Al día siguiente seguimos recorriendo la zona en modo norte sur, más recostados al oeste, sobre la parte mas alta del cordón serrano. Más o menos seguimos el curso de un arroyo con algo de agua y bastante arbolado, donde encontramos una sucesión continua de pobladores aislados.
Se fueron sucediendo paisajes muy bonitos, con mucha vegetación hasta desembocar en Villa Casana, un prolijo poblado bastante cerca de Tuani, pero al que accedimos después de un gigantesco rodeo.
Recorrido hasta ChepesPlaza Virgen del Carmen en Villa CasanaDos futuros jubilados en el banco de la plazaPalmeras en la plaza de Villa CasanaEscuela de Villa CasanaLos maestros y los chicos nos recibieron muy amablemente
Allí nos mencionaron la existencia de una cascada más al sur, que nos causó extrañeza por la escasez de agua en la zona de la cual tomamos nota y fuimos a ver. Como era de esperar era un modesto saltito de menos de un metro de altura, pero bueno, hay que ponerse en la perspectiva de la gente de la zona, que no tiene la suerte de conocer otras cosas.
Arrimamos con las chatas a la cascadaTuvimos que caminar un poco para hallar la cascadaEsto era la cascada….
Ahora dejamos la zona serrana para volver a la sal, a Pampa de las Salinas, donde teníamos previsto acampar. Pasamos por Chepes a repostar combustible y después a la pasada visitamos una de las estaciones ferroviarias adyacentes a ala RP143, REAL DEL CADILLO, la cual está ocupada pero nos mostró una interesante construcción de piedra.
Hermosos edificios de piedraLástima tanto descuidoMuchos detalles de construcción increíbleLo que queda…Vías que ya no van a parte algunaRecorrido que hicimos
Poco más adelante nos adentramos en el monte con el objeto de atravesar los Médanos Negros para llegar al salar de Mascasín y de allí ingresar por el norte a Pampa de las Salinas. Sorteando tranqueras y unos alambrados caídos pudimos avanzar bastante hacia el oeste pero un tenso y nuevo alambrado nos cerró el paso cuando todavía faltaba un buen trecho, así que abandonamos el intento después de mucho renegar con la vegetación y los arenales.
Volvimos al camino vecinal que hilvanando puestos nos llevó al poblado de Las Toscas y desde allí nos asomamos a la Pampa de las Salinas.
Camino a Médanos NegrosArenales infernales y mucho calorLa huella cada vez mas desdibujada y comida por la vegetaciónLas Toscas, casi nada…
Como ya estábamos próximos al atardecer, buscamos un sitio adecuado sobre el borde mismo de las salinas sobre límite entre La Rioja y San Juan y armamos un maravilloso campamento mientras se preparaba una opípara cena enmarcada un en espectacular atardecer.
Buscando donde armar campamentoDos capos supervisando al grupoEncontramos un lindo rinconcitoCocineros en acciónPampa de las SalinasEl predio del campamentoLa carpita en el salarMi ventana al salarEspectacular atardecer
Al día siguiente, después de levantar el campamento, cruzamos la salina por su punta norte por una huella bien marcada que nos proporcionaba bastante seguridad, con destino a la «abertura» entre los médanos que limitan la salina por el oeste, la cual no es más que un río seco que las atraviesa en épocas de lluvias como afluente occidental de la salina.
Cruzando la Pampa de las SalinasCruzando el «abra» entre los médanosYa en desierto puntano, rumbo a Balde de LeyesCaminos polvorientos
Ya fuera de la salina, teníamos un objetivo difícil en las cercanías de Balde de Leyes, una curiosa formación vertical, que los motoqueros de Nestor Queralt bautizaron como «Pinga Parada» que hasta ahora sólo habíamos podido ver desde lejos.
Esta vez no fue muy diferente: si bien avanzamos bastante por ríos secos cada vez más estrechos, problemas en una de las chatas nos hicieron desistir dado lo tortuoso y lento de la aproximación.
Cartel vial que anuncia Balde de LeyesEn cualquier lugar remoto, siempre habrá un R-12Humildes viviendas en Balde de LeyesRumbo a la Ponga ParadaAsoma a lo lejos la sierra de las GuayaguasTortuosos arenalesCada vez más complicados
Dejamos la zona ya que el tiempo para este viaje se comenzaba a acabar y al día siguiente teníamos que volver a casa.
Nos alcanzó el día para visitar la estación MASCASÍN y casi con la oscuridad sobre nosotros pudimos conocer EL CADILLO, un interesante trifinio en cuyo alrededor hay un pequeño pueblo con pobladores en tres provincias diferentes: Córdoba, La Rioja y San Luis. En las fotos siguientes podrán ver materializado el trifinio sobre el cruce de las dos calles centrales del pueblo.
Estación MascasínEstación MascasínLo que queda del nomenclador donde se puede adivinar el nombreOtra de la estación MascasínOtra másVías que no van a ningún ladoVías que no van a ningún ladoMonolito lado San LuisMonolito lado San LuisMonolito lado CórdobaMonolito lado CórdobaMonolito lado La RiojaMonolito lado La Rioja
Terminamos durmiendo en San Luis, en un lindo hotel sobre el dique La Huertita,
El regreso al Gran Buenos Aires lo hicimos por la AU55 de San Luis hasta Nueva Galia y luego por la RN 188, donde nos sorprendieron algunos importantes desvíos por las inundaciones a la altura de Rancul.
Así terminó este interesante viaje entre la sal y las sierras, allá por 2017, con lugares para volver en alguna otra oportunidad.
Tras un agradable paseo por Gardey, nos dirigimos hacia María Ignacia, no por la ruta directa junto a las vías, sino por caminos secundarios que ofrecían la promesa de hermosos paisajes rurales serranos, los cuales resultaron ser un verdadero deleite al recorrer.
Allá vamos!Suaves serranías nos acompañanUn camino rural alcanzado por la tecnología de un tendido de n fibra ópticaEspectacular!
Ya conocíamos de otro viaje la estación VELA que es el nombre ferroviario de MARIA IGNACIA, así que nos dedicamos a visitar el pueblo en sí. Me llamó la atención una vieja estación YPF en venta a la que seguramente algún emprendedor le dará algún uso ingenioso. Al igual que Gardey es encantador, hasta gallina sueltas en la calle vimos, lo que muestra la paz que reina aquí.
Así nos recibió María Ignacia: paz total con gallinas por las callesPlaza desierta cubierta de una capa doradaOtra vista de la hermosa plaza sin nadieClub Social en el boulevard principal: seguimos sin genteVieja YPF en ventaHermosa reliquiaIdeal emprendedores!Espectacular viejo comercio. No hay forma de ver alguien por la calle!
Costeando las vías del ramal activo para cargas VELA-BARROW, nos dirigimos hacia el poblado de ESTACIÓN LOPEZ, curioso nombre ya que «estación» es parte del mismo. El pueblo es muy pequeño pero muy prolijo, como casi todos los de la zona, aunque éste ya pertenece al partido de Benito Juárez.
