACIONES EN LA LINEA SUR

En todos mis viajes siempre hay algún tiempo dedicado a visitar estaciones ferroviarias que no conozco o volver a relevar algunas después de algún tiempo.
A las de de Línea Roca de la Línea Sur, despacito las voy conociendo a todas y en este último viaje, estuve en tres que nunca había visitado y en una donde renové los votos. No me quedan muchas más por conocer pero ya van a caer…

NENEO RUCA

Ya un par de veces me había quedado con las ganas de conocerla por cuestiones de tiempo, pero esta vez decidí no postergarla más. No está muy lejos de la RN 23, a unos 12 kilómetros, entre Pilcaniyeu y Comallo. Al desviarnos de la ruta, primero es una huella vecinal que va hilvanado estancias pero al cruzar las vías y apuntarle a la estación, pasa a ser una huella muy poco pisada que se interna en unas interesantes serranías junto con el terraplén ferroviario.

En un momento se atraviesa un especie de cañón bastante angosto al costado de las vías y luego el paisaje se abre en una gran planicie donde a lo lejos se divisa un tanque de agua. Al acercarnos, también alcanzamos a ver un nomenclador de madera y al llegar allí, también encontramos el borde de un andén de material mas escombros de lo que seguramente fue alguna dependencias ferroviaria. Llegamos NENEO RUCA

La soledad es suprema y realmente me dio mucho placer poder llegar hasta allí, donde seguramente alguna vez hubo actividad.
Al regreso, cuando publiqué unas fotos en facebook, un amigo me acercó un artículo sobre un importante accidente ferroviario entre un tren de carga y uno de pasajeros que había acontecido en las cercanías, cuya crónica esta aquí

Serranías por donde se accede a NENEO RUCA
El viejo tanque de agua sobrevive como puede, con medio techo
El anden donde alguna vez algún pasajero esperó el tren
El nomenclador, donde con mucha imaginación todavía se lee NENEO RUCA

EMPALME

Después de NENEO RUCA, seguimos viaje hacia el este; de aquí en más la mayoría ya las había visitado, pero el aspecto de EMPALME nos llamó la atención.

Allá por 2010, anduve por acá. Estaba nevando un poco y el edificio estaba completamente abandonado. Había leído no hace mucho, que con motivo de los viajes turísticos de La Trochita entre Ingeniero Jacobacci y Ojos de Agua, la iban a volver a utilizar. Con mucha alegría encontré que ahora se lo había puesto en valor y que efectivamente era una parada activa de este nuevo emprendimiento.

Su nombre original era Desvío Km 648, ya que allí se abren los ramales a Esquel y a Bariloche que entre este punto y Ingeniero Jacobacci comparten un riel, ya que son trochas diferentes.

Nueva estación Empalme
Parece mentira ver algo puesto en valor
Los dos viejos vagones son la cocina y deposito de la confitería que hay en el edifico principal
Estación Empalme con nuevo anden para La Trochita
Los viejos vagones de La Trochita siguen ahí, en el olvido, en una vía muerta
Álamo bandera en Empalme

PERCY SCOTT

El largo camino de la RN 23 lo fuimos transitando sin más problemas que una pinchadura de cubierta en Aguada de Guerra. No teníamos muchas expectativas de nuevas estaciones a visitar porque en el pasado, las que nos faltan siempre se nos negaron por tranqueras con candado. No obstante cada vez que pasamos cerca de alguna nos asomamos para ver si el candado no está.
Y esta vez, en una huella que acercaba a PERCY SCOTT, la tranquera no tenía candado!

Entramos y nos dejamos guiar por el GPS, que nos llevó a cruzar las vías y luego doblar hacia el este unos dos kilómetros. Pero por más que prestamos atención no encontramos indicio alguno de estación o apeadero, aunque sea unos escombros.
Quisimos creer que un insignificante ensanche del terraplén y unos postes de madera cerca del kilómetros 246 era lo que buscábamos, pero sabíamos que únicamente era para justificarnos. PERCY SCOTT no existía..

