14 de enero de 2024

Después de la aventura de conocer Mina Gonzalito y de haber cenado algún mejillón con plomo, seguimos nuestro derrotero de regreso a casa, el cual de aquí en más sería estrictamente ferroviario.

En una primera tanda, intentaríamos visitar las intermedias entre San Antonio Oeste y Viedma. es decir las cuatro estaciones «militares» y la de nombre extraño : General Lorenzo Vintter, Nueva León, Vicealmirante Eduardo O’Connor, General Liborio Bernal y General Nicolas Palacios.

En rigor, la primera de todas, GENERAL LORENZO VINTTER, no la visité en este viaje sino que lo hice unos años atrás, en un viaje en solitario con Pampa 01 viniendo de Puerto Madryn, pero como no la publiqué, me pareció oportuno integrarla aquí.

Abriendo una tranquera desde la RN03 me arrimé las vías y después las seguí por una huella inexistente entre el alambrado y el terraplén para encontrar la abandonada estación.

VINTTER tiene la particularidad que fue una estación de transferencia con el ramal de las remolachas, que en formato trocha angosta, se había construido para sacar la producción de azúcar del ingenio San Lorenzo, del cual me ocupé en una entrada anterior.

Por este motivo era una estación importante con una gran playa de maniobras bitrocha y donde vivía mucha gente que trabajaba en las tareas de mantenimiento y descarga. Mientras el ingenio estuvo vivo debió haber muchísima actividad, ya que en uno de sus edificios hasta había una importante Usina.

Saque muchas fotos de detalle que las pueden ver en el carrusel que sigue:

Hecho el paréntesis del pasado, en este viaje primero intentamos entrar desde la RN03 por una tranquera a Nueva León, pero un candado nos lo impidió. Una pena porque estábamos a sólo cuatro kilómetros.

Unos quince kilómetros más adelante por la RN03 tomamos por la ruta ripiada que lleva a Caleta de los Loros y Bahía Creek y de ese modo nos arrimamos a las vías, desde donde había dos tranqueras de alambre que al menos en principio, permitían apuntarle a Nueva León o a Vicealmirante O’Connor, a 16 y 24 kilómetros respectivamente.

Pese a que por lo curioso del nombre teníamos ganas de ir a ver Nueva León, la resignamos porque nos iba a introducir mucha demora. Ya habrá otra oportunidad…

Por ahora les adelanto que el curioso nombre de esta localidad remite a la fracasada Gobernación de Nuevo León, que fuera el nombre que, en recuerdo del reino de León, se le dio a la Patagonia en el año 1536 por parte del conquistador Simón de Alcazaba y Sotomayor. No tengo idea porque quedó mezclada con las estaciones «militares» del ramal.

Tampoco sabíamos si llegaríamos a Eduardo O’Connor pero decidimos ir en la dirección de regreso a casa. Dio bastante trabajo porque abrimos varias precarias tranqueras sobre una nueva claramente en desuso que además tenía muchos lugares con barro de alguna reciente lluvia y en varios puntos la vegetación se cerraba acariciando agresivamente a Pampa 03.

Pero le pusimos garra y VICEALMIRANTE O’CONNOR apareció sorprendiéndonos por la magnitud de las edificaciones, la mayoría de ellas, construidas con durmientes como si fueran gigantescos ladrillos.

Indudablemente fue un gran centro de alojamiento de las cuadrillas de obras y vías, ya que la mayoría parecen ser viviendas. Además tiene varías vías de desvío como para estacionar varios trenes a la vez.

También había construcciones de mampostería y muy curiosamente, la más modesta era la estación propiamente tal, que es de madera y conserva su cartel identificatorio.

Alguien vive aquí pero cuando pasamos no había nadie, así que no pudimos consultar sobre como salir de allí sin desandar camino, por lo que nos arriesgamos a seguir hacia la próxima, LIBORIO BERNAL.

La huella fue tan mala como la que habíamos hecho pero seguíamos abriendo precarias tranqueras con muy poco uso con la esperanza de no encontrar candados.

Y así logramos llegar a esta estación, mejor dicho, a lo poco que queda de ella.

Tiene una rara disposición ya que hay un pequeño edificio en ruinas muy alejado de las vías, que posiblemente haya sido vivienda, mientras que la estación, como ocurre en otras de este ramal, podría ser un vagón de madera, al que le quitaron los trenes rodantes para dejarlo fijo al suelo.
El vagón está literalmente destruido; lo único en pie es un canjeador de fundición, que está casi inalterado.

A este punto no íbamos a recular y correríamos el riesgo de desandar muchos kilómetros más siguiendo hacia NICOLAS PALACIOS; la misma tónica, es decir huella sin pisar y apertura de tranqueras de alambre. La particularidad de esta estación es que queda muy cerca de una ruta por lo que la chance de una tranquera con candado nos tenía bastante preocupados, más que nada por la eventual demora.

Llegamos a la estación, donde además de un edificio que debió ser una importante escuela, encontramos solo ruinas, un vagón abandonado y repitiendo el esquema de la anterior, el edificio de la estación de nuevo es un vagón de madera acondicionado sin ruedas. En este caso está bastante entero disputando la sobrevivencia con el canjedor de fundición, similar al de Liborio Bernal.

Aquí no vive absolutamente nadie y es uno de esos lugares donde se disfruta intensamente de la profunda soledad patagónica que venía acompañándonos en estos páramos tan remotos.

Ahora venía la hora de la verdad, que era salir al la ruta provincial. Y la suerte estuvo de nuestro lado ya que la tranquera estaba abierta!

Habíamos logrado costear las vías por más de 60 kilómetros sin quedar atrapados y casi logramos todos los objetivos sin contratiempos.

Salimos a la RN03 para retomar el regreso, siendo nuestro próximo y último desvío algunas estaciones más al norte de Carmen de Patagones, previo paso a comer unos sándwiches a la vera del río Negro.

La seguimos ACÁ