Otra característica de estos pueblos es el diseño asimétrico de su trazado urbano, que siendo en plena llanura es llamativo
La estación ferroviaria está en ruinas porque un tornado la arrasó en el pasado pero así y todo la conservan en condiciones como patrimonio histórico, pese a que seguramente hubiera sido más sencillo demolerla, como han hecho en otros lugares.
Acá empezó esta parte del recorridoDos locos contentos paseandoLlegando a Estación LópezDonde fuimos bienvenidosLlegamos a lo que queda de Estación LópezLa historia de la ESTACIÓN LOPEZDe lejos hasta parece en condiciones normalesAl acercarnos, se ve que en realidad está en ruinasNo hay techos, ni alerosCartel y tanque de agua sobrevivieron al tornadoEdificio sin techo y con paredes derrrumbadasAlgunas postales de los restos de la estaciónEstación López presenta un ejido urbano asimétrico.La iglesia de Estación LopezMás calles desiertos en estos pueblosFinalmente, hemos visto a una persona en las calles de Estación López!
Continuamos hacia el remoto pueblo de TEDIN URIBURU, junto al ramal ferroviario desactivado CHILLAR-VELA, donde la estación está ocupada y solo puede ser apreciada desde afuera. Los carteles no están presentes.
Al igual que el pueblo anterior, su diseño es peculiar, destacando una enorme plaza con forma de rombo. Era domingo al mediodía y el lugar lucía desolado.
Nos recibe el remoto TEDIN URIBURUFuimos derechito a la estación, hoy una viviendaEl andén convertido en garajeUna vista de lo que queda del predio ferroviarioEnormes galpones, como en toda la zonaEl andén cubierto de líquenesUn viejo surtidor olvidado en una calle del puebloOtro ´pueblo de llamativo trazado urbano, con su plaza tipo rombo
Continuamos explorando más estaciones en distintos ramales, lo que nos llevó a cruzar el arroyo de Los Huesos por el antiguo Puente San Francisco, descubriendo con agrado un cauce de agua considerable; el puente probablemente formó parte de un Camino Real en tiempos pasados. Sobre el hormigón hay varias placas de granito tallado con inscripciones de distancias y otras frases patrióticas que datan de 1929.
Pampa en el Puente San FranciscoEl arroyo de los HuesosPor Dios y por la PatriaA Tandil 18 leguas o 90 kmA Azul 11 leguas o 55 km y a Chillar 5 leguas o 25 kmPor la civilización y el Progreso (1929)Aguas abajo del puenteBajo el puente, el agua corre rápido
Al descubrir el trazado del desmantelado ramal ARROYO DE LOS HUESOS-CHILLAR, visitamos lo que queda de la estación MARTIN FIERRO, una pequeña localidad extinta que llegó a contar con una escuela y que ahora se ha transformado en una prolija estancia..
Llegando a Martín FierroEntre los árboles, lo que seguramente fueron instalaciones ferroviariasEl cartel está sobre calle, al menos ser conservó el originalOtro cartel, el enlozado que ponen en la pared de las estaciones, a entrada de la estanciaTodo prolijito, pero privadoLa única calle de lo que fue el pueblo
Desde ese punto, siguiendo los caminos vecinales que bordean la Boca de las Sierras y pasando por detrás del Parque Eólico Los Teros, se llega a la RN226, a pocos kilómetros de AZUL. Allí fuimos a visitar la entrada del cementerio local, coronada por el imponente Ángel Vengador de hormigón, obra del Arquitecto Salamone.
Nos acercamos a la Boca de las Sierras por un sinuoso y destruido caminoUn pequeño curso de agua hace aparecer una hermosa arboledaPor aquí apareció solitario un famoso curroUn arco vegetal en el medio de la llanuraInteresantes «llamas» de hormigónEl Ángel de costadoLa espalda del ÁngelEl Ángel de frenteImpresionante la expresión de la cara del Ángel lograda con hormigón
Aunque nos quedaba poco hilo en el carretel, decidimos visitar dos estaciones más perdidas en el ramal activo AZUL-LAS FLORES.
Al seguir las vías, llegamos a la ubicación de VICENTE PEREDA, donde lo único que parecía haber era un pequeño bosque. Sin rendirnos, retrocedimos hasta un paso a nivel situado unos 300 metros atrás, y desde allí pudimos ver el cartel. Abandonamos el vehículo y nos dirigimos a pie para tomar fotos, esquivando varios cerdos que pastaban sobre las vías.
El edificio de la estación había sido demolido, no quedaba nada; el terreno del complejo ferroviario, como suele suceder, se había transformado en una granja porcina (Chanchería en castellano antiguo)
La zona donde debería estar Vicente Pereda, algún vestigio hay…El monte cerrado de la derecha, posiblemente esconda algoImposible llegar desde aquí porque la zanja estaba llena de agua y barroDesde allí al fondo vinimos caminandoCaminamos por el camino de fierroLlegamos a lo único que hay: un solo cartelBien escondido en el bosqueSeguro en primavera verano, esta más ocultoLas vías, lustradas mirando a Las Flores
Con ciertas reservas, debido a que el camino estaba poco transitado, continuamos junto a las vías hacia la enigmática SHAW, oculta en una densa arboleda que domina casi toda la estación.
Al hallar la manera de aproximarnos a pie, nos dimos cuenta de que estaba más que oculta; estaba totalmente devorada por la vegetación, incluyendo los galpones. La única área despejada era la zona de las vías, por donde aún circulan los trenes de carga. Los dos carteles seguían erguidos.
Caminos que rodean a SHAWEntramos a pie por este alto pastizalNo me animé con la chata porque no sabía que podía haber abajoHasta que encontramos a la estación embutida en la vegetaciónEl galpón apenas se podía verEstación SHAWInteriores forestados de la estaciónTanque y cartel lado norteAdriana en el cartel surEl Pampa en SHAW
Con esta visita concluimos nuestro raid ferroviario de fin de semana y comenzamos el regreso por la RN3.
Cerca de Gorch, un supuesto atajo hacia General Belgrano nos atrajo y decidimos aventurarnos por caminos rurales solitarios al sur del río Salado, para finalmente regresar a casa por la RP29.
Después de la aventura de conocer Mina Gonzalito y de haber cenado algún mejillón con plomo, seguimos nuestro derrotero de regreso a casa, el cual de aquí en más sería estrictamente ferroviario.
En una primera tanda, intentaríamos visitar las intermedias entre San Antonio Oeste y Viedma. es decir las cuatro estaciones «militares» y la de nombre extraño : General Lorenzo Vintter, Nueva León, Vicealmirante Eduardo O’Connor, General Liborio Bernal y General Nicolas Palacios.
En rigor, la primera de todas, GENERAL LORENZO VINTTER, no la visité en este viaje sino que lo hice unos años atrás, en un viaje en solitario con Pampa 01 viniendo de Puerto Madryn, pero como no la publiqué, me pareció oportuno integrarla aquí.
Abriendo una tranquera desde la RN03 me arrimé las vías y después las seguí por una huella inexistente entre el alambrado y el terraplén para encontrar la abandonada estación.