Al volvernos, con otra perspectiva, al cruzar las vías, unos 200 metros al oeste, lejos de la posición que nos marcaba el GPS había algo. Dejamos la chata sobre la huella con el entusiasmo renovado, fuimos a investigar.
Y entonces, con gran alegría, encontramos el andén; estaba ahí nomás pero con los datos equivocados casi lo perdemos. No hay mucho más, solamente encontramos los restos de un contrapiso sin siquiera escombros de alguna vieja construcción.
Pero la encontramos! Y Raine Golab, donde quiera que estés, supongo estarás satisfecha que lo logré: tantas veces hablamos de este lugar y finalmente apareció.

La huella después de cruzar las vías, donde divisamos algo
Nosotros sobre el andén, contentos con el hallazgo
Además del andén, este contrapiso es lo único que quedó.

CARMEN DE PATAGONES

El periplo de la RN 23 y posterior RN 03 nos puso en San Antonio Oeste frente al cruce con un carguero proveniente del yacimiento de caliza de ALPAT en Aguada Cecilio; por lo menos algunos trenes andan…
Como todavía no era muy tarde seguimos hasta Viedma, donde nos alojamos y pasamos la noche, previo a una riquísima cena en un restaurante de la Costanera, desde donde se podía apreciar la iluminada Carmen de Patagones.

Un carguero de caliza de ALPAT proveniente de Aguada Cecilio cruzando la RN 03
Carmen de Patagones nocturna, desde la costanera de Viedma
La iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en Carmen de Patagones

Después de desayunar en el hotel, cruzamos por el viejo puente ferrovial y nos dimos una pequeña vueltita por el centro de la pintoresca Carmen de Patagones, que sin duda merece mucho más tiempo. Pero, por ahora, el interés era conocer la vieja estación ferroviaria maragata del confín de la provincia de Buenos Aires, que está bastante alejada del centro de la ciudad.
Enfrente de la estación se encuentra en una plazoleta la primera locomotora «LA Maragata» que llegó aquí hace más de 100 años, en 1922.
La estación esta en muy buenas condiciones y allí funciona el Centro de Formación Profesional N°401; se nota que la han puesto valor no hace mucho y la verdad que está muy linda, como si estuviera preparada para recibir tráfico pronto.
Había un rumor que el Tren Patagónico saldría de allí pero las vías no parecen haber sido usadas recientemente.

«La Maragata», Monumento Histórico Nacional, fue la primera locomotora que llegó aquí hace más de 100 años
Nomenclador de la estación, muy lejos de la estación, pero está!
La mítica estación de Carmen de Patagones
Andén principal de Carmen de Patagones, sin tráfico pero en muy bien estado edilicio
Andén principal de Carmen de Patagones
Andenes principal y secundario de Carmen de Patagones, parecen listos para recibir pasajeros

Tristeza de ver un andén así, vacío y abandonado en el confín de la provincia.

Que lindo sería ver pasajeros y trenes aquí

Visitas realizadas entre el 22 y 23 de febrero de 2023

CIRCUITO GRANDE PENÍNSULA BELGRANO

Envalentonados con Adriana porque habíamos logrado caminar trece kilómetros recorriendo el mirador del lago Belgrano y un pequeño asomo al sendero del Azara, hoy nos animamos a encarar el Circuito Grande de la Península del lago Belgrano, que tiene más o menos dieciocho kilómetros.


Yo conocía el Circuito Chico de haberlo recorrido el año pasado y había quedado deslumbrado, por lo que el Circuito Grande era algo que deseaba conocer y más ahora que sabía que nos íbamos a poder bancar la caminata.

Nos levantamos temprano, desayunamos muy bien en La Oriental y nos fuimos con la chata hasta el estacionamiento próximo al inicio del sendero en el istmo de la península.

