1 de octubre de 2024

<< VENIMOS DEL BOSQUE PETRIFICADO DE JARAMILLO

Con la incorporación de Adriana y Ernesto, la caravana de los eclipsados ya contaba con cinco vehículos, que partieron todos juntos hacia el sur con la idea de llegar a Lago Posadas, desde dónde en función de la nubosidad del día siguiente decidiríamos adonde dirigirnos.

El día sería un tranquilo paseo por los alucinantes paisajes que siempre depara la RP41 y de algún modo «descansar» del trajín de los días anteriores, ya que acumulábamos cerca de 3000 km en tres días.

RN40 hacia el sur, disfrutando de los paisajes coloridos del Río Pinturas hasta que pensando en las alternativas para el eclipse, entramos a preguntar si podríamos verlo dentro de la estancia La Vizcaína, donde alguna vez conocí al propietario y tiene buenos lugares para acceder a la meseta del lago Buenos Aires. Se acordó de los locos confluencieros del 2008 cuando hicimos LATITUD 48 y nos dijo que no tenía problemas en recibirnos. Ya teníamos reserva en ese lugar si hacía falta!

Pocos kilómetros después dejamos la RN40 y nos adentramos en la RP105, que te conduce por primero por paisajes de estepa, hasta encontrar el inmenso y aislado lago Ghío. donde las montañas hacen su aparición como prólogo del Paso Roballos.

La cantidad de nutridas manadas de guanacos en esta ruta es increíble. En todas las rutas patagónicas cruzar guanacos es algo común peronunca había visto tantos juntos.

Sólo en una manada que se nos cruzó contamos más de 100 ejemplares; seguramente la cercanía del Parque Nacional Patagonia, donde se encuentran protegidos, es un fuente inagotable de reproducción únicamente amenazada por la presencia de pumas, que indudablemente no alcanzan a balancear el número o tal vez se ocupan de las ovejas que son más fáciles de cazar.

El lago Ghío nos cautiva con su color turquesa y su vasta extensión a lo largo de la RP105. A medida que nos acercamos a la exquisita RP41, los paisajes se tornan aún más hermosos.

En el cruce de ambas rutas, nos reagrupamos y descubrimos que Ernesto tenía roto un tensor de la suspensión trasera. Aunque podía continuar, recomendamos que se dirigiera lentamente hacia Lago Posadas para repararlo y evitar riesgos. El resto del grupo seguiría hacia Paso Roballos y, posiblemente, subiríamos a la parte alta de la RP41 para experimentar la nieve que, en esta época del año, suele bloquear el camino. Sería la excusa perfecta para disfrutar de los paisajes de esta ruta escénica sin igual.

Efectivamente, llegamos hasta el Paso Internacional y en el regreso, cruzamos el río Roballos e iniciamos el ascenso. El clima, que había estado soleado, cambió repentinamente a nublado, comenzando con lloviznas y luego con aguanieve. No se veían huellas previas en el camino, señal de que nadie había pasado antes. La nieve acumulada desde el invierno se hizo presente a partir de los 1000 metros sobre el nivel del mar, y los bancos de nieve eran cada vez más grandes hasta que, al alcanzar los 1250 metros, ya no era seguro continuar sin asumir riesgos. Nos volvimos satisfechos.

Al descender, el clima volvió a cambiar y ahora fue el momento de las buenas fotos con el paisaje soleado.

la sorpresa fue un tremendo arco iris en el medio de las montañas que nos cautivó. Un regalo inesperado de la naturaleza.

No estábamos lejos de Lago Posadas y era temprano, así que optamos por la senda que te conduce directamente al istmo que separa el lago Posadas del Pueyrredón. Es una huella muy angosta y zigzagueante y muy entretenida que vale la pena hacer. El día se había vuelto soleado de nuevo.

Al llegar a La Angostura, nos dividimos. Adriana y yo habíamos tomado el compromiso de visitar a nuestros amigos de Suyai y eventualmente nos quedaríamos allí; los demás siguieron a Lago Posadas, donde tenían reserva de alojamiento y de paso se encontrarían con Ernesto. para ver si había solucionado su problema.

Quedamos en encontrarnos en Lago Posadas en la estación de Servicio a las 8:30 para decidir dónde veríamos el eclipse. Aquellos que se dirigieron directamente a Lago Posadas no pudieron resistirse a visitar el Arco de Piedra.

Aquellos que se dirigieron directamente a Lago Posadas no pudieron resistirse a visitar el Arco de Piedra; mientras tanto, nosotros optamos por quedarnos en Suyai, deleitándonos con un atardecer de ensueño y nos libramos de montar la carpa al encontrar justo un dormi disponible.

Fue un placer reencontrarnos con Roberto y su esposa, quienes, como siempre, nos brindaron momentos muy agradables de conversación. Siempre sentimos la necesidad de regresar a Suyai, otro de mis rincones favoritos en el mundo.

Aprovechando que teníamos internet estuvimos viendo adonde nos dirigiríamos mañana para ver el eclipse ya que por todos lados el pronóstico indicaba alta nubosidad, especialmente más al sur donde el oscurecimiento era máximo.

Mañana habría que decidir sobre la marcha, rumbo al eclipse.