Pampa 01 luchando con la vegetación
VINTTER tiene la particularidad que fue una estación de transferencia con el ramal de las remolachas, que en formato trocha angosta, se había construido para sacar la producción de azúcar del ingenio San Lorenzo, del cual me ocupé en una entrada anterior.
Por este motivo era una estación importante con una gran playa de maniobras bitrocha y donde vivía mucha gente que trabajaba en las tareas de mantenimiento y descarga. Mientras el ingenio estuvo vivo debió haber muchísima actividad, ya que en uno de sus edificios hasta había una importante Usina.
La estaciónEl cartel, que con cariño se puede leerUsina y gran tanque de aguaLo quedó de un galponVagones abandonadosMas vagones abandonadosUsinaInterior de la Usina
Saque muchas fotos de detalle que las pueden ver en el carrusel que sigue:
Usina
Un asomo tras los vidrios rotos
Interior de la usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
La estación y un edificio auxiliar
Edificio auxiliar con pararrayos
Gigantesco tanque de agua
La estación
Interior de la estación
Vagones abandonados
Solitarios vagones
Bienvenidos al tren
Vagones abandonados
Así me despidió Lorenzo Vintter
Hecho el paréntesis del pasado, en este viaje primero intentamos entrar desde la RN03 por una tranquera a Nueva León, pero un candado nos lo impidió. Una pena porque estábamos a sólo cuatro kilómetros.
Unos quince kilómetros más adelante por la RN03 tomamos por la ruta ripiada que lleva a Caleta de los Loros y Bahía Creek y de ese modo nos arrimamos a las vías, desde donde había dos tranqueras de alambre que al menos en principio, permitían apuntarle a Nueva León o a Vicealmirante O’Connor, a 16 y 24 kilómetros respectivamente.
Pese a que por lo curioso del nombre teníamos ganas de ir a ver Nueva León, la resignamos porque nos iba a introducir mucha demora. Ya habrá otra oportunidad…
Por ahora les adelanto que el curioso nombre de esta localidad remite a la fracasada Gobernación de Nuevo León, que fuera el nombre que, en recuerdo del reino de León, se le dio a la Patagonia en el año 1536 por parte del conquistador Simón de Alcazaba y Sotomayor. No tengo idea porque quedó mezclada con las estaciones «militares» del ramal.
Tampoco sabíamos si llegaríamos a Eduardo O’Connor pero decidimos ir en la dirección de regreso a casa. Dio bastante trabajo porque abrimos varias precarias tranqueras sobre una nueva claramente en desuso que además tenía muchos lugares con barro de alguna reciente lluvia y en varios puntos la vegetación se cerraba acariciando agresivamente a Pampa 03.
Los caminos de la vía…
Pero le pusimos garra y VICEALMIRANTE O’CONNOR apareció sorprendiéndonos por la magnitud de las edificaciones, la mayoría de ellas, construidas con durmientes como si fueran gigantescos ladrillos.
Indudablemente fue un gran centro de alojamiento de las cuadrillas de obras y vías, ya que la mayoría parecen ser viviendas. Además tiene varías vías de desvío como para estacionar varios trenes a la vez.
El barrio de viviendas de O’ConnorUn gran edificio apartado de la estación
También había construcciones de mampostería y muy curiosamente, la más modesta era la estación propiamente tal, que es de madera y conserva su cartel identificatorio.
Única construcción de mampostería, muy bonitaLa casa de mampostería y el enorme tanque de aguaLa humilde estación O’CONNOREstación O’CONNORLa precaria estación y su cartelEdificios de durmientes y una gran cisternaDetalles de las paredes de durmientesOtra de las casas construidas con durmientesOtra de las casas de durmientesUna zorra de vía que ahí quedóAljibe
Alguien vive aquí pero cuando pasamos no había nadie, así que no pudimos consultar sobre como salir de allí sin desandar camino, por lo que nos arriesgamos a seguir hacia la próxima, LIBORIO BERNAL.
La huella fue tan mala como la que habíamos hecho pero seguíamos abriendo precarias tranqueras con muy poco uso con la esperanza de no encontrar candados.
Y así logramos llegar a esta estación, mejor dicho, a lo poco que queda de ella.
Tiene una rara disposición ya que hay un pequeño edificio en ruinas muy alejado de las vías, que posiblemente haya sido vivienda, mientras que la estación, como ocurre en otras de este ramal, podría ser un vagón de madera, al que le quitaron los trenes rodantes para dejarlo fijo al suelo. El vagón está literalmente destruido; lo único en pie es un canjeador de fundición, que está casi inalterado.
Ruinas de un pequeño edificio, tal vez una viviendaLas mismas ruinas más un aljibePosiblemente este vagón reformado, ahora destruido haya sido la estaciónEl tiempo y el clima lo vencieronDifícil resistir en estas difíciles condicionesPalancas de señales y allá lejos el canjeadorLo único que se mantiene gallardamente en pieCon un poquito de mantenimiento, creo que funcionaría
A este punto no íbamos a recular y correríamos el riesgo de desandar muchos kilómetros más siguiendo hacia NICOLAS PALACIOS; la misma tónica, es decir huella sin pisar y apertura de tranqueras de alambre. La particularidad de esta estación es que queda muy cerca de una ruta por lo que la chance de una tranquera con candado nos tenía bastante preocupados, más que nada por la eventual demora.
Llegamos a la estación, donde además de un edificio que debió ser una importante escuela, encontramos solo ruinas, un vagón abandonado y repitiendo el esquema de la anterior, el edificio de la estación de nuevo es un vagón de madera acondicionado sin ruedas. En este caso está bastante entero disputando la sobrevivencia con el canjedor de fundición, similar al de Liborio Bernal.
Aquí no vive absolutamente nadie y es uno de esos lugares donde se disfruta intensamente de la profunda soledad patagónica que venía acompañándonos en estos páramos tan remotos.
Lo primero que se ve es el edificio de la escuelaLa platea debió ser vivienda y depósitos, muy alejada de las víasDesolaciónOtro edificio en ruinas alejado de las víasUn vagón que quedó como mudo testigo de otras épocasAljibeRumbo al infinitoLa modesta estaciónEstación Nicolás PalaciosUn pasajero en PalaciosUna pasajera en PalaciosUn mástil y otra construcción demolidaPosiblemente hayan sido los postes del nomencladorIncreíble poste de fundición inglésOtro canjeador «casi» operable
Ahora venía la hora de la verdad, que era salir al la ruta provincial. Y la suerte estuvo de nuestro lado ya que la tranquera estaba abierta!
Habíamos logrado costear las vías por más de 60 kilómetros sin quedar atrapados y casi logramos todos los objetivos sin contratiempos.
Salimos a la RN03 para retomar el regreso, siendo nuestro próximo y último desvío algunas estaciones más al norte de Carmen de Patagones, previo paso a comer unos sándwiches a la vera del río Negro.
Costanera de Carmen de PatagonesCostanera de Carmen de Patagones
Luego de las estaciones intermedias entre San Antonio Oeste y Viedma, todavía nos quedaron tiempo y ganas de visitar algunas más antes de regresar a casa.
Apenas dejamos Carmen de Patagones entramos por caminos de tierra a seguir las vías con rumbo a Bahía Blanca.