El clima estaba muy bueno porque apenas estaba nublado, no hacía mucho frío y había poco viento, ideal para el trekking. Sin mucha carga, sólo con una pequeña mochila con una vianda y agua suficiente, salimos rumbo a la aventura.

Los circuitos de la península, perfectamente señalizados

Se puede recorrer en cualquier sentido pero nosotros elegimos hacerlo en sentido horario. La primera parte es esteparia y a medida que se avanza hay una transición lenta al bosque de lengas, que van cobrando vigor a medida que se avanza hacia el oeste.

Juegos de luces y sombras sobre las aguas producen estas imágenes espectaculares.
Al fondo, el cerro Mié
Sobre el extremo sudeste de la península,el cabo Dos Bahías.
Si miran bien podrán notar unos de los refugios que voy a comentar más adelante. Hasta aquí estamos a unos 7 km del estacionamiento.
Disfrutando de la compañía y del paisaje rumbo al refugio Quetro

En este sector oeste de la península, comienza a aparecer el bosque andino de lengas y el sendero se interna en él.

Ya estábamos cerca del refugio Quetro, después de más de 10 kilómetros de caminata. Este refugio, como todos los demás del parque, son de un nivel «noruego», gracias a las donaciones que el magnate norteamericano Gilbert Buttler realizó en el parque.


A estos refugios se accede por ahora en forma gratuita, reservando en la página web del parque y disponen de espacio para tres o seis personas (hay dos modelos), con cuchetas, colchonetas, asientos, una mesa, enseres de cocina, elementos de limpieza, una salamandra y leña cortada, todo en una coqueta y acogedora cabaña de construcción increíble. La próxima vez que visitemos el parque vamos a planear pasar una noche en uno de ellos, debe ser una experiencia fascinante y confortable.
A su alrededor hay algunos espacios para camping perfectamente delimitados, con un baño de uso de publico, en condiciones excepcionales de pulcritud y limpieza

Buscando el Quetro
Sufrido bosque de lengas
Plataforma para camping
La increíble playa La Arena con su isla desierta enfrente
Playa Quetro, mirando hacia el sur
Playa Quetro, mirando hacia el norte

Con lo hecho, ya habíamos completado la mitad del recorrido planeado. El lento pasaje de la estepa al bosque, acercándonos a las altas montañas nevadas limítrofes bordeando el brazo sur del lago Belgrano que vivimos, iba a ser a la inversa. Ahora iríamos dejando las montañas nevadas y el bosque para volver a la estepa pero bordeando el brazo norte del lago, de características completamente diferentes al sur.
El aporte del río Volcán, que trae las lechosas aguas de los glaciares del cerro San Lorenzo, hace que la gradual mezcla de las aguas le proporcione mil tonos de turquesa, mostrando algo tan lindo que es difícil de creer.
Luego el sendero se adentra en la península , la cual en su interior tiene una serie de lagunas que a esta esta altura del año tienen poca o casi nada agua aportando colores extraños al revelar sus fondos secos.

El brazo norte del Belgrano y sus mil tonos de turquesa.
El brazo norte del Belgrano y sus mil tonos de turquesa, otra vez
El delta del río Volcán cuando vierte sus aguas en el Belgrano, que trae del cercano San Lorenzo.
Istmo de la península Belgrano
Cansados pero felices después de intensos y maravillosos 18 km de paisajes increíbles
Por supuesto, después tuvimos que recuperar energías en La Oriental, con los asados de Eduardo Lada

Experiencia vivida el 23 de febrero de 2023

EL INGENIO SAN LORENZO

Después de conocer el remoto y relativamente aislado pueblo de Guardia Mitre y de cruzar el río Negro en la balsa de Sauce Blanco ya estábamos satisfechos de haber alargado el regreso unos cuantos kilómetros para conocerlos. La balsa nos conectó con la ruta 250 a unos 50 km de General Conesa y nos dispusimos a retomar la ruta habitual de regreso, sin saber que íbamos a recibir una grata sorpresa, completamente imprevista.