Lo primero que encontramos fue el poblado de CARDENAL CAGLIERO, un damero de diecisiete manzanas a la vera del ferrocarril, con poco menos de 100 habitantes. A este lugar llegó el ferrocarril el 11 de noviembre de 1913.
Sin embargo, la fecha emblemática de la localidad es el 16 de diciembre.
Ese día de 1949, el entonces gobernador bonaerense Domingo Mercante decidió profundizar la política de desarrollo agropecuario resolviendo un problema de tierras fiscales en todo el distrito con un proyecto de colonización en esa zona en la perspectiva de contar con regadío y bajo el apotegma del general Perón de “dar la tierra a quien la trabaja”.
Llevó el nombre del expedicionario salesiano Juan Cagliero, quien tuvo que lidiar con el general Roca para convencerlo de su misión evangelizadora.
La estación Cagliero, con piscinaCurioso cerco de hormigónMolino, andén y nomenclador mirando al norteTodavía se lee «PLAN QUINQUENAL» después de más de 75 años..El andén mirando hacia el surEl andén mirando hacia el norte
El pueblo fue testigo de un gran actividad económica como producto de grandes cosechas de trigo, explotación ganadera y de una salina que cuya concesión se mantiene en la actualidad.
Alrededor de 2010, las sequías generaron voladuras terribles de arena de los campos deforestados para cultivar en toda la zona de Patagones y con ello se perdieron enormes cosechas de trigo en los campos en actividad por la acumulación de arena sobre los mismos cultivos y sobre las instalaciones agrícola-ganaderas.
Las vías también se cubrieron de arena y obligaron a Ferrobaires a cortar totalmente los servicios el 3 de abril de 2011; el tren de los sábados que era utilizado por los pueblerinos para llegar a Patagones durante el fin de semana se perdió y así se ganó el aislamiento de este apartado poblado.
Continuamos siguiendo las vías, que hacen un gran curva para esquivar la salina. Un viejo mapa del IGM marcaba un DESVIO SALINERO que debía cruzar el camino pero no lo vimos.
Testarudos, nos detuvimos en las cercanías y al buscar sobre las vías entre los altos pastizales lo encontramos: había una modesta cabina de chapa de un metro cuadrado que en su interior albergaba las palancas de cambios y también una curiosa señalización de chapa y las piezas especiales de vías para el desvío. Es lo único que quedó para la historia.
El desvío estaba !!!Los fierros de los cambios de vía Mas fierrosY esto? Un colador de tiros de carabinaAbrimos la puerta y…Los cambios y los agujeros de los tirosBruta pieza de fundición. No se como no se la robaron…La estrella del desvío, una señan de chapa que nuestra hacia donde llevan las vías
Aprovechamos para sacar fotos de la salina de Piedra, ya que estábamos elevados sobre el terraplén.
Salina de PiedraSalina de Piedra
Seguimos, ahora con rumbo a JOSE BENITO CASAS, un pueblo todavía más pequeño que el anterior pero con la particularidad que está de paso hacia Bahía San Blas y entonces recoge algo de su movimiento turístico. Tiene apenas unos cuarenta habitantes aunque supo tener muchos más cuando la explotación agrícola no estaba tecnificada y los granos se embolsaban en lugar de acopiarse en silos. La estación es calcada a la de Cagliero.
Estación José Benito CasasTanque de aguaSilosMismo cerco que en CaglieroNomenclador y tanque de aguaAndén y galpones, vías apenas pisadas
Nos quedaba una visita más dentro de nuestro plan, la localidad de STROEDER.
Los días previos había llovido y el enlace nos hizo atravesar unas cuantas lagunas; al acercarnos pudimos apreciar una construcción muy importante y llamativa.
Se trataba de unos enormes silos con elevadores que construyó la Junta Nacional de Granos (JNG). No encontré casi nada de información ni de antes ni de ahora. La JNG fue disuelta en 1993 y no pude saber que destino tienen actualmente estas enormes construcciones, si es que tienen alguno. No parecen abandonadas.
El enorme silo de hormigónElevador de granos de la JNGSilos JNGEscudo Nacional en el frontispicio del silo
STROEDER tiene unos 2000 habitantes y tiene un aspecto muy acogedor y pujante, aunque parece tener problemas de abastecimiento de agua que la complican diariamente. Contrasta notablemente con CASAS y CAGLIERO.
A diferencia de la mayoría de los pueblos, STROEDER nació antes de la llegada del ferrocarril. Se fundó en 1905 y el tren llegó recién en 1911. La estación es muy importante y tiene sectores con planta alta como otras bonaerenses como Libres del Sur, Nicolás Escribano, Arturo Vatteone, Lin Calel, El Zorro, etc.
Stroeder, un pueblo agrícolaViejos comercios del puebloViejo edificio frente a la estaciónFrente de la estación STROEDER, imponenteLado andén de la estación STROEDERImpecable andén pese a la inactividadSucesión de carteles en filaUna persiana metálica increíblemente conservadaBalanza centenaria en el andénNomencladorGalpones perfectos pero en desusoEl anden y al fondo los silos de la JNG
Dejamos nuestro periplo ferroviario por este viaje ya que no teníamos mas tiempo de vacaciones. Tomamos la RN3 y ya sin parar seguimos hasta Coronel Pringles, donde nos alojamos a última hora del día.
Al día siguiente, en unas horas llegamos a casa poniendo fin a este intenso y hermoso viaje relámpago al sur de 4549,7 km en 8 días.
Después de la aventura de conocer Mina Gonzalito y de haber cenado algún mejillón con plomo, seguimos nuestro derrotero de regreso a casa, el cual de aquí en más sería estrictamente ferroviario.
En una primera tanda, intentaríamos visitar las intermedias entre San Antonio Oeste y Viedma. es decir las cuatro estaciones «militares» y la de nombre extraño : General Lorenzo Vintter, Nueva León, Vicealmirante Eduardo O’Connor, General Liborio Bernal y General Nicolas Palacios.
En rigor, la primera de todas, GENERAL LORENZO VINTTER, no la visité en este viaje sino que lo hice unos años atrás, en un viaje en solitario con Pampa 01 viniendo de Puerto Madryn, pero como no la publiqué, me pareció oportuno integrarla aquí.
Abriendo una tranquera desde la RN03 me arrimé las vías y después las seguí por una huella inexistente entre el alambrado y el terraplén para encontrar la abandonada estación.
Pampa 01 luchando con la vegetación
VINTTER tiene la particularidad que fue una estación de transferencia con el ramal de las remolachas, que en formato trocha angosta, se había construido para sacar la producción de azúcar del ingenio San Lorenzo, del cual me ocupé en una entrada anterior.
Por este motivo era una estación importante con una gran playa de maniobras bitrocha y donde vivía mucha gente que trabajaba en las tareas de mantenimiento y descarga. Mientras el ingenio estuvo vivo debió haber muchísima actividad, ya que en uno de sus edificios hasta había una importante Usina.