Quince kilómetros antes de llegar a General Conesa, un enigmático puente ferroviario reticulado en el lado derecho de la ruta nos llamó la atención y recordé que Raine Golab alguna vez me lo había mencionado. El puente no disponía de terraplenes antes ni después y el cauce que atravesaba era caudal de agua muy pequeño que evidentemente no fluía desde hace mucho tiempo. Sin duda era parte del ramal ferroviario tendido entre General Conesa y Lorenzo Vintter que alguna vez había servido a un desaparecido ingenio azucarero que procesaba azúcar de remolacha. Una locomotora de trocha 75 centímetros rescatada de la Trochita, está expuesta desde hace unos años en la rotonda de acceso a General Conesa como recuerdo de ese extinto ramal.

Inexplicable puente desde la nada hacia la nada, hasta conocer la historia que lo incluye

Siempre a la pesca de estaciones ferroviarias, me fijé qué podía haber cerca. El Ferromapas del GPS me dio la noticia que había una estación a unos cuatro kilómetros al oeste, en el lado opuesto de la ruta donde estaba el puente.

Una tranquera desvencijada sin candado, con una huella sin tránsito sepultada por altos pastos me ofreció la posibilidad de ir en su búsqueda y sin pensarlo, nos metimos, medio a ciegas, a campo traviesa. Al atravesar una pequeña arboleda empezamos a pisar troncos caídos ocultos en el pastizal, pero seguimos.

Buscando la estación San Lorenzo
Transitando una «huella»

Una montaña de tierra oculta por la vegetación nos cortó el paso y me bajé a ver como esquivarla, pero al subir encontré detrás un profundo zanjón que no íbamos a poder sortear con la chata. Sin embargo, a la distancia divisé un puente de hormigón y no me quedó otra opción que ir a verlo a pie. Obviamente había sido construido antes del zanjón, posiblemente era parte del camino a la estación.

Al llegar al puente, un poco más alto que el terreno circundante, la vi: un tejado rojo con paredes blancas y arcadas. Había encontrado la que en su momento fue la coqueta estación San Lorenzo que me marcaba el GPS !

Se me ocurrió ir caminando pero observé un par de canales de riego que implicaban pasarlos nadando o algo así. Me conformé con el trofeo de un par de fotos con zoom.

Estación San Lorenzo

Al volver a la camioneta, Adriana había pescado señal de Internet y me refrescó lo poco que yo recordaba del ingenio azucarero. La historia, como les contaré más adelante, nos atrapó y decidimos ir en su búsqueda, sin duda del otro lado de la ruta, adonde apuntaba el otro extremo del puente.

Costó dar vuelta la chata en el berenjenal que nos habíamos metido sin darnos cuenta: los altos pastizales escondían zanjas a ambos lados del camino que complicaron la maniobra y casi nos caemos en una de ellas. No se quién nos iba a sacar de allí si eso pasaba.

Volvimos a la ruta y decidimos ir a buscar en sentido contrario siguiendo la dirección del puente, que apuntaba hacia el río Negro. Nos internamos por un camino vecinal algo al sur del puente, que rápidamente nos comenzó a mostrar construcciones abandonadas y semiderruidas, entre ellas una escuela.

Un par de kilómetros más adelante aparecieron lo que parecían instalaciones fabriles como fantasmas en el medio de la llanura.

Unos carteles, también en muy mal estado indicaban que efectivamente se trataba del ingenio San Lorenzo y que eran Patrimonio Histórico Provincial aunque su estado no lo denota.

Entramos y recorrimos con la chata unos senderos prestablecidos que discurrían entre las ruinas, con algunos carteles explicativos (muchos de ellos ilegibles y vandalizados), sorprendiéndonos de la magnitud de las instalaciones.