La estaciónEl cartel, que con cariño se puede leerUsina y gran tanque de aguaLo quedó de un galponVagones abandonadosMas vagones abandonadosUsinaInterior de la Usina
Saque muchas fotos de detalle que las pueden ver en el carrusel que sigue:
Usina
Un asomo tras los vidrios rotos
Interior de la usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
La estación y un edificio auxiliar
Edificio auxiliar con pararrayos
Gigantesco tanque de agua
La estación
Interior de la estación
Vagones abandonados
Solitarios vagones
Bienvenidos al tren
Vagones abandonados
Así me despidió Lorenzo Vintter
Hecho el paréntesis del pasado, en este viaje primero intentamos entrar desde la RN03 por una tranquera a Nueva León, pero un candado nos lo impidió. Una pena porque estábamos a sólo cuatro kilómetros.
Unos quince kilómetros más adelante por la RN03 tomamos por la ruta ripiada que lleva a Caleta de los Loros y Bahía Creek y de ese modo nos arrimamos a las vías, desde donde había dos tranqueras de alambre que al menos en principio, permitían apuntarle a Nueva León o a Vicealmirante O’Connor, a 16 y 24 kilómetros respectivamente.
Pese a que por lo curioso del nombre teníamos ganas de ir a ver Nueva León, la resignamos porque nos iba a introducir mucha demora. Ya habrá otra oportunidad…
Por ahora les adelanto que el curioso nombre de esta localidad remite a la fracasada Gobernación de Nuevo León, que fuera el nombre que, en recuerdo del reino de León, se le dio a la Patagonia en el año 1536 por parte del conquistador Simón de Alcazaba y Sotomayor. No tengo idea porque quedó mezclada con las estaciones «militares» del ramal.
Tampoco sabíamos si llegaríamos a Eduardo O’Connor pero decidimos ir en la dirección de regreso a casa. Dio bastante trabajo porque abrimos varias precarias tranqueras sobre una nueva claramente en desuso que además tenía muchos lugares con barro de alguna reciente lluvia y en varios puntos la vegetación se cerraba acariciando agresivamente a Pampa 03.
Los caminos de la vía…
Pero le pusimos garra y VICEALMIRANTE O’CONNOR apareció sorprendiéndonos por la magnitud de las edificaciones, la mayoría de ellas, construidas con durmientes como si fueran gigantescos ladrillos.
Indudablemente fue un gran centro de alojamiento de las cuadrillas de obras y vías, ya que la mayoría parecen ser viviendas. Además tiene varías vías de desvío como para estacionar varios trenes a la vez.
El barrio de viviendas de O’ConnorUn gran edificio apartado de la estación
También había construcciones de mampostería y muy curiosamente, la más modesta era la estación propiamente tal, que es de madera y conserva su cartel identificatorio.
Única construcción de mampostería, muy bonitaLa casa de mampostería y el enorme tanque de aguaLa humilde estación O’CONNOREstación O’CONNORLa precaria estación y su cartelEdificios de durmientes y una gran cisternaDetalles de las paredes de durmientesOtra de las casas construidas con durmientesOtra de las casas de durmientesUna zorra de vía que ahí quedóAljibe
Alguien vive aquí pero cuando pasamos no había nadie, así que no pudimos consultar sobre como salir de allí sin desandar camino, por lo que nos arriesgamos a seguir hacia la próxima, LIBORIO BERNAL.
La huella fue tan mala como la que habíamos hecho pero seguíamos abriendo precarias tranqueras con muy poco uso con la esperanza de no encontrar candados.
Y así logramos llegar a esta estación, mejor dicho, a lo poco que queda de ella.
Tiene una rara disposición ya que hay un pequeño edificio en ruinas muy alejado de las vías, que posiblemente haya sido vivienda, mientras que la estación, como ocurre en otras de este ramal, podría ser un vagón de madera, al que le quitaron los trenes rodantes para dejarlo fijo al suelo. El vagón está literalmente destruido; lo único en pie es un canjeador de fundición, que está casi inalterado.
Ruinas de un pequeño edificio, tal vez una viviendaLas mismas ruinas más un aljibePosiblemente este vagón reformado, ahora destruido haya sido la estaciónEl tiempo y el clima lo vencieronDifícil resistir en estas difíciles condicionesPalancas de señales y allá lejos el canjeadorLo único que se mantiene gallardamente en pieCon un poquito de mantenimiento, creo que funcionaría
A este punto no íbamos a recular y correríamos el riesgo de desandar muchos kilómetros más siguiendo hacia NICOLAS PALACIOS; la misma tónica, es decir huella sin pisar y apertura de tranqueras de alambre. La particularidad de esta estación es que queda muy cerca de una ruta por lo que la chance de una tranquera con candado nos tenía bastante preocupados, más que nada por la eventual demora.
Llegamos a la estación, donde además de un edificio que debió ser una importante escuela, encontramos solo ruinas, un vagón abandonado y repitiendo el esquema de la anterior, el edificio de la estación de nuevo es un vagón de madera acondicionado sin ruedas. En este caso está bastante entero disputando la sobrevivencia con el canjedor de fundición, similar al de Liborio Bernal.
Aquí no vive absolutamente nadie y es uno de esos lugares donde se disfruta intensamente de la profunda soledad patagónica que venía acompañándonos en estos páramos tan remotos.
Lo primero que se ve es el edificio de la escuelaLa platea debió ser vivienda y depósitos, muy alejada de las víasDesolaciónOtro edificio en ruinas alejado de las víasUn vagón que quedó como mudo testigo de otras épocasAljibeRumbo al infinitoLa modesta estaciónEstación Nicolás PalaciosUn pasajero en PalaciosUna pasajera en PalaciosUn mástil y otra construcción demolidaPosiblemente hayan sido los postes del nomencladorIncreíble poste de fundición inglésOtro canjeador «casi» operable
Ahora venía la hora de la verdad, que era salir al la ruta provincial. Y la suerte estuvo de nuestro lado ya que la tranquera estaba abierta!
Habíamos logrado costear las vías por más de 60 kilómetros sin quedar atrapados y casi logramos todos los objetivos sin contratiempos.
Salimos a la RN03 para retomar el regreso, siendo nuestro próximo y último desvío algunas estaciones más al norte de Carmen de Patagones, previo paso a comer unos sándwiches a la vera del río Negro.
Costanera de Carmen de PatagonesCostanera de Carmen de Patagones
Mis vacaciones formales pedidas con tiempo están previstas para marzo, pero un inesperado hueco en el trabajo me «obligó» a tomarme una semanita extra en enero. No tenía nada pensado especialmente ya que fue de improviso, así que pusimos rumbo a mi querida Patagonia sin muchos planes a hacer uno de esos intensos viajes relámpago (literalmente) que me caracterizan.
Pampa 03 tenía que empezar a sentir el rigor y convertirse en un correcaminos, como debe ser.
En el mapita pueden apreciar el recorrido que hicimos, donde en cada uno de esos puntos rojos tengo cosas para contarles de lugares invisibles para el turismo masivo con interesantes historias.