Del complejo fabril, solo quedan en pie dos enormes galpones, un edificio administrativo y las piletas de hormigón donde se volcaban las remolachas. El resto, solamente escombros dispersos y alguna que otra estructura que sobrevivió misteriosamente.

Recorriendo el ingenio San Lorenzo
Edificio Administrativo
Interiores del edificio administrativo
Piletas de lavado de remolachas
Galpones
Galpones

Luego de la visita, buscando en Internet nos enteramos de que lo que vimos era solamente lo que quedó después que se dinamitaran (sí, que se dinamitaran!) las instalaciones principales luego de un proceso de auge, infección de los cultivos de remolacha, paralizaciones, cupos de producción exiguos y extraños procesos de venta.

No es muy claro lo que ocurrió allí, pero lo que si es cierto es que en la década del 20 del siglo pasado, Benito Lorenzo Raggio y Juan Pegasano, se decidieron a reemplazar los nativos piquillín, chañar y jarilla para que la remolacha se convirtiera en una estrella fabril.

El proyecto arrancó con mucho entusiasmo pero bajo condiciones no muy favorables por parte de la infraestructura estatal.
Se inició en 1929, incluyendo la construcción de un ferrocarril de 107 kilómetros para evacuar la producción, finalizado en 1934 mientras se realizaban las primeros cosechas de remolacha y se realizaba la puesta a punto de la fábrica de azúcar.

El ferrocarril tuvo que ser financiado por el ingenio ante la indiferencia oficial y a cambio obtuvo únicamente créditos en los fletes ferroviarios, una de las causas concurrentes del cierre.

Tuvo su auge en 1935 con 5000 toneladas de azúcar producidas y cuando todo indicaba que se encaminaba a consolidarse económicamente, una infección en los cultivos de remolacha debido a un «virus filtrable» que técnicos llegados del exterior denominaron «marchitamiento amarillo», comenzó a menguar la producción hasta paralizarse completamente en 1939. Algunos atribuyeron la aparición de la peste a un sabotaje por parte de los cañeros del norte del país y otros, a causas naturales.

En los años de la peste, lo poco que se producía debido a las malas cosechas, se lograba con remolachas que provenían de Pedro Luro, Tres Arroyos y Balcarce, lo cual era completamente anti-económico por los costosos fletes.

En 1940 pareció recuperarse con cosechas locales, pero sólo fue un estertor agónico antes que en 1941 se la cerrará definitivamente debido a las deudas comerciales, vendiéndose las maquinarias checoslovacas a productores uruguayos y las instalaciones edilicias al Centro Azucarero Regional del Norte Argentino (entidad representativa de los ingenios azucareros de Salta y Jujuy) que, según testimonios, exigió la demolición de los mismos y el compromiso de no volver a establecer otro ingenio de remolacha en el lapso de diez años.

Si todo esto se debió al sabotaje de los “cañeros del norte” o simplemente fue un mal negocio establecido sobre premisas y condiciones que luego no se cumplieron, es difícil de discernir.

Parece muy cinematográfica la hipótesis de la infección artificial de los cultivos atento a que el tonelaje máximo de 1935 era apenas el 1.3% del tonelaje total del país, pero por otro lado el negocio parecía prometedor si se ampliaba la escala de producción extendiéndose la idea a otros sitios y es llamativa la condición de la demolición y la prohibición de establecer ingenios remolacheros. En fin, algo típicamente argentino, donde se mezcla la ficción y la realidad.