Sólo como anticipo les «resumo»: salimos de casa y dormimos en Sierra Grande, recreamos la vieja traza de la RN25, pasamos por Río Pico, acampamos tres noches en los lagos 3 y Vintter, descubrimos la bonita RP17 entre Corcovado y Tecka, conocimos la parte oculta de la Huella de los Rifleros, recorrimos por dentro toda la caldera de Piedra Parada, acampamos a orillas del río Chubut, nos caminamos todo el Cañadón de la Buitrera, pasamos por Paso del Sapo y Gastre, nos arriesgamos a una tortuosa y desconocida huella desde Gastre a El Caín, conociendo lo que queda de la mina Angela y marcando una confluencia, acampamos en plena meseta de Somuncurá bajo una fuerte tormenta de rayos y truenos, visitamos las estaciones Teniente Maza, Musters y Pajalta del Tren Patagónico, nos asombramos con la mina Gonzalito, descansamos en San Antonio Oeste, hilvanamos tres estaciones más del Patagónico de muy difícil acceso: Vicealmirante O´Çonnor, Liborio Bernal y General Nicolas Palacios y por último también visitamos las estaciones de Cardenal Cagliero, Desvío Salinera, José B. Casas y la sorprendente Stroeder. Finalmente nos alojamos en Coronel Pringles para volver a casa el día siguiente.
Intenso para sólo nueve días, no?
Pronto empieza la saga de blogs donde les cuento los detalles, por ahora les muestro un breve álbum de fotos.
Salimos de NAHUEL RUCA rodeando el cuadro de la estación para terminar de conocer el paraje, pasando frente a la escuela.
Por un poco transitado camino paralelo a lo que fue el terraplén ferroviario, nos fuimos acercando a través de entretenidos diecinueve kilómetros de arboledas y pastizales.
Polvorienta huella costeando las «vías»
Al llegar al lugar donde el GPS nos indicaba CALFUCURA, encontramos un espeso y tupido bosque que escondía completamente las instalaciones ferroviarias en el supuesto que existiesen todavía.
Realmente daba la impresión que nos habíamos equivocado de sitio, ya que recordaba haber visto alguna foto en internet del estilo de Nahuel Ruca.
CALFUCURÁ está metida en ese tupido monte
Dejé la chata al cuidado de Adriana y me interné en la vegetación para ver si encontraba algo.
Después de unos casi cincuenta metros de andar agachado esquivando ramas y pastizales apareció el galpón, increíblemente oculto desde el camino. Muy lejos no podía estar la estación pero todavía no se la veía.
Impecable el galpónImpecable el galpónLa espesa vegetación que rodea CALFUCURÁ
Seguí adelante con cada vez más dificultad porque se sumaron unos arbustos espinosos y no quedó otro remedio que seguir un caminito de animales que no sabía adonde me llevaría.
Pero todo tiene su premio y la estación apareció por fin, completamente cubierta por vegetación y árboles caídos. Está vandalizada, pero no tanto ya que, como les vengo diciendo no está a la vista de depredares ocasionales.
El lugar es muy interesante porque al estar tan aislado parece que uno está en otro mundo.
Ahí adentro estaba la estación…Después de mucho «sufrir», apareció!Completamente tragada por la vegetaciónUn poco de leña en el andénMedio difícil subir a un tren en esa maraña de ramasNomenclador oeste, algo se puede leer aún
Hice un rápido recorrido corroborando que al menos existe un nomenclador y por detrás encontré una huella que tal vez permita llegar desde el otro lado del cuadro.
No me quedé mucho más porque seguramente Adriana estaría preocupada por mi silencio de radio y además tenía que volver para que ella la viera.
De nuevo hice el tortuoso regreso y por supuesto que no pude reproducir por donde había llegado y terminé saliendo bastante alejado de donde estaba Adriana.
Antes de hacerla pasar por todo el ramaje, decidí probar por el otro lado del cuadro y entonces un «paso a nivel» con una tenue huella permitía cruzar las «vías» y luego retrocedía hacia la estación.
La huella que permitió arrimar un poco más
Bueno, desde acá tampoco se la veía pero parecía ser menos espesa la vegetación, así que estacionamos mas o menos enfrente y cruzamos un alambrado rumbo al edificio. De este lado no fue tan difícil llegar y ahora nos abocamos a relevar más detalles.
Empezamos por buscar el nomenclador norte, recorriendo el otrora larguísimo anden pero sólo hallamos restos de las columnas. Entre las malezas ahora apareció el tanque metálico de agua, sorprendentemente oculto pese a su tamaño.
Esto es el andén: un bosque!Poste del nomenclador este en pieLa otra pata, caída en el sueloEl viejo tanque de agua metálico
También pudimos ver que al menos había tres vías de desvío, lo que muestra que era una estación destinada a mucho movimiento de trenes de carga.
Volvimos a ver el edificio que, aún vandalizado, conserva muchos detalles de interés.
El andénUna puerta al andénDivirtiéndonosLa boletería no está…NomencladorParejita feliz!
Valió la pena arriesgar a quedarnos sin gasoil y recortar el paseo del día siguiente.
Realmente visitar este lugar es una experiencia única para apreciar el poder de la naturaleza para retomar el control que alguna vez le arrebató el hombre cuando el camino de hierro se aventuró por aquí.
Veremos como seguimos en función de la reposición de combustible, por ahora nos vamos hacia la laguna La Brava.
Salimos temprano de Ayacucho porque hacia el fin del día todos teníamos que volver a casa y todos estábamos relativamente lejos.
El objetivo del día era acceder al nacimiento del Canal 1, donde justo confluyen los arroyos Langueyú y El Perdido y donde las fotos satelitales muestran algo curioso a descifrar; además, si lo lográbamos, era probable que pudiéramos recorrer su traza y salir «off rodad» hacia la Autovía 2, sin embargo, casi todo era incierto porque teníamos que meternos por dentro de campos privados, pero si no probábamos, nunca lo sabríamos.
Objetivo del día: el punto tripartito Langueyú-El Perdido-Canal 1
Siguiendo las vías del extinto ferrocarril Chas-Ayacucho subimos hacia el norte hasta que hicimos la primera parada en la estación SOLANET, que está habitada y donde nos tuvimos que conformar con sacarle fotos desde lejos.
Edificio de la estación SOLANETGalpón de la estación SOLANET
Un poco más al norte encontramos el arroyo El Perdido, donde unas extrañas construcciones nos llamaron la atención. Y por supuesto las investigamos.
Por lo que pudimos deducir se trata de cámaras para medir niveles y caudales, por supuesto en desuso. Como de costumbre, es llamativa la magnitud de las instalaciones en el medio de la nada, que muestra que alguna vez las cosas se pensaron en grande.
El puente del arroyo El PerdidoLa torre que nos llamó la atenciónEl puente y la torre del arroyo El PerdidoEl puente y otra torre al oeste Otra torre o cámara más baja
Seguimos adelante y ahora nos detuvimos en el arroyo Langueyú, donde una frondosa arboleda esconde no solo el puente vial, sino también el puente ferroviario en desuso. Siendo la hora del mediodía y siendo tan hermoso el lugar, fue el elegido para almorzar, donde nos deleitamos con unos bifecitos al disco, que se habían postergado por el raid de ayer.
El sitio resultó un pequeño impensado paraíso, donde la naturaleza en su máxima expresión intenta retomar el control sobre la acción humana.
El mejor ejemplo es un árbol «comiéndose» los perfiles del robusto puente ferroviario de la traza abandonada. Una postal del «mundo sin humanos».
El arroyo Langueyú y su frondoso bosquecitoEl puente vial sobre el LangueyúEl puente ferroviario sobre el LangueyúPreparando el almuerzo bajo el puente ferroviario: modernos crotos en 4×4La naturaleza, implacable, «comiéndose» el puente ferroviario
Poco más adelante llegamos a Langueyú, donde los que no conocían fueron a fotografiar el viejo almacén y su inmaculado surtidor a manija mientras que yo me ocupé de averiguar si podríamos entrar al Canal 1; las primeras tranqueras estaban abiertas pero no encontraba gente a quien preguntar qué seguía más adelante; al final apareció un puestero que me dio la buena noticia que podríamos seguir sin problemas y que también podríamos recorrer el canal de punta a punta, sin camino muy marcado, claro. Avisé por radio a los demás que se vengan.
El surtidor del almacén de Langueyú
Camino a la confluencia de los arroyos, empezaron a aparecer obras hidráulicas complementarias, como canales y puentes-compuerta parecidas a los que habíamos visto en el Canal 5, evidentemente fuera de operación a juzgar por su estado.
Un canal seco que aporta al Canal 1Puente – compuertaCompuertas tipo esclusa
Bordeando este último canal secundario finalmente llegamos al objetivo que buscábamos, la confluencia de los arroyos Langueyú y El Perdido, donde nace el Canal 1, un punto verdaderamente muy singular, nada que ver con el humilde inicio del Canal 5.
Para empezar el lugar es muy bonito por culpa de una frondosa arboleda en sus alrededores y precisamente en el punto de concurrencia, hay una especie de dique que embalsa parcialmente los arroyos.
Allí se genera una pequeña cascada artificial con escalones para disipar energía y evitar la erosión, con bastante caudal en ese momento. El Canal 1 arranca con un cauce de considerable ancho y profundidad pese a que estábamos en una época de relativa sequía (tengan presente que esto fue a fines de 2022)
El Perdido, antes de la confluenciaEl inicio del canal 1El pequeño embalse generado por los arroyos concurrentesEl pequeño embalse genera una pequeña cascada al iniciar el Canal 1Inicio del Canal 1, con un puente aguas aguas abajoLa cascada del Canal 1El pequeño diqueOtra más de la cascada
A partir de aquí, no hay mas huellas transitadas. La única posibilidad es avanzar por el cauce o por los terraplenes del Canal 1 buscando el terreno más parejo posible.
Aclaro que casi todos estos canales tiene un doble cauce: uno central, de unos pocos metros de ancho y más profundo por el que siempre circula agua y dos cauces laterales, de decenas de metros de ancho, limitados por los terraplenes para poder asumir los caudales propios de las inundaciones. Por estos cauces laterales estuvimos circulando.
Sección del canal
Se nota que muy de vez en cuando alguien sale hacia el este por aquí, pero les aseguro que es bastante tortuoso, a tal punto que desinflamos bastante los neumáticos para soportar los saltos constantes.
Hay alambrados que cruzan el canal, pero en todos los casos siempre había tranqueras de alambre que se podían sortear.
A lo largo de los 25 kilómetros de recorrido, volvimos a encontrar el mismo tipo de compuertas que habíamos visto en el Canal 5. No encontramos ningún puente hasta que llegamos al primer camino vecinal, donde había uno muy importante de construcción metálica reticulada.
Abriendo tranquerasTransitando el fondo del canalUna de las tantas compuertas que encontramosMás compuertas a lo largo del canalUno de los canales secundarios que llegan a las compuertasAlambrados que cruzan el canalTranqueras de alambre que nos dejaron pasarEl cauce se vuelve barrancosoA lo lejos, el primer puenteHermoso puente metálico con viga invertida
Llegado a este punto, si bien teníamos ganas de continuar por este canal hasta la Autovía 2, no nos daban los tiempos, así que apuramos el regreso a través de caminos vecinales que nos depositaron cerca del famoso parador «Al ver verás» pero antes nos detuvimos a curiosear en la estación PARRAVICINI, donde había máquinas destinadas al cambios de vías que no podíamos dejar de ver.
Casi estacionamos arriba del andén…Vagones con balasto esperando ser descargados en las víasMáquina alineadora de rieles
La estación Parravicini
La grata sorpresa fue que lo que de casualidad se nos había negado el día anterior por unos minutos en Dolores, ahora de pura casualidad se nos brindó en Parravicini: justo venía un tren desde Mar del plata que además iba intercambiar el testigo con el jefe de estación.
Filmado por Andres Pino
Y aquí se terminó este recorrido por canales bonaerenses, que seguramente continuará apenas podamos. Hay todavía mucho por investigar.
Dejamos LABARDEN por un camino vecinal que se aleja momentáneamente del ferrocarril pero siguiendo el viejo acueducto Ayacucho-Dolores, cuyos respiraderos sobre la Autovía 2 son siempre tema de conversación y que ahora aparecen bordeando este camino.
Por supuesto paramos a tratar de ver algo más de cerca pero no nos pudimos sacar ninguna duda en el terreno porque estos «totems» son inaccesibles. Generalmente estas construcciones alojan válvulas automáticas combinadas de aire que permiten la eliminación de bolsones de aire que se generan por burbujeo y se acumulan en los puntos elevados y también permiten el ingreso de aire en el caso de vaciado. Otras veces en los puntos bajos de la cañería hay válvulas manuales de drenaje para vaciado y tomas de agua para ganadería. Las que se ven aquí y en la Autovía 2 parecen ser del primer tipo.
Este acueducto tiene más de 50 años y distribuye agua desde pozos que la obtienen en Ayacucho pasando por Fair, Labardén, Maipú y General Guido y Dolores pero llama la atención que no es posible conseguir información histórica fácilmente, de una obra tan trascendente.
Respiraderos con válvulas para purga de aireParece ser una toma de agua en desuso
Al llegar a FAIR nos encontramos con la estación con mucha actividad de obra en construcción, en consonancia con lo que nos habían informado en Labardén.
Maquinaria vial, pilas de durmientes nuevos y viejos y las vías destapadas recientemente hacen renacer la esperanza que alguna vez este ramal vuelva, aunque desde esta visita al día de hoy (agosto 2023) no hay fecha cierta de reinicio.
La estaciónLa estación y maquinaria vialLas vías hacia AyacychoEl galpón con una forma de techo curiosaLa estación y maquinaria vialDurmientes nuevos y viejosLas vías hacia LabardénLas vías hacia Labardén
Pensar que este ramal se inauguró en 1885 y ahora en 2023, apenas si somos capaces de poner las vías en condiciones…
El nombre de la estación es un homenaje a Juan FAIR, vicecónsul de Inglaterra en Bs As y miembro del primer Directorio del Ferrocarril del Sud en 1861.
Con el advenimiento del ferrocarril, se generó un pequeño poblado cuyo epicentro eran la escuela y un boliche de ramos generales, que aún sobreviven.
En el almacén aún hay muchas cosas interesantes empezando por la amable atención de la dueña y por la cantidad increíble de reliquias de épocas pasadas, mezcladas con artículos actuales.
Se respira pasado…
Almacén de Ramos generales en su estado casi original pero funcionandoConviven productos actuales con el baqueteado mostrador de estañoLo que se te ocurra, acá está!Hay de todo!Papel higiénico RAMBLA???Ginebra BOLS y Hesperidina BAGLEYBalanza de cocina
Cancha de Bochas, aún en uso
Dejamos FAIR para dirigirnos a AYACUCHO a almorzar y después a ir investigar el Canal 5 para cerrar el día, que por suerte nos había perdonado climáticamente.
Después de la fresca noche en el atestado quincho de la estancia Talagapa (nadie se levantó a alimentar la estufa a leña), nos aprestamos a retomar el itinerario planeado, ya con un día de «atraso».
Nos despedimos de Gerardo , agradeciendo su hospitalidad y nos dirigimos a Gan Gan ya que las chatas estaban sedientas. Todavía había bastantes restos de la nevada de la noche del viernes.
Todavía la nieve de dos noches atrás resistía en los sitios con poco sol
Repostamos combustible en Gan Gan y bajamos por la RP11 pasando por Chacay Oeste y dejando a un lado el desvío a El Puntudo.
Los clásicos picos truncados de Somuncurá se extienden hacia el sur en la RP11
La escuela albergue de Chacay Oeste
Caserío alrededor de la escuela en Chacay Oeste
Al pasar por Bajada Moreno nos dividimos y con Elsa fuimos a investigar para ir hasta El Mirasol en forma más «corta» por una huella alternativa que atraviesa el arroyo Mirasol Chico y cruza una alta sierra en dirección al sur. Los otras dos chatas siguieron hasta Bajada del Diablo para averiguar cómo acceder al campo de aerolitos.
Nuestra excursión terminó en el puesto de Don Oscar Fernández después de mucho dar vueltas, quien nos confirmó que la huella existió pero que era imposible recorrerla ya que las lluvias del año pasado la habían destruido (Él no pudo hacerla con un tractor pese a su especial interés por reabrirla).
Ó se iba por las rutas provinciales o había que retroceder hasta el desvío a El Puntudo, donde había otra más o menos huella paralela a la que buscábamos.
Uno de los puestos que visitamos buscando la salida directa a El Mirasol
Los demás se quedaron esperándonos en Bajada del Diablo frente al mítico Bar El Palenque, donde Oscar, el encargado los agasajó con empanadas y milanesas de guanaco, escabeche de perdices y hasta les regaló un garrón de jabalí para nuestros huevos revueltos futuros. Cuando llegamos, por suerte nos habían dejado algo y pudimos degustar todo eso. Nunca comí milanesas tan ricas
Llegando a Bajada del Diablo
Mítico Bar El Palenque, postal de Bajada del Diablo
Oscar, el amable anfitrion del Bar El Palenque, posando con nosotros
El delivery de El Palenque llegó a la caja de las chatas, con milanesas de guanaco!
¡Qué cosa más rica!
Elsa y yo comimos en el boliche
Darío se adueño del mostrador en un descuido
Transmitimos la novedad que el atajo a El Mirasol no estaba disponible y que la alternativa de El Puntudo no era viable por el horario, así que con los datos que habían recolectado previamente fuimos en busca del campo de aerolitos.
Este campo de aerolitos lo conocí a través de los «trabajos prácticos» que nos hacía a hacer Federico Kirbus para probar a los recién iniciados en la concurrencia a su Peña 5×5. Federico me había pasado algunos datos allá por 2007, los investigué y le prometí visitarlos alguna vez: 16 años después estaba cumpliendo mi promesa al Maestro, tarde pero seguro.
Según el interesante informe que podés leer AQUÍ, hay más de 100 impactos en la zona, ocurridos entre 130.000 y 780.000 años atrás; el problema es que hay muy pocas huellas para acercarse y la vegetación no es muy amigable que digamos, así que le apuntamos a tres sitios que habíamos identificado en las satelitales que estaban entre 200 y 1000 metros de una huella mas o menos transitable.
La zona es bastante montañosa e interesante hasta que se alcanza la planicie de la meseta donde cayeron los aerolitos, a la postre es una estribación de la zona sur de Somuncurá. Llegamos al más cercano y salimos a caminar en su búsqueda.
Bueno, debo decir que las expectativas que teníamos no se colmaron: encontramos los supuestos lugares de impacto pero quedaron muy lejos de lo impresionantes que habían sido los tres de la meseta de Canquel o el del cráter de Bajo Hondo en Gan Gan, donde los huecos generados eran enormes y bien visibles. Posiblemente no ubicamos al mejor ejemplo de todos y lo que describa no sea representativo.
En los tres casos que pudimos verificar, efectivamente aparecieron unos claros bien definidos con llamativamente muy poca y diferente vegetación al entorno. Algo extraño sin duda debió pasar. Si existieron un cráteres, fueron de poca profundidad y fueron rellenado por sedimentos, al menos para esta pequeña muestra que relevamos. Lo que no se explica es por qué la vegetación es diferente.
Noten la diferencia de vegetación el entorno
Pese a mis dotes de radomante no hallé nada…
La regla dice que el cráter tiene aproximadamente 20 veces el diámetro de la piedra que lo causó, en estos casos nos indica que las piedras a lo sumo eran de 5 metros de diámetro-
Por otra huella no relevada intentamos dar con algún otro pero ya el entusiasmo de los aerolitos ya había bajado y el tiempo corría. Decidimos continuar con la expedición por otros rumbos. Siempre nos apremia el tiempo.
Seguimos por la RP11 dejando atrás el cruce con la RP61 y después de cruzar el ancho cauce seco del arroyo Perdido nos desviamos a la derecha por la RP40, todas ellas en excelente condiciones. Al llegar al cruce a El Mirasol, pese a que estaba oscureciendo, nos desviamos para por lo menos asomarnos a este remoto lugar que siempre había visto en letreros de la RN25. Si había algún lugar bueno, hasta podíamos llegar a acampar, recordando la noche de El Caín.
Volvimos a cruzar el río seco, encontramos unas fascinantes formaciones trabajadas por el agua y el viento y caímos en el poblado de El Mirasol, donde por supuestos nos tomaron por marcianos. Quién puede venir a hacer turismo aquí? – seguramente se preguntaban. «Casualmente» se nos acercó un auto para saludar y era el policía a cargo del destacamento, que si bien estaba de franco debió ser alertado por los vecinos de tres chatas dando la vuelta al perro en el poblado.
Increíble paisaje cercano a El Mirasol
El Mirasol
Capilla de El Mirasol
Concluimos que era mejor no quedarnos y tratar de llegar a alguna hora razonable a Las Plumas, con la esperanza de alojarnos en el viejo hotel, cosa que finalmente ocurrió ya que justo encontramos dos habitaciones disponibles para todos, es decir cinco en una quíntuple y Elsa cómodamente en una cuádruple.
Hasta tuvimos tiempo de cenar antes de ir a descansar. Otro día terminado.
Mañana le apuntaríamos otra vez a la remota meseta de Canquel.