Hay muy buena y detallada información en el artículo extraído del sitio del Conicet «Producir azúcar en la Patagonia. El ingenio San Lorenzo, un malogrado proyecto de industrialización de remolacha azucarera (Río Negro, 1927-1941)\» publicado en la revista de la UNLP Mundo Agrario, diciembre2018, vol. 19, n° 42, e094. ISSN 1515-5994, escrito por Daniel Moyano y Susana Bandieri, cuyo link adjunto:

http://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/88049

También es interesante el siguiente video, que exhiben una teoría contrapuesta a la del informe de Moyano-Bandieri

Video de la historia del Ingenio San Lorenzo

Visitado 23 de febrero de 2023

GUARDIA MITRE

23 de febrero de 2023

Guardia Mitre es una pequeña ciudad rionegrina de 900 habitantes fundada en 1862 que, curiosamente, la forma más simple para llegar por tierra firme es ir desde Carmen de Patagones (Provincia de Bs As); las otras opciones son la balsa Sauce Blanco o largos rodeos por caminos de tierra desde General Conesa o Rio Colorado. Muchas veces la había visto en los mapas y también la tenía presente porque alguna vez había leído que estaba justo en las antípodas de Beijing, lo que había despertado cierto interés turístico de los chinos y por cierto a mi también.
Siempre me había quedado postergada la visita porque no queda de paso en las rutas al sur, pero esta vez, que habíamos dormido en Viedma y veníamos con tiempo, era la oportunidad para saciar la curiosidad.

Un ancho y solitario camino enripiado en muy buen estado que sale al norte de Carmen de Patagones, te conduce por entretenidos 70 kilómetros, que más o menos bordean el río Negro, aunque sin acercarse mucho.

Ruta Provincial 53

Poco antes de llegar una vieja construcción, Villa Rosarito (1906) nos anticipa las viejas construcciones que encontraríamos en la pequeña ciudad.

Villa Rosarito

Ingresar a Guardia Mitre te hace sentir estar en otro mundo: calles anchas de ripio, bicicletas sin cuidado en las veredas, todo muy limpio y prolijo, poca gente, todos saludan, se respira tranquilidad. Es claro que todos miran con curiosidad a unos insólitos turistas…

Las calles desiertas invitan a recorrer y descubrir, lo que ocurre inmediatamente cuando nos acercamos a la plaza San Martín, en cuyo alrededor se concentran todos los edificios históricos perfectamente señalizados con su identificación y una breve reseña de su pasado. Se nota que sus habitantes respetan su pasado y que están orgulloso de él.

Plaza San Martín
Monumento al General San Martín
Primera escuela del pueblo
Iglesia Inmaculada Concepción
Colegio Salesiano
Primer Almacén de Ramos Generales

Ahora en casa, me puse a investigar el tema de las antípodas para saciar mi curiosidad y llegué a la conclusión que no es del todo cierto. Si alguien perforara en dirección al centro de la tierra un agujero de unos 12 700 km desde la plaza San Martín en Guardia Mitre no le acertaría al ejido urbano de Beijing por algo así como 60 kilómetros, lo cual no es mucho, pero por lo menos a mi me rompió el encanto. Tanto trabajo para hacer el pozo y no llegar a destino…

No obstante lo de los chinos fue cierto y hubo algunas gestiones para comprar terrenos que luego quedaron en la nada, como quedó registrado en la siguiente nota periodística de 2019:
https://www.clarin.com/sociedad/quieren-traer-turistas-chinos-punto-patagonia-exacta-antipoda-beijing_0_NHWxyQdK.html

Satisfecha la curiosidad por Guardia Mitre ahora vendría el otro atractivo del desvío: una balsa tipo maroma, de las pocas que quedan en servicio para cruzar el río Negro y seguir viaje por la ruta 250.
Después de unos 20 kilómetros llegamos a la balsa Sauce Blanco, la cual cruza el río, que allí tiene un ancho de unos 150 metros aproximadamente.
La balsa, como dije, no tiene motor, sino que usa la fuerza de la corriente orientando la barcaza con un ángulo tal que le permite desplazarse transversalmente a través del río.
No hay muchas en servicio, creo todas en esta cuenca: La de Huitrín sobre el río Neuquén y la de Villa Llanquín, sobre el Limay. Ambas las hemos cruzado con Pampa 02. No sé si existe alguna otra de uso público